Confía en Dios, dejar las cosas en sus manos siempre es la mejor opción

Él siempre sabrá lo que es mejor para ti, confía en Él.

Erika Patricia Otero

Si crees en Dios, en su sabiduría y su amor, seguro que te has arrodillado y hablado con él, confiando cada paso que das o deseas dar a su conocimiento.

Orar es la manera como solemos buscar su apoyo y respuesta a nuestras suplicas; sin embargo, muchas veces esas oraciones no son respondidas —o por lo menos no como nosotros deseamos— esto hace que sintamos que estamos hablando al vacío, que perdemos la esperanza o que sintamos que vamos caminando sin la certeza de la dirección que debemos tomar.

La verdad es que SI las escucha, solo que, o bien no las responde cuándo y cómo tu deseas, o simplemente estás tan desesperada que no ves cuando llega la respuesta; pero créeme cuando te digo, sea como sea Dios siempre tendrá la razón.

¿Por qué confiar?

Por qué Dios es capaz de ver todo lo que concierne a ti: tu pasado y presente, tus dolores y alegrías, tus debilidades y fortalezas, tus amores y odios; con eso en mente, Él actúa según lo que necesites para que seas mejor o para que incluso aprendas una lección.

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Cómo y cuándo sé que Dios ha actuado para favorecerme al negarme algo

Desde mi propia experiencia puedo decirte que solo te darás cuenta cuando “voltees a mirar hacia atrás”; si, justo en tus recuerdos, es solo en ese momento cuando reconocerás que la manera cómo ocurrieron las cosas, era lo mejor que podía pasarte.

Te voy a contar un episodio de mi vida que refleja lo que te estoy diciendo.

Hace años, para ser exacta en 2011, emigre al extranjero en busca de un futuro mejor. Deseaba quedarme en ese país, quería trabajar en lo que pudiera, siempre y cuando fuera honesto y aunque eso significara quebrarme el alma de sol a sol.

Trabajaba duro para sobrevivir, quería quedarme ahí, así que comencé a tramitar mis papeles con el fin de obtener la residencia.

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Yo oraba día a día para lograrlo; la verdad no deseaba regresar a mi país natal, estaba huyendo de una serie de circunstancias que quería sacar de mi vida. Pese a eso, a esforzarme y hacer las cosas bien, el día que fui a una de tantas entrevistas que me hacían en la oficina de inmigración, me dijeron que tenía hasta el 17 de Abril de 2012 para salir del país.

Debo decir que la tristeza me embargo, estaba decepcionada de tener que regresar a casa; así que sin más remedio aliste mis maletas y decidí que si tenía que regresar a mi hogar, lo haría antes de que llegara ese día porque no tenía deseos de tener problemas legales.

Una semana antes de que llegara el 17 de ese mes emprendí mi viaje de regreso a casa. Había orado, había hecho todo lo que estaba al alcance de mis manos, había soportado lo que nunca en mi vida había tenido que aguantar; y ahí estaba yo, de regreso a un lugar que me había cerrado todas las puertas y en el que había perdido la fe.

A pesar de a toda mi decepción, llegar a casa y ver de nuevo a los míos me dio fe y energía renovadas. A los pocos meses conseguí un empleo y aunque no duro mucho, aprendí cosas que no sabía de mí.

Luego, conseguí un empleo en lo que siempre anhele; y acá estoy, superando pequeños baches, viendo la vida de una manera diferente, más positiva y feliz.

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Si, hubo un momento en el que me detuve y miré atrás. Eso me permitió darme cuenta que lo que yo quería no era lo que me convenía, que Dios había pensado en grande por mí y me puso todo en el camino para que la vida fuera mejor para mí.

Sé que tenía que aprender una lección y darme cuenta de mis capacidades cuando busque otros rumbos.  Ahora tengo una buena vida, si bien no como la soñaba, es mejor de lo que pude llegar a imaginar.

El precio de todo es la fe

Entiendo que es difícil desprenderse del orgullo y ser humilde al permitir que Dios dirija tu vida, pero como ya expuse antes; Él lo sabe todo y conoce lo que es mejor para ti, así que confía y verás cómo tu vida se transformará en algo mejor de lo que esperabas.

Fe es confiar en lo que no se ve, fe es caminar con la esperanza de que al final, todo va a salir bien aunque todo esté gris y nublado. La fe es la luz al final del túnel.

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No importa que tan desesperada o desilusionada estés por ese hombre especial que no llega, por ese hijo que no ha podido ser engendrado, por ese dinero que no lograste conseguir prestado o ese empleo que perdiste.

Sigue trabajando duro, sigue esforzándote y sigue orando y confiando en Dios, con fuerza, amor y fe, y verás cómo, tan pronto como decidas dejar todo en sus manos y a esperar con paciencia, lograrás algo mejor de lo que deseabas, yo te lo digo por mi propia experiencia.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.