Consejos para que la vida no se te vaya en quejas y lamentos

La vida nos trae a todos situaciones o pruebas que tenemos que afrontar, pero solo depende de nosotros la actitud que adoptemos al pasar por ellas. Disfrutemos de nuestra estancia en este mundo y no la desperdiciemos quejándonos.

Jossy Andrade Batalla

¿Te has dado cuenta cuántas veces al día te quejas o maldices por algo que no sale bien?, ¿acaso en la vida nos va tan mal como para quejarnos? O simplemente ¿es una forma de echarle la culpa a otros? Cuando he tenido la oportunidad de estar con alguien que pasa cada momento de su vida quejándose o maldiciendo, he observado que no logra cambiar nada con esa actitud.

Hace tiempo me tocó trabajar con una mujer que cuando llegaba a la oficina se quejaba de todo: del clima, de por qué no pasó el autobús, o hasta de haberse despertado 10 minutos tarde y de ya no tener tiempo de hacer las cosas como las había planificado. En el trabajo maldecía a su computadora, a su impresora, al lápiz, a los compañeros de trabajo y hasta su propio jefe, aunque por su puesto nunca lo hacía frente a él. El ambiente de trabajo era muy pesado por su culpa y lo peor es que en verdad las cosas parecían ir de mal en peor todo el tiempo.

Desafortunadamente parece ser el mal de esta época y puede darse en el trabajo o en el hogar. Algunos dirán que es el estrés, la vida diaria, que ya no les alcanza el tiempo o que sus responsabilidades son mayores, pero ¿es justificable?, ¿vale la pena?, ¿logramos algo con maldecir o quejarnos?, o ¿es una forma de culpar a otros de lo que puedo corregir pero no quiero hacer?

Cada uno de nosotros tiene sus propios retos cada día, el Dr. César Lozano siempre dice: no es lo que nos pasa lo que nos afecta, sino como lo tomamos.

A continuación hay unos tips para darte la oportunidad de disfrutar más de la vida y tener una buena actitud ante ella. Obviamente esto no es tarea de un solo día, tienes que hacerlo a partir de hoy y para siempre, porque continuamente habrán situaciones difíciles:

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Agradece por lo que tienes

Una buena forma de empezar el día es agradeciendo por cada una de las cosas que tienes. Quizá te hagan falta otras, pero revisa tu lista de las cosas buenas y no salgas de tu casa sin dar gracias.

Organiza tu tiempo

Cuando la gente sale con prisa, suele tener el reflejo de maldecir cuando las cosas no salen como previsto, pero recuerda de quién es la culpa. De seguro no es la del chofer del autobús, ni la del tráfico, sino probablemente la culpa de esos minutos que te faltan porque no calculaste bien tu tiempo y que hacen toda la diferencia.

Escucha buena música

Hay un dicho: la música calma a las fieras. Un estudio ha comprobado que el escuchar música estridente al momento de hacer nuestras actividades puede alterarnos sin que nos demos cuenta.

No permitas que otros hagan que tomes una mala actitud

Todo se contagia sea bueno o malo. Si otro maldice o se queja, tú no hagas lo mismo. Si es posible retírate de esa persona, y si no puedes, piensa en cosas mejores y que su mal humor no haga que tú sientas lo mismo.

Ocúpate en lugar de quejarte

Si la solución está en tus manos pon atención a lo que estás haciendo, de esa forma lo harás bien desde el primer intento. Si no está en ti, trata de tener paciencia y evita desesperarte, respira profundo y ¡sigue adelante!

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Las palabras no se olvidan

Hay ocasiones en las que dices cosas que lastiman mucho cuando maldices o te quejas. Es mejor evitar hacerlo porque probablemente vas a herir a la persona que menos tiene la culpa. No sigas el dicho “no es quien te la hace sino quien te la paga”.

Cuando tenemos un mal hábito como del que he hablado, es difícil erradicarlo, pero no imposible. Empieza con poquito, paso a paso y tú mismo serás más feliz, y podrás contagiar a otros con tu buen ánimo.

Antes de hablar piensa un poco y establece la meta de no quejarte. Cuando hagas esto te darás cuenta que es más fácil aceptar las vicisitudes de la vida. Venimos a este mundo para ser felices, no para desperdiciar nuestro tiempo maldiciendo y quejándonos.

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