Duraron 1 día casados; la razón es desgarradora, pero dejó una gran lección al mundo

Ellos no lo habían decidido así.

Camila Ignacia Gómez González

Existen muchas maneras de poder conocer al amor de tu vida: compartir una clase juntos, ser amigos desde pequeños, estando en algún lugar público, por intermedio de amigos o incluso por una coincidencia. Lo cierto es que luego de aquel encuentro, es muy difícil volver a separarse.

Eso fue justamente lo que les sucedió a Austin Weesson y Rebekah Bouma, cuando estaban ejerciendo como misioneros cristianos en Sudáfrica. A penas ambos jóvenes se miraron supieron que a los 19 años habían encontrado al amor para toda la vida.

Fue así como iniciaron un furtivo romance, que si bien dada la distancia se dio en su mayoría por conversaciones de Facebook, ambos decidieron formarlizarla de una vez a los pocos meses de conocerse. Y ante la mirada atónita de quienes les conocían, dieron el sí a principios de agosto en una ceremonia muy íntima, pero cargada de detalles románticos para dar inicio a la etapa más bella de sus vidas. Sin embargo, lo que no sabían, era que todos aquellos planes con los que habían estado soñando desde que se conocieron en Sudáfrica, no podrían llevarse a cabo, pues su matrimonio duró solamente 1 día. Y esto no sucedió porque alguno se arrepintiera de la decisión que habían tomado, sino porque un accidente automovilístico les quitó la vida a ambos.

Todo ocurrió cuando iban a bordo de un camión a las afueras de Klearwater, en Kansas, Estados Unidos y perdieron el control del vehículo, chocando contra un árbol.

Como resultado Austin murió de manera instantánea en el lugar de los hechos, mientras que Rebekah, dio una dura batalla por dos días mientras se encontraba internada en el hospital de la ciudad, sin embargo, las lesiones que sufrió fueron tan graves que también acabaron con su vida.

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Los familiares de ambos aún no pueden creer lo que sucedió, pues eran testigos del inmenso entusiasmo con el que estaban preparando su boda religiosa para fines de este año, de manera de poder compartir su felicidad con su entorno más cercano.

Sin duda alguna, esta historia nos deja un nudo en la garganta y grandes lecciones de vida que podemos aplicar en nuestro diario vivir:

  • Nunca se es demasiado joven para ser feliz

  • El amor puede estar en cualquier parte

  • Nunca se es demasiado joven para morir

  • El amor verdadero no conoce distancias ni prejuicios

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  • Debemos vivir cada día como si fuese el último

  • Nunca se es demasiado joven para amar de manera incondicional

  • Debemos vivir más en el presente que planificando nuestro futuro

El triste final de esta historia nos demuestra que debemos aprender a ser felices en el momento, tal como lo hicieron estos jovencitos, quienes a pesar de recibir numerosas recomendaciones para no casarse a tan temprana edad, fueron capaces de luchar por su amor y cumplir con lo que tanto añoraban: estar juntos hasta que la muerte los separara. Tal como ocurrió en el fatídico accidente que les arrebató los sueños y planes, pero no pudo con el amor.

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Camila Ignacia Gómez González

Camila, es Relacionadora Pública, con orientación en Marketing, actualmente reside en Villa Alemana, Chile. Es esposa y madre, y ama escribir para ayudar a fortalecer los lazos familiares.