Cómo sobrevivir a la edad de los porqués

Soy mámá de una eterna preguntona. Mi hija me atiza constantemente con las preguntas más disparatadas, poniendo a prueba mi poca paciencia. Si esa es tu situación, lee esto.

Pilar Ochoa Mendez

Soy mamá de una eterna preguntona. Mi hija me atiza constantemente con las preguntas más disparatadas, poniendo a prueba mi poca paciencia. Si esa es tu situación, lee esto.

“Mamá, ¿por qué detuviste el coche?” “Mamá, tengo hambre”. “¿Mamá, por qué esa señora se vistió de muchos colores?” “¿Ya casi llegamos?” “Mira mamá, ¡Peppa!”

De un tiempo a la fecha, cada vez que vamos juntas en el coche pareciera que mi hija se propone taladrar mi cabeza con su preciosa y aguda voz, constante, imparable. Algunos días lo único que deseo es prender el radio a todo volumen y disfrutar de cinco minutos sin preguntas.

Sí acaso debes releer: 14 cosas que todo niño pequeño quiere que sus padres entiendan.

Cuando nuestros hijos preguntan todo

Pero esto sucede no solo en el auto. Mañana, tarde y noche, ella quiere saber por qué ayer le dejaron tarea, por qué hoy no, qué vamos a comer, por qué las espinacas son verdes y por qué no la dejo comer cinco paletas por la tarde. ¡Es injusto!, reclama, y reconozco en su tono el de una de sus caricaturas favoritas.

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Más de una vez he contestado con un suspiro impaciente, incluso con un grito. Mi pequeña lo quiere saber todo, de todo quiere opinar, y su madre no siempre tiene la paciencia o la disposición para contestarle.

Aprovecha este tiempo

Pero entonces de un recóndito rincón en mi cerebro llega el recuerdo de un buen consejo que recibí hace tiempo: “Va a crecer. Llegará un momento en el que no acudirá a ti cuando dude acerca del origen de las flores o el olor de la lluvia, y entonces vas a extrañar esta etapa. Aprovecha.”

Suspiro y, haciendo acopio de paciencia, me dedico a contestar cada una de sus interminables preguntas. Muy pronto aprenderá a preguntarle todo a sus compañeros o a Internet pero hoy, tengo el honor y la oportunidad de traducir el mundo para mi pequeña exploradora.

Todos los niños son exploradores

El recién nacido observa todo con atención; el bebé de meses comienza a desplazarse e introducir todo en su boca, desde sus manitas regordetas hasta la tierra del jardín; el pequeño de 2 a 3 años, con un lenguaje mucho más sofisticado, se aprovecha de éste para aprender del mundo.

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La llamada “edad de los porqués” habla de un hito en su desarrollo intelectual, crecimiento en su vocabulario y habilidades de comunicación. Padres y educadores podemos aprovechar este momento para fomentar la curiosidad, el autoaprendizaje y reforzar su autoestima. Te comparto algunas ideas que me han ayudado:

1. Rompe el círculo vicioso de preguntas

A sabiendas de que los niños disfrutan de la repetición que les da certeza y seguridad —no en vano te piden la misma película una y otra vez—, podemos romper el círculo vicioso cuando la pregunta se ha repetido demasiado para nuestra limitada paciencia. Intenta, primero, darles una respuesta fantasiosa: “¿Por qué se va el sol?” “Porque quería una galleta de frijoles con cosquillas”. Ambos se reirán de la ocurrencia, o bien puedes fomentar la curiosidad: “¿No fue por galletas? ¿Entonces por qué crees que se ha ido el sol?” Al regresarle la pregunta, le invitas a pensar y juntos pueden dialogar hasta encontrar la respuesta.

Relee: Aprende a sobrevivir la maravillosa curiosidad de tus hijos.

2. Da respuestas ciertas y sencillas

Recuerda que tu hijo está aprendiendo. Debe saber que puede confiar en que siempre le dirás la verdad. La terapeuta mexicana Mercedes Arena usa un ejemplo muy práctico: Cuando haciendo las compras tu hijo te pida comprarle algo, evita contestar: “no tengo dinero” o “no alcanza”, pues al momento de pagar, verá que sí había dinero o bien esa “tarjetita mágica” con la que pagas. Sé clara: “No vinimos por lápices de colores”, o bien: “Tenemos dinero suficiente para comprar fruta y verdura, no chocolates”.

Fomenta en tu pequeño la búsqueda de la verdad, a ese pequeño científico que, ¿por qué no? tal vez descubra algún día la cura contra el cáncer.

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Mira este artículo: 5 formas en que estás arruinando la autoestima de tu hijo —sin saberlo.

3. Haz acopio de paciencia y contéstale, siempre

Este consejo también es para mí. Ojalá, cuando vengan años más difíciles, mis hijos sepan que siempre pueden acudir a mí. Que sepan que dejaré todo para mirarles a los ojos y contestar sus dudas, por más extrañas que resulten.

Por supuesto, ¡hay tanto que no sé, hay tanto que no sabes! Por eso debemos formarnos, seguir sitios como éste, donde encontramos herramientas para ser mejores esposos, padres, personas. Investiga acerca de las etapas de desarrollo de tus hijos para acompañarles de la mejor forma posible.

Al contestar cada pregunta, por más disparatada que pueda resultar, estamos validando el deseo de aprender de nuestros hijos: tú eres importante, tú puedes aprender, descubrir, crecer en un entorno seguro, y yo estoy aquí para ti.

Porque aunque no me lo preguntes, espero que cada una de mis respuestas te diga: hija, te amo.

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Pilar Ochoa Mendez

Pilar es pedagoga, está convencida de que su forma de cambiar al mundo es a través de la familia y la educación. Le encanta leer, mirar televisión y una buena discusión, incluso cuando no gana.