Cuando la familia ahoga: 5 aspectos que te ayudarán a mantener sana tu relación familiar

Es el corazón y no la carne ni la sangre lo que nos convierte en familia, y esto es lo único que deberíamos atender. Friedrich Schiller

Erika Otero Romero

Siempre se nos ha mostrado a la familia como el grupo ideal en el que una persona puede estar, pues “la familia siempre estará ahí para cuando la necesites”. Pero no te voy a decir mentiras, hay ocasiones donde estar en familia es más o menos como una pesadilla.

Aunque parezca insólito el estrés familiar es el que más suele afectar a la población después del laboral, ¿pero es que a quién no le afecta tener problemas en su hogar o con sus seres más cercanos (amigos y demás)?

Incluyo a las amistades por eso de que en ocasiones la familia es la que uno escoge, y con las amistades los problemas también pueden generar mucha inestabilidad en el diario vivir

No hay nada de malo con estar cerca de los seres amados y aspirar a cierto grado de paz y bienestar afectivo. El problema es que a veces la realidad es más compleja de lo que se desea reconocer, pues hay situaciones como el maltrato, la crítica constante, la anulación de quienes somos y el egoísmo, que hacen evidente que no puede haber unión y paz donde hay tanto aspecto negativo dentro del círculo familiar.

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Ante contextos como los antes señalados es imposible ser feliz, es por ello que a veces la búsqueda de paz requiere poner distancia de por medio para no dañar el afecto que se tiene hacia el miembro de la familia que genera estrés.

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¿Cómo evitar que el estrés familiar deteriore el vínculo afectivo?

Hay algunas formas de hacerlo y las podrás encontrar a continuación.

Crecimiento en valores

Procura establecer cimientos en valores como el respeto, la comprensión, la reciprocidad, pues son básicos para ayudarte a fortalecer tus relaciones familiares.

En tanto se mantenga una sana la relación mediante el respeto hacia los demás, sin dejarte tentar por los deseos de juzgar las acciones de tu familiar poniéndote en sus zapatos para saber cómo se siente, créeme que las cosas irán mejor.

Siempre si la relación no cambia o mejora de manera recíproca puedes exigir de manera respetuosa que te traten como tú los tratas.

Respetar el espacio personal

Tu hijo, tu marido, tu padre, madre y tú mejor amiga no por hacer parte de tu vida tienen la obligación de estar ahí siempre que guste, (aplica también hacia ti).

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Si, son parte de tu vida pero no te pertenecen. Cada persona requiere su espacio para sí mismo y poder hacer con su tiempo lo que guste mientras no te falten al respeto (en el caso de tus hijos y esposo)

Desarrollar tolerancia

Tiene que ver mucho con el respeto. Sí, no por ser familia tienes la libertad de llamar por apodos groseros a tu tía, pues aunque no lo demuestre y haga todo por hacer de cuenta que no importa, la estas lastimando y alejando.

Otro aspecto relevante es que te guste o no, a veces algún pariente va a hacer algo que no es correcto, (o te puede pasar a ti), y no por ello merece condena y escarnio. Se debe aprender a tolerar los fallos de los demás y a perdonar sus errores y apoyar a quien así lo necesite.

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Calidad antes que cantidad

No por compartir lazos sanguíneos es necesariamente obligatoria la reunión semanal. No lo tomes a mal, pero hay familias donde la dinámica es diferente y aunque no se ven cada sábado en la casa de los padres o los abuelos se llevan muy bien.

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Este tipo de familias procuran llamarse de manera constante, se apoyan en momentos de dificultad y celebran las festividades que puedan con la mayoría de personas que puedan congregarse, sin hacer un drama porque fulanito no fue a la cena de aniversario de los abuelos.

No se requiere más que una buena cuota de comprensión para aprender a aceptar que cuando se crece y se va de casa, cada uno suele tener su propia vida y no por ello se ha dejado de amar a la familia

Cero competitividad y egoísmo

Es terrible ver como muchas familias se pelean porque al morir un familiar dejó algo para alguien y otro lo deseaba. Es angustiante ver cómo algunos miembros de la familia están en necesidad y otros que tienen la posibilidad de ayudarlos dan la espalda negando hasta una palabra amable.

¿Quién dijo que entre hermanos debería verse quien es mejor que el otro en deportes o en estudio? Lo más doloroso es que muchas de esas situaciones las provocan los mismos padres.

¿Por qué? ¿No se puede acaso compartir, alegrarse por las dichas ajenas y apoyar en los momentos de dolor sin que todo tenga que ser sobre quién es mejor en qué?

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Sé que amas a tu familia pero amarla no es igual a asfixiar y ser asfixiado. No lleguen al punto del cansancio emocional, deber quien da más o menos y criticar sin piedad al hijo, a la esposa, la madre o la suegra.

En su lugar guarda sana distancia, respeta y exige respeto y ama sin condiciones y de manera sana, todo para que el mito dela familia feliz sea real de nuevo.

Toma un momento para compartir ...

Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.