Cuando tu único apoyo es creer en Dios

Cuando te encuentres solo y te sientas derrotado, acude a Dios, que es el único mejor amigo con el que podrás contar toda tu vida.

Erika Patricia Otero

Todos hemos experimentado momentos desagradables, pero si algo sé por cuenta propia, es que unos son más horribles que otros.

Mi peor momento lo experimenté cuando viví en el extranjero. Vivía de acogida en una casa donde, al final de mi estadía, ya era obvio que no me quería ahí. Meses atrás, la única persona en la que confiaba y por quien había emigrado, me había fallado horriblemente. Estaba sola, sin empleo y alguien que me odiaba mucho había dicho varias calumnias sobre mí.

Tiempo atrás había tenido que soportar muchas mentiras y chismes sobre mi persona. Quizás porque en esos momentos tenía a mi familia a mi lado, no me afectó mucho. Situación distinta al estar sola y en medio de tan venenosos comentarios; eso me afectó horriblemente. Como resultado, la depresión se apoderó de mí, lloraba y dormía día y noche. Apenas salía de la casa y me iba a caminar por cualquier parte hasta ya caída la tarde noche.

Mi único refugio y consuelo

A decir verdad, no estaba tan sola. Habían personas que sabían la verdad sobre mí y me apoyaban. Ellos no me dejaron sola, pero yo me sentía tan perdida que no hallaba consuelo.

Para ese momento, yo hacía parte de una congregación religiosa. Así que solía ir frecuentemente al templo principal ubicado en la ciudad en la que vivía. Allí pasaba largas horas del día reflexionado sobre mi vida, orando y caminando mientras pedía a Dios ayuda.

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Recuerdo recostarme en la hierba del inmenso jardín de ese templo. Pasaba horas recostada mirando al cielo mientras preguntaba en qué me había equivocado.

Mis lágrimas rodaban por mis mejillas mientras me desahogaba. Recuerdo que recibía respuestas que me permitían ver la verdad de lo que yo estaba viviendo en esos momentos. Minutos después, yo dejaba de sentirme sola y agobiada.

Fue así como supe que siempre que necesitará ayuda, Él estaría para mí sin importar el lugar donde me encontrara.

“Hablar con Dios” fue lo que me sostuvo y me mantuvo cuerda durante esos duros meses de soledad y angustia. Lo que más me acercó a Él y me ayudó a tener más fe, fue saber que Él me escuchaba sin importar la hora, el momento o el lugar.

¿Cómo sabes que obtienes respuestas a tus oraciones?

Esto fue algo que aprendí a punta de ensayo y error.

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Puedes orar siempre, sea cual sea tu situación emocional, alegría y dolor, incluso enojo. La oración, más que para pedir ayuda, es una fuente de desahogo y consuelo. Lo mejor es que está al alcance de todas las personas que necesiten sentirse amadas.

Claro que también puedes orar para pedir ayuda, guía y hasta milagros. El punto importante es que nunca olvides que es la manera de comunicarse con Dios y no debe ser subestimada.

Ahora, sabrás que Dios ha escuchado tu oración porque pasarás a sentir paz y tranquilidad. Sí, estos sentimientos remplazarán la angustia y la tristeza que te agobiaban. Además de esto, te sentirás amado y no sentirás soledad.

Otro aspecto interesante, es que te sentirás inspirado a actuar de manera correcta y justa. Dios es un ser de luz y amor; así que si sientes deseos de vengarte y te invade la paz; esos sentimientos se irán de tu corazón y la venganza no estará más en tu vida.

Los malos sentimientos y pensamientos no vienen de Dios

¡Ten cuidado!, los sentimientos, pensamientos y acciones negativos (ira, venganza, odio) no son la respuesta de una oración dirigida a Dios.

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Dios no te va a responder: “anda y habla mal de fulano porque se lo merece por lo que te hizo”. No, eso no va a pasar, esas son cosas del ego o del enemigo.

Tampoco uses la oración para pedir que a tus enemigos les pase algo malo. Para hacer mal, las personas pueden hacerlo por su propia cuenta. Es lo mismo que para hacer bien. Sea como sea, el bien y el mal siempre seguirán siendo una elección humana.

De todas maneras, orar a Dios por venganza es perder el tiempo buscando que Él haga el trabajo sucio que otros no quieren hacer.

Algo que también es necesario que sepas es que toda acción negativa, tiene una reacción negativa. Esperar que cosas buenas nos pasen cuando solo hemos hecho cosas negativas, no es coherente.

Sí, a veces a las personas buenas les pasan cosas malas, pero esas son lecciones de la vida. Tomas lo que tengas que aprender, actúas bien y sigues adelante.

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Tu haz tu trabajo de vivir de la manera más amable y noble posible, y deja que la vida haga su parte.

Recuerda entonces orar siempre, cada día sin importar tus emociones. Una vez pide, pero no olvides ser agradecido, tendrás más bendiciones si sabes mostrarte humilde.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.