Cuando los padres fallan a sus propios hijos

Nadie dijo que criar a los hijos fuera fácil, por ello deberás leer este artículo para conocer cómo es que llegamos a fallar a nuestros propios hijos.

Adriana Acosta Bujan

Sin duda una de las más difíciles tareas de ser padres es la educación y crianza de los hijos. Esta responsabilidad adquirida con amor e ilusión se convierte en un reto interminable. A pesar que existe mucha información, herramientas pedagógicas y especialistas que ayudan a los padres a guiarse de una manera correcta en cuanto a la crianza de los hijos se refiere, en ocasiones no estamos preparados, ya que muchos factores están involucrados.

Con lo anterior, me refiero a la manera en cómo fuimos criados durante la infancia, las costumbres, ideologías y hasta la cultura. Incluso, cabe señalar que son dos formas distintas de pensar, la de tu pareja y la tuya, eso hace que la crianza sea un poco más compleja.

Dicho esto, podrás comprender que aunque no quieras lastimar a tus hijos de manera directa, es probable que lo hagas, ya que todos los seres humanos tenemos diferentes creencias de cómo es la mejor forma de educarlos; y tal vez estas distintas opiniones pueden diferir a la tuya.

Un corazón lastimado es difícil de reparar

Puede ser que seas una madre totalmente amorosa y comprensiva, pero a la vez muy sobreprotectora; eso a la larga puede dañar a tus hijos cuando sean adultos, puesto que criarlos con un especial cuidado hará de ellos personas inseguras, temerosas y frustradas al momento de tomar decisiones.

También puede suceder que seas poco exigente y ligera al no establecer límites y reglas, dejando a tus hijos hacer lo que quieran; eso por lógica conlleva consecuencias en el desarrollo de los hijos. Cualquiera que sea tu manera de criarlos, muchas veces se falla a los hijos sin tener una intención y de manera inconsciente.

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Es preciso tener en cuenta que si lastimamos a los hijos las secuelas pueden ser irreparables y muy difíciles de sanar, dejando una herida que no siembre se borra y que puede condicionar la forma en cómo ellos se relacionan con los demás.

Maneras en las que los padres fallamos

Poco amor, desinterés, falta de control en las emociones, preocupaciones de adultos, ausencia, el no saber escuchar y demás, son fallas comunes que hieren a los hijos. Si bien nadie nos enseña a criarlos, debemos considerar que ciertos aprendizajes que adquirimos durante la infancia o esos traumas que no logramos sanar, pueden hacer que estemos criando de manera incorrecta.

Por darte un ejemplo: hace unos cuantos años el hijo de una querida amiga le reprochó haberlo dejado con su abuelo durante un año. En esa época las circunstancias la orillaron a tomar tal decisión; sin embargo, fue un momento crucial y difícil para su hijo, ya que se encontraba en plena adolescencia.

En ese lapso de tiempo, su ausencia no la pudo superar y por lógica encontró la manera de solucionar su carencia afectiva consumiendo sustancias perjudiciales para su salud. Cuando él le confeso tal situación, ella se sintió devastada y con gran culpa por haberle fallado a su hijo.

Al final ella pidió perdón logrando sanar sus heridas. La historia que te acabo de contar es un ejemplo de vida en el cual algunos padres se pueden identificar. Incluso es una forma que invita a reflexionar en cómo ciertas conductas y decisiones pueden generar un impacto a los hijos.

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Un estudio llevado a cabo en el departamento de psicológica de la Universidad de Stanford, confirma que los padres a menudo descuidan el tipo de lenguaje, el tono de voz y sobre todo la manera en cómo establecer límites amorosos, lo que provoca alimentar heridas a los hijos.

Ahora bien, ¿por qué fallamos como padres, a pesar de los millones de esfuerzos dedicados a la crianza de los hijos? Estas son algunas repuestas:

1 Ser padres muy jóvenes e inexpertos

Convertirse en padres en una edad joven es maravilloso, ya que al ir creciendo los hijos será más sencillo entenderlos y comprenderlos, ya que no existirán muchas ideologías diferentes. Sin embargo, muchas veces pasa que por esa corta diferencia de generaciones, la autoridad de los padres no se ejerce como tal, y se puede confundir con amistad.

Cuando la pareja es demasiado inmadura e inexperta es posible criar a sus hijos de manera inadecuada. En ocasiones, la falta de responsabilidad, la incoherencia en las pautas educativas, la falta de hábitos y estrategias pedagógicas generan situaciones complejas y con graves consecuencias para los pequeños.

Esta forma de criar ligera y sin tener una visión del futuro de sus hijos, provocará que se origine una herida en ellos. Por ende, estarás fallando a tus propios hijos.

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2 Heridas de la infancia, no sanadas

En la mayoría de los casos, cuando los padres aún no resuelven sus situaciones traumáticas es posible que arrastren esos conflictos a la crianza. Puede ser que fueron heridos al presenciar violencia intrafamiliar, agresiones, malos tratos, separaciones o divorcios y ese dolor causado se transmita en la manera de educar a los hijos.

Por ejemplo: si lamentablemente en la niñez sufriste por la ausencia de alguno de tus padres, es probable que al criar a tus hijos lo hagas fomentando ese temor a la soledad, generando desconfianza a los que le rodean.

3 Enfocarse en sus propios problemas

Es claro que todos los adultos tenemos problemas y aflicciones que nos llevan mucho tiempo en solucionar, enfocando todas nuestras energías y pensamientos. Por tal razón, puede suceder que dejamos a los hijos sin el debido cuidado y atención que requieren. Esto a la larga creará heridas profundas a los hijos,ya que crecerán con esa carencia afectiva que necesitan para fortalecerse y desarrollar sus habilidades e identidad.

Es como dejar la crianza de los hijos en segundo plano y enfocarse en otras cosas. Puede ser que los padres estén ahí para sus hijos pero no les ponen atención, por ende estarán fallando a sus propios hijos al no saber atender a tiempo las necesidades de ellos.

Es preciso hacer una pausa y reflexionar en cómo estamos criando a nuestros hijos, pensar en cuáles son las cosas que hacemos y que de una u otra manera los dañan.

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Recuerda que la crianza es un trabajo que se va fortaleciendo diariamente, para formar en los hijos buenos hábitos y costumbres, pero sobre todo la manera en cómo educarlos les ayudará a aumentar su autoestima, seguridad y confianza.

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Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.