Deja de suponer, te haces daño a ti mismo
Si te ves tentado a suponer un echo o evento sin tener bases reales ¡Detente! estás cometiendo un grave error que deteriorará la manera como te relacionas con los demás.
Erika Patricia Otero
En las relaciones personales intercambiamos y compartimos información de distintas maneras. Ahora bien, los procesos cognitivos y psicológicos que realiza nuestro cerebro nos llevan también a completar de alguna manera la información que recibimos de nuestros interlocutores.
Una de las maneras como “complementamos” la información que recibimos de las personas y el medio es la suposición.
¿Qué es suponer?
Suponer implica que damos por ciertos eventos o situaciones de las que apenas tenemos una leve sospecha. Dicho de otra forma, damos por ciertos un hecho, situación o actitud de alguien sin molestarnos en tener pruebas en las cuales apoyar nuestras “sospechas”.
Por ejemplo: digamos que tienes un cita con un amigo. Lo conoces de poco tiempo, tienes una buena imagen de él o ella; sabes que es agradable; sin embargo, al llegar y apenas verte, su rostro cambia y tú lo primero que piensas es que no le ha gustado como vas vestida. ¿Tienes razones para pensar esto? No, no hay hechos tangibles, solo tu suposición debido a su gesto cuando te vio.
Las razones de su expresión pueden ser múltiples, pero tú te apegas a pensar lo peor y sacas conclusiones que te hacen cambiar las ideas iniciales sobre esa persona. Piensas -de repente- que no deseas volver a tenerla cerca nunca más.
Lo peor es que la suposición inicial se hace más fuerte hasta que ya parece un hecho verídico. Esto ocurre debido al reforzamiento paulatino de esta, basado en pensamientos y comentarios propios que le dan validez. Solo son tus pensamientos basados en tus propios prejuicios, no en hechos.
El peligro que representan las suposiciones
Como decíamos, el problema de suponer es que la persona termina dando por cierto algo que “nació” en su cabeza gracias a sus aprendizajes y experiencias anteriores.
Es importante que sepas que la realidad es diferente para cada ser humano. Todos vemos lo que “queremos ver”. Esto sucede debido a que la realidad que percibimos está influenciada por nuestros valores, principios, crianza, cultura, experiencias y creencias.
Volviendo al ejemplo anterior, no porque tú seas del tipo de persona que criticas la vestimenta de alguien, tus interlocutores actuarán de igual manera.
Pero si creías que no se podía poner peor, te equivocas. Una simple suposición sobre otra persona puede terminar por convertirse en un chisme y de ahí a una mentira. De ahí a dañar la reputación de una persona no queda mucho que hacer.
Ahora bien, supongamos que solo te quedas tus suposiciones para ti; bajo ese concepto la imagen inicial que tenias de esa persona se va a ver distorsionada por lo que “crees qué ocurrió”, cuando eso es solo producto de tu imaginación.
Suponer es fuente de pensamientos y comportamientos dañinos
Cuando supones algo de una persona, lo que estás haciendo es alimentar una idea falsa. Basada en esto, tu comportamiento respecto a esa persona va a cambiar.
Retomando el ejemplo inicial: viste que tu recién conocido hizo un gesto de desagrado cuando se acerba a a ti. Esto hizo que pensarás que a ella no le había gusta cómo ibas vestida. Comienzas a creer que ella es una mala persona y te niegas a volver a verla o estar cerca de ella y comienzas a mirarla mal.
Con las suposiciones ocurre lo que con una avalancha de nieve que empieza con apenas una pequeña bola. Al rodar cuesta abajo, va creciendo hasta que se hace indomable.
¿Qué nos lleva siempre a suponer lo peor?
Tristemente, la mayoría de las cosas que suponemos tienden a ser negativas. La realidad tras esto es que la tendencia de las personas tendemos dar prioridad a las cosas negativas.
¿Por qué sucede esto? bueno, puede deberse a nuestro instinto de supervivencia que nos hace estar alerta al peligro. De manera natural, nuestro inconsciente busca protegernos y por eso estamos predispuestos a pensar lo peor de los demás.
A lo anterior debemos sumarle que tendemos a creer que las cosas que suceden cerca nuestro tienen que ver con nosotros. También es debido a esto que creemos que los demás saben lo que queremos o deseamos; eso, o que los demás reaccionarán igual que nosotros.
La verdad es que suponer es improductivo y muchas veces devastador; además, de que puede deteriorar mucho la manera como nos relacionamos con los demás.
Cambia suponer por preguntar lo que deseas saber
Mucho se habla acerca de la mantener una buena comunicación con los demá. Pues bien, antes de lanzarse a pensar lo peor de alguien por tus suposiciones, lo mejor que puedes hacer es esclarecerlos preguntando lo que deseas saber.
Preguntarle a alguien: “¡Oye! qué te paso que venias bien y de repente cambió tu expresión?“, esto tan simple aclarará tus dudas y evitará problemas. La respuesta puede ser tan simple como: “Ya te cuento, acompáñame”.
Cuando al final te das cuenta que la actitud de la otra persona se debió a algo distinto de lo que pensabas; entonces podrás seguir relacionándote normalmente con él o ella. También es verdad que pueden estar engañándote, pero si es así, con el tiempo lo descubrirás y entonces será momento de tomar acción, pero esta vez bajo hechos tangibles.
Sea como sea que resulten las cosas, solo puedo decirte que lo mejor que puedes hacer a favor de tu paz mental, es no caer en la tentación de suponer, pues terminarás haciéndote mucho daño.