Cuida tu dinero, y él te cuidará a ti

Despejemos algunos mitos que nos creamos sobre nuestro dinero y que en ocasiones nos impiden disfrutrarlo.

Elzbeth Blanco

En un mundo en el que parece que cada día es más difícil ganar dinero, es natural sentir cierta aprensión hacia él. Nos encanta cuando lo recibimos, pero nos duele cuando ya no lo tenemos. Sin importar si se tratan de millones o centavos, a nadie le gusta perder.

De niños nuestros temores suelen ser sobre monstruos o seres imaginarios. Al crecer nuestro conocimiento del mundo nos lleva a tener miedo de cosas más reales y concretas. Sin embargo, como adultos no dejamos de crear mitos alrededor de situaciones que nos resultan incómodas o desconocidas. Un ejemplo de ello son los temores que nos creamos acerca del dinero. A continuación hablaremos de algunos de esos mitos que muchas veces nos impiden disfrutar tranquilamente del fruto de nuestro trabajo:

Presupuesto

Si eres como yo solía ser, de esas personas que creen que el hacer un presupuesto es una actividad parecida a la búsqueda del monstruo del lago Ness, lo cual suena interesante pero habrá alguien más que lo haga; bueno, pues te tengo buenas y no tan buenas noticias: las buenas son que hacer un presupuesto es mucho más sencillo que encontrar un ser mitológico, pero la no tan buena es que sí es necesario elaborarlo si quieres mejorar tu economía. De modo que, tienes que hacerlo ya.

La mayoría evitamos hacer presupuestos no por falta de conocimiento, pues no necesitas una licenciatura en finanzas para ello, es solo sumar lo que recibes y restar lo que gastas. Más bien, creo que evadimos esta actividad porque en lo profundo de nuestra alma sabemos que con un presupuesto es más difícil lucir sorprendidos al final del mes cuando preguntamos, “¿Dónde fue a parar mi dinero?”.

Un presupuesto no es nuestro enemigo. No pensemos en él como una limitante. Mejor, piensa que un presupuesto es como un mapa: si quieres tener una travesía más cómoda por la jungla financiera es mejor llevar uno. Como todos los mapas, no te dirá dónde se encuentra cada árbol o dónde te pueden atacar los mosquitos. Pero sin duda será más sencillo identificar tu ubicación a cada paso, hacia dónde te diriges y quizá hasta puedas disfrutar del paisaje en lugar de solo dar vueltas sin sentido.

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Tarjetas de crédito

Suelen ser conocidas como “las terribles villanas” de las más crueles historias. La verdad es que en muchas ocasiones no son tan malas, solo incomprendidas. Para poder quitarles esa etiqueta que nos asusta debemos ser justos, aclarando un poco qué son y qué no son.

1. No son dinero gratis

Extrañamente, algunas personas llegan a confundir a las instituciones crediticias con fundaciones caritativas. No funcionan así. Ninguna de ellas anda por el mundo regalando su dinero.

2. No son un cajero automático ilimitado

¿Recuerdas cuando tus padres te decían que el dinero no se da en los árboles? Bueno, cuando dispones de dinero en una tarjeta no existe un duende con una bolsa mágica que reponga lo que gastas.

3. No tienen voluntad propia

Ellas no eligen si compramos más de lo que podemos pagar. No pueden hacer juicios de valor sobre cuál artículo nos conviene más que otro, o si realmente lo necesitamos. Ni siquiera se meten por su propia voluntad en nuestra cartera. Nosotros hacemos todo eso.

4. Son tiempo extra

Te sirven para que tengas un poco más de tiempo para pagar, pero al final tienes que liquidar con tu dinero. Y lo vas a pagar más caro por el hecho de que estarás pagando por la ventaja que representa ese tiempo adicional. Tiempo es dinero.

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5. Son una forma segura de disponer de recursos

Ello, sin que todo mundo sepa de cuánto dinero dispones. Esto no funciona si sacas todas al mismo tiempo y presumes que las llevas contigo a todas partes.

6. Son una excelente ayuda en momentos de emergencia

Recordemos que emergencia es cuando no disponemos de otros recursos para gastos médicos, legales o situaciones extraordinarias. Pero una venta de barata, una fiesta o el último gadget no son emergencias.

Ahorro y retiro

1. Ninguno de los dos es un ladrón de nuestro bienestar

Cuando disponemos de nuestro dinero para cualquiera de estos conceptos no nos estamos despojando de nada. Al contrario, nos estamos robando a nosotros mismos.

2. Ahorro y retiro son diferentes

Puedes decidir entre diferentes métodos de ahorro y no necesariamente tienes que utilizarlos hasta que seas mayor. Se puede tratar de un ahorro para cumplir algún sueño o meta a corto o mediano plazo, como comprar una casa o viajar. Lo importante es aprender a cuidar tus recursos y a utilizarlos de forma inteligente.

Es normal que en algunos momentos de la vida tengamos ese sentimiento de “solo se vive una vez” o “mejor disfrutar ahora, porque no sabemos si habrá mañana”. Esas deben ser ocasiones especiales, válidas en ese preciso momento, pero deberían ser excepciones y no la regla. Y eso se explica con el instinto de auto-preservación, sin él, y haciendo todo a cada instante como si no existiera el futuro, la humanidad se habría extinguido hace mucho tiempo. Piensa bien qué es lo que quieres. Ahorrar puede convertirse en una gran herramienta en tu vida presente y futura.

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Imagínate que posees una máquina del tiempo y viajas para “conocerte en el futuro”. Hay dos posibilidades a encontrar: una, donde tienes una vida relajada en la que cuentas con lo necesario porque ahorraste y la otra, donde sigues buscando cómo conseguir dinero, solo que es más difícil porque ya eres más viejo y no trabajas igual. Ahora es cuando puedes decidir con cuál de esos panoramas te quieres encontrar. Decide ahora si prefieres decirte a ti mismo, “Gracias, estamos bien” o “Debimos hacerlo mejor”.

Como pasa con todos los temores, cuando los analizamos con calma nos damos cuenta de que eran más grandes en nuestra imaginación que lo que son en realidad. Estos fueron son solo tres sencillos ejemplos de cómo en ocasiones nos fijamos una idea no muy precisa que nos impide ver el lado positivo de las cosas.

El dinero no es la vida, pero tampoco es nuestro enemigo. Es un medio que nos sirve para alcanzar metas más importantes y no debemos temer a usarlo siempre que lo hagamos conscientemente. No le temas a tu dinero, disfrútalo.

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