Comparte esto si amas a Dios

¿Cambia verdaderamente nuestra relación con Dios lo que publicamos o afirmamos en redes sociales?

Marilú Ochoa Méndez

Hoy cumple tres años tu hijo. Sientes que tu día no puede comenzar bien, si no dedicas varios minutos a pensar un mensaje amoroso para él, para luego publicarlo en las redes sociales. ¿Te has preguntado por qué? ¡Si él aún no sabe leer!

Las redes sociales, en concreto Facebook, son un escaparate por medio del cual comunicas a tu gente lo que piensas y sientes. Compartir la alegría profunda que ha traído a tu vida ese pequeño ser es inevitable. Sin embargo, si en verdad deseas que tu hijo sepa cuánto lo amas, lo más propio será tomarlo entre tus brazos, dedicarle tiempo y hacerlo sentir especial.

La fe se experimenta en Cristo

Por otra parte, la relación que los hombres vivimos con Dios, requiere mucha convivencia. Estar cerca del Señor implica conocer a fondo la vida de Jesús, dedicar tiempo real a comunicarnos con Él, leer la Biblia, asistir a la Iglesia, compartir Su amor con nuestros hermanos a través del servicio.

Volvamos al tema de hacer sentir a tu hijo tu amor en su cumpleaños. ¿Servirá de algo publicar su foto de recién nacido en Instagram, todo lo que representa para nosotros en un tweet (tuit) y “lo que estoy pensando” sobre cómo ha cambiado mi vida en un nuevo estado en Facebook? Esto es una manifestación de lo que este pequeño ser trae a tu vida, pero por cierto, no debería ser lo que más te preocupara.

Y lo mismo sucede en tu relación con el Salvador. Concentrar la demostración de nuestra fe solamente en lo compartido en redes sociales es una tentación superflua. Puede ser algo que nos salga del alma, sí, pero puede ser también solo una pose. La diferencia entre las dos posturas la conocen solamente tu Señor y tú.

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Es bueno compartir tu fe

¿Sabes qué es un meme? Muchos teóricos hablan de que el término se originó en los 70´s por el zoólogo y científico Richard Dawkins, quien se refirió a un “meme” como la unidad mínima de información que se puede transmitir. Hoy, un meme es una construcción multimedia que se replica en Internet persona a persona compartiendo un significado cultural. En mucho, los memes que circulan hablan de la forma de pensar de la sociedad. Por ello es que su viralidad (el número de veces que se comparte) depende de qué tanto se identifique el cibernauta con él.

Existen muchos memes actualmente que afirman que si amas a Dios, debes compartir el mensaje, que si crees en Jesús, debes escribir “amén”. Su mensaje pretende posicionar un contenido religioso en el contexto personal de los miembros de una red social, y compartirlos es bueno si así lo deseas. El problema existe cuando el muro de la persona se convierte en un escaparate vacío de estereotipos, y la fe entonces deja de ser un proceso personal para convertirse en algo que se presume más por un tipo de presión social que por convencimiento propio.

Relee: Honrar nuestras creencias, el camino para agradar a Dios.

No “debes” compartir nada para aumentar tu fe, ni demostrar tu amor a Dios

Personalmente, encuentro indignantes muchos mensajes que esconden un chantaje para los que creemos en Cristo afirmando que “Cristo nunca nos negaría, pero seguro tú olvidarás este mensaje y no lo compartirás”. Y acto seguido prometen que se cumplirán tus deseos, o que tal santo te concederá eso que tanto te preocupa por las noches. Entonces mágicamente, al apretar un botón, jalas un hilo invisible que se dirige directamente hasta el Cielo y éste hace que los ángeles presenten a Dios tu petición en línea directa. Y la cosa no se queda ahí: ¡quien creó el meme te asegura que obtendrás lo que siempre has deseado!

¿En qué momento decidimos creer estos mensajes baratos que trivializan y convierten en superstición algo tan valioso y puro como la fe?

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Relee: ¿Confías en la voluntad de Dios?

El mandamiento más importante

Un maestro de la Ley, queriendo confundir a Jesús y tenderle una trampa, le preguntó al Maestro cuál era el mandamiento más importante. Los judíos tenían cientos de prescripciones, y la intención del fariseo no era pura, pero el mensaje de Jesús en ese momento resume hermosamente aquello que todos nosotros como cristianos, debemos vivir: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” -le respondió Jesús-. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. (Mt 22: 34-40).

Lo más valioso es amar a Dios y después, amar a nuestros hermanos. Si en verdad deseamos demostrar nuestro amor a Dios, miremos mucho más allá de lo aparente, y procuremos de corazón demostrarlo en el perdón continuo, en un trabajo bien hecho hasta el último detalle, en la paciencia casi heroica ante los defectos ajenos y propios, en el silencio cuando preferimos quejarnos o reclamar (a veces justamente). Porque es en estas muestras, más que en el show y el alarde, donde se encuentra la verdadera fe.

Te invito a leer: La importancia de vivir tus creencias.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.