Cuando tus padres se transforman en tus hijos

Si amas a tus padres, debes considerar esto. Ver envejecer a tus padres no es fácil. Entérate de algunas cosas que debes tener en cuenta para enfrentar de mejor manera esta nueva etapa de la vida.

Camila Ignacia Gómez González

A menudo tengo la impresión de que ahora el tiempo transcurre mucho más rápido que cuando era niña: los días parecen tener apenas unas pocas horas debido a una rutina agotadora. Como toda madre “moderna”, en medio del ajetreo cotidiano pocas veces me doy el tiempo para sentarme a mirar a mis padres y los cambios que enfrentan, producto del paso de los años.

Hace unos días, mientras todos en familia reíamos a propósito de los nuevos descubrimientos de mi hijo Santiago, pude ver las huellas del tiempo en la piel de mi madre y por primera vez me detuve a admirar la blanca barba que mi padre lleva con orgullo desde hace 27 años. En ese instante todo siguió como siempre, pero al llegar a casa me puse a pensar en qué haré cuando mis padres se transformen en mis hijos.

No sé si tú alguna vez has pensado que, con el paso de los años, los adultos mayores se convierten en niños: necesitan cuidados especiales, comidas diferentes, sufren de pérdida de memoria y diferentes enfermedades comienzan a atacar al organismo. Pero, sin duda alguna, lo que más se necesita es paciencia y amor. Si estás enfrentando este momento, te recomiendo que tengas en cuenta lo siguiente:

  • Vas a necesitar un geriatra (médico especializado en ancianos) de confianza. Como mencioné antes, las necesidades cambian con la vejez. Por ello que es bueno que comiences a familiarizarte con algún médico al que puedas acudir a cualquier hora y que sea de tu entera confianza.
  • Si vas a buscar un hogar de ancianos para tus padres, debes considerar muchos factores. En ocasiones, por razones de tiempo, espacio, comodidad o tantos otros factores, muchos hijos deciden que lo mejor es buscar un nuevo hogar para sus padres, donde puedan recibir los cuidados necesarios y también la atención adecuada por parte de médicos, nutricionistas y enfermeras expertas. Si es tu caso, debes poner atención en algunos detalles importantes: horarios de visita, costo mensual, requisitos solicitados, permisos de las autoridades pertinentes de tu país, infraestructura, equipo a cargo del recinto, frecuencia de visitas permitidas y otros datos de importancia.
  • Averigua los trámites legales que debes hacer para tenerlo a tu cargo. En algunos países existen los “poderes amplios”, que son necesarios para efectuar diferentes diligencias y papeleos en representación de otra persona, en este caso de tus padres. Para ello existen diferentes requisitos, averígualos y procura tener en orden este aspecto.
  • Ahorra. Sé que puede sonar algo frío este punto, pero es indispensable que cuentes con algunos ahorros para enfrentar gastos inesperados en medicamentos, hospitalizaciones, visitas al médico, ropa o tantos otros imprevistos, aunque en este momento sean difíciles de imaginar.
  • Conversen. Aprovecha el momento que estás viviendo: haz a tus padres las preguntas que tengas pendientes, toma fotografías juntos, salgan cada vez que puedan, rían de anécdotas. Hazlo con el único fin de atesorar cada momento vivido a su lado.
  • Ten paciencia. Cada vez que veas que tus padres tienen dificultades para recordar algunos datos, piensa que cuando tú comenzaste a hablar preguntaste una y otra vez el nombre de las cosas. Cuando te sientas desesperado o impaciente por algo que hacen tus padres, recuerda que cada vez que te despertaste de noche, fueron ellos quienes corrieron a verte. Así podrás entender mejor que ellos se han ido convirtiendo en niños otra vez, y que necesitan tu cuidado.

Esta etapa no es fácil para la familia: ver cómo envejecen los padres y dejan de ser invencibles para dar paso a adultos frágiles, puede causar muchas preocupaciones y más de una lágrima en los hijos. Por eso, te invito a que disfrutes de tus padres ahora: llámales con frecuencia, visítales, toma fotografías, llévale a sus nietos, salgan a pasear, platiquen a menudo, comparte tus logros. No olvides que envejecer, y finalmente partir, es la ley de vida. Ante ello sólo podemos estar preparados y aprender a disfrutar de cada momento de la existencia. Recuerda también que un día serás tú quien se encuentre transitando por ese mismo camino.

Advertisement
Toma un momento para compartir ...

Camila Ignacia Gómez González

Camila, es Relacionadora Pública, con orientación en Marketing, actualmente reside en Villa Alemana, Chile. Es esposa y madre, y ama escribir para ayudar a fortalecer los lazos familiares.