Cuando gotea la tubería de la comunicación.

¿Qué sucede si no aprendemos a comunicarnos adecuadamente y no sabemos expresarnos sin reproches o quejas? Toda nuestra vida se convierte en una gotera continua que carcome el amor y la paz de hogar. Aprender a comunicarse es esencial.

Marta Martínez Aguirre

Manuela se levanta cada día a las seis de la mañana, apronta el mate y enciende la radio. A lo lejos un pájaro trina, y desde el dormitorio se escucha una queja: “No hagas tanto ruido”. Se coloca los auriculares y trata de ser lo más silenciosa posible. Sin querer, algo nerviosa, deja caer una libreta que está sobre la mesa. Ahora la queja se convierte en insulto. Manuela toma el mate dulce, que ahora le sabe amargo. Se apronta, sigilosa, para ir a ducharse; pero al llegar a la puerta del baño, gira el pestillo que está flojo y éste cae produciendo un ruido profundamente triste. Eusebio se levante y la acribilla con palabras y amenazas hirientes. Manuela lleva 35 años desangrándose de ese dolor de sentirse nada, o poca cosa. Con todo, ella ama con pasión a ese hombre que se queja de todo, pero que a fines de noviembre le regala jazmines y de vez en vez le susurra que la ama.

Dardo ya no sabe qué hacer, su guardia ha terminado por hoy, lleva tres días sin ir a la casa, está agotado, sus compañeros del hospital le dicen que vaya a descansar, pero él no quiere: prefiere estar sin dormir y trabajar todo el día que volver a su hogar. Cada día hay una discusión nueva, un reproche más que se suma a la lista interminable de errores que le son asignados. Solo fuera del hogar se siente en paz, se casó hace cinco meses y tiene miedo de no resistir un día más. Adela dejó de ser la muchacha dulce y tierna del noviazgo, para convertirse en una pesadilla. “Ayuda idónea” dijo el ministro que los unió en matrimonio, “ayuda errónea” le dicen en broma sus compañeros de trabajo.

Manuela, Dardo y muchos de mis pacientes, suelen expresar este tipo de frases “Ya no lo soporto más”, “No deja de molestarme”, “Sigue por semanas recordando y murmurando”, mientras el dolor se arremolina y todas las opciones de futuro bajo el umbral de sus horizontes parecen oscuras por completo.

Tener una buena comunicación en el matrimonio no es algo sencillo. En un inicio todas las parejas creen que todo irá sobre ruedas, pero al surgir las diferencias entre ambos, comienzan las desavenencias. Lograr un buen matrimonio es algo sumamente difícil si la comunicación entre esposos es defectuosa o inadecuada. Para establecer una relación que sea duradera y gratificante se necesita algo más que bienestar económico.

Los matrimonios que logran ser felices y desean estar por siempre unidos, poseen un secreto, sus canillas (tuberías), no gotean. En mi casa una canilla goteaba, no había sanitario (plomero) que pudiera con ella. Un día, en la Biblia, encontré en Proverbios 27:15: “gotera continua en tiempo de lluvia y la mujer rencillosa son semejantes”. Me sentí agradecida por la sencillez y profundidad de ese mensaje.

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Las personas rencillosas son ese tipo de gotera continua que puede ser una pesadilla interminable: carecen de autocontrol en las emociones y dejan gotear sus frustraciones, decepciones y angustias sin poder expresar con sabiduría lo que sienten o les sucede.

Los matrimonios que perduran son aquellos que han aprendido a expresar opiniones y emociones con franqueza; donde la ternura se hace presente y el respeto da lugar a la paciencia y a la comprensión. Cuando estas cualidades son parte del matrimonio, la comunicación es un deleite y no hay lugar para el dolor.

Ideas para abrir la puerta a una buena comunicación

  • Renueva tu vocabulario. Así como sucede con una canilla defectuosa que es necesario renovar alguna de sus partes, renovar tu forma de pensar puede ser de gran ayuda. Comienza las frases con el pronombre: “Yo” y no: “tú” como sueles hacerlo, “Yo no logro entender esto que dices” en vez de: “eso que dices es muy tonto”.

  • Continúa admirándole. Cuando hemos perdido la admiración del noviazgo, es muy común caer en recordar con detalles todos los errores cometidos y las impresiones negativas. Expresar satisfacción por las cosas que hace o dice puede ser una herramienta eficaz que permite que el amor siga jugando libremente en el jardín.

  • Identifica y elimina los malos hábitos que tienes en la comunicación. Evalúa, por ejemplo: ¿Gritas para expresar lo que deseas? ¿Tus comentarios son destructivos?

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  • Pide perdón sin demoras. La receta más eficaz para remediar una palabra hiriente, un arrebato o una respuesta negativa, es pedir perdón sin tardar. Al demorar las disculpas el clima se vuelve hostil y se refuerza la agresividad en ambos. Asumir la culpa y decir: “Lo siento”, es parte de una comunicación exitosa.

  • Piensa en “nosotros”, no en “Yo”. A medida que te enfocas en los conflictos y las faltas del otro, suele ser muy fácil que te olvides de los objetivos en común y empieces a focalizarte en tus deseos y necesidades. Olvidarse de que ambos son una unidad y tienen objetivos y sueños en común, es caer en la trampa de no desear estar juntos y una puerta que se abre al egoísmo o la infidelidad.

  • Di lo que desees, pero dilo con amor. Como se ha dicho tantas veces, no importa lo que dices, sino importa cómo lo dices. Por un momento imagina a tus hijos viéndote cuando te expresas de forma iracunda o gesticulas. ¿Puedes percibir lo que les duele, o la imagen que se forman de ti, cuando hablas de esa manera?

  • Compartan con otros las medallas ganadas. Relatar los momentos de adversidad y temores compartidos juntos es una forma de fortalecer los lazos y edificarse mutuamente. Las parejas que permanecen unidas más allá del tiempo y las pruebas, son las que juntas rememoran con orgullo y satisfacción haber triunfado en experimentas duras y sobrevivido a situaciones dolorosas.

Recuerda revisar las canillas defectuosas de tu comunicación para disfrutar de una mejor relación en tu matrimonio, una reparación a tiempo se convertirá en un entendimiento imperecedero.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: