Consejos para combatir la violencia verbal desde casa

La forma como nos hablamos unos a otros sí importa. Existen muchas agresiones verbales que pasan desapercibidas y que lastiman continuamente. Veamos cómo corregirlas y evitarlas.

Marilú Ochoa Méndez

Es sorprendente cómo se ha generalizado la agresión en el mundo de hoy, y cómo la aceptamos y promovemos casi sin darnos cuenta. No es que uno tenga que ser muy grande de edad para asombrarse con el tipo de palabras altisonantes que usan las jovencitas de dieciséis años para referirse unas a las otras, apodos despectivos que las mismas chicas permiten que les digan sus amigos, canciones denigrantes que cantamos y bailamos en el bar de moda. Parece no afectarnos, pero esta pegajosa ola de inmundicia no solo se mantiene en el aire, sino que refuerza acciones y pensamientos, con consecuencias devastadoras para todos.

La violencia es un iceberg

Como sabes, el iceberg es un bloque de hielo que flota en el mar. Su característica principal es que su peligro y dimensiones van mucho más allá de lo que se mira a simple vista. Lo mismo ocurre en la forma despectiva que se ha puesto de moda para referirse a las mujeres “sin que pase nada”. Entonces, lo que parecen simples bromas que se escuchan en la calle y parecen asunto de nadie, cobran trascendencia cuando la persona a quien se las comentan es tu hija, tu hermana, tu madre o tú misma.

Generalizar y normalizar la agresión

“Si te falto al respeto, y luego culpo al alcohol, si levanto tu falda, ¿me darías el derecho a medir tu sensatez?” Ésta y otras letras en canciones de moda que cantamos sin pensar, van generando tolerancia y costumbre. Entonces, —piensan las chicas— es “normal” que los muchachos sean groseros y atrevidos: actúan así solo porque les atraemos.

El papel de los padres

A todo esto contribuimos los padres cuando no mostramos el comportamiento adecuado. En videos como este se muestra la riqueza que se obtiene para los hijos cuando papá y mamá los tratamos con respeto y amor, de manera que les mostramos lo que deben permitir y lo que deben evitar en sus relaciones futuras.

Mira en este otro video, la primera cita de una pequeñita donde su papá la trata con una gran delicadeza y le eleva tremendamente los estándares, para no aceptar a cualquier muchacho ni conformarse con que alguien “le hable bonito”.

Advertisement

Puedes leer: 4 regalos que un padre necesita hacerle a su hija

Detener la violencia es sencillo

La psicóloga Ada Padró, especialista en manejo y resolución de conflictos, afirma que “la violencia nos arropa en una epidemia que no discrimina ni por sexo, edad o clase social. Es nuestra sociedad una excesivamente agresiva e intolerante”.

Si te preguntas, ¿qué puedo hacer yo? El primer paso será detectar la agresión cuando se presente, nombrarla y manifestar que no se aceptará más hacia ti, tampoco hacia los tuyos ni hacia los ajenos. Aquí, algunos consejos más:

1. Observa tu forma de hablar y la de los tuyos

La puertorriqueña Ada Padró, añade también que: “la forma de hablar puede provocar emociones y reacciones intensas. La violencia verbal, muy en especial la oral, es aquella en la cual por la elección de palabras, entonación y volumen de voz se trata de dominar a otra persona, logrando provocar en ésta sentimientos de impotencia, rabia, humillación, vergüenza, inutilidad y vejación”.

2. Analízate

Es importante que detectes la delgada línea entre comunicación y agresión. Analiza cómo hablas, cómo te hablan y lo que permites. Muestra a los tuyos la forma de resolver los conflictos de manera sencilla y a través del diálogo; evita chantajes, subir la voz y procurar dominar con tu forma de expresarte.

Advertisement

Te invito a leer también Palabras mágicas para definir el futuro de tus hijos

3. Ten cuidado con lo que miras, escuchas y cantas

Hay que poner atención a los contenidos que dejamos entrar en casa a través de la televisión, Internet y las series que miramos. También al tipo de música que escucha y canta nuestra familia. El primer paso es ser conscientes del mensaje que cada contenido nos brinda.

Te invito a leerA ella le gustaba la gasolina, y echó a perder su futuro y el de sus hijos

¿Has escuchado la frase “Es mejor encender una vela que maldecir la obscuridad”? Es perfecta para animarnos a empezar ya. Un poco de dulzura, de cariño, de ternura y amor, brindado por ti y por mí cada día, hará la gran diferencia.

Toma un momento para compartir ...

Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.