¿Cuánto amas a tus hijos?

La niñez es una época especial en la vida de todo ser humano. Hay necesidades que no se cubren comprando objetos materiales.

Marta Martínez Aguirre

El amor de una madre

Al caer la tarde, se habían reunido para hacer compras. Madre e hija caminaban sin prisa alguna, mirando vidrieras y ofertas de temporada. Celeste sabía que Frida soñaba con un vestido nuevo. Pero ese mes el dinero era escaso. “¿Cuánto amas a tu hija?”, fue la pregunta que yo le hice en consulta. Un silencio penetraba la oficina. ¿Acaso era ésa una pregunta para una madre que se desvivía por sus hijos?.

Frida la miró desorientada.

—¿Qué dices, mamá?

—Nada, son cosas mías: esa psicóloga me tiene harta.

Celeste y tomó del brazo a Frida para hacerla entrar en la tienda de telas. Los ojos de Frida recorrieron las telas mientras sus manos ávidas de texturas desistían de algunas y dudaba de otras. Al llegar a casa, Celeste se dijo a sí misma: “Le voy a demostrar a esa psicóloga lo que yo amo a mi hija”, mientras se dirigía al galpón a desempolvar la máquina de coser.

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En la noche el vestido estaba terminado, lo dejó sobre la cómoda del dormitorio de Frida, le dio un beso en la frente, la arropó y cerró suavemente la puerta. Al otro día Frida saltaba por la casa revoloteando con el vestido; su cara de niña tímida lucía la belleza de la gratitud.

Corrió a poner la foto del vestido en las redes sociales. Con un comentario breve (“Mamá me ama así”) y lo colocó en mi muro. Yo sonreí apenas lo vi, sabía que esa pregunta todavía tenía vigencia. Y que la depresión de Celeste estaba empezando a retirarse de su vida.

Jesús le preguntó a Pedro tres veces si lo amaba. Tal vez Pedro pensó que Jesús no había resucitado del todo bien. ¿Qué tipo de pregunta es esa? ¿No es natural que un padre ame a su hijos, que un líder religioso ame a sus feligreses, que el almacenero ame a sus clientes y que el funebrero ame las malas noticias?

El amor: una necesidad primordial de la niñez

La niñez es una época especial en la vida de todo ser humano. Hay infancias de todos los estilos y colores. Hay quienes la vivieron en tonos grises y llenas de privaciones, otros en mil colores, pero con soledades dominicales después del divorcio de los padres, algunos con matices de rojo y trozos de esperanza, los menos con una perfecta completud de padre, madre y hermanos mayores con mascota incluida.

Necesidades eternas

Los niños de hoy necesitan lo mismo que los de Adán y Eva: un beso en las mañanas, un desayuno calentito con el incentivo del pan con manteca mientras tú estás preparando su lonchera, un almuerzo en familia los fines de semana, los amigos de vez en cuando luego de las tareas, una mascota cómplice de las travesuras, una gigantesca torta de chocolate de vez en cuando, una cama calentita en las noches de invierno y un beso de buenas noches en todas las estaciones. Tus niños necesitan escuchar tu voz al llegar a casa, la mano segura de papá al cruzar la calle y la invocación a Dios en las oraciones a toda prisa antes de probar los fideos caseros y el helado de frutilla.

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El incremento en el número de recetas de ritalina, sertralina y otros medicamentos, son el resultado de la ausencia de los padres en el hogar. Asombrosamente, cuando realizas cambios en tu vida para estar con ellos, las recetas parecen no precisarse a excepción de casos clínicos extremos.

Noches de sueño

El incremento en embarazos adolescentes, alcoholismo, drogas y pornografía, está asociado a la conexión nocturna de las épocas infantiles. Los niños trasnochadores son más propensos a dejarse atraer por las ofertas del mercado, y tienden a aislarse de las actividades familiares para estar conectados todo el tiempo.

Si amas a tus hijos, dales presencia. Es barato y da resultados sorprendentes.

Contacto: lic.martamartinez@hotmail.com

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: