El afecto que recibe un niño moldea su felicidad para toda la vida

Dile que lo amas, pero una acción vale más que mil palabras. ¿Cómo le demuestras amor a tus hijos cada día?

Emma E. Sánchez

Hace unos pocos días, en mi ciudad, una familia notificó a las autoridades el extravío de uno de sus pequeños. Los padres habían estado esperando a su hijo que regresara de la escuela, pero las horas pasaron y su hijo no llegaba.

Cuando la policía comenzó a entrevistarlos en busca de información para resolver el paradero del menor, se dieron cuenta de algo preocupante: ninguno de los padres podía describir cómo había ido vestido a  la escuela, y no estaban seguros a qué hora exactamente saldría ese día del colegio, o quienes eran sus amigos con los que solía regresar a casa.

El policía se encontró con padres muy distraídos y con poco contacto con sus hijos, así que sugirió algo ridículo diciendo: “¿Ya revisaron en su cuarto?” Los padres se molestaron mucho ante tal sugerencia, pero dudando de sí mismos corrieron ala habitación donde encontraron al pequeño plácidamente dormido. El niño había regresado a casa y nadie lo había notado ¿Puedes creerlo?

Decir te amo no es lo mismo que demostrarlo

Todos los padres decimos amar a nuestros hijos incondicionalmente, pero cuando se trata de demostrarlo ya no somos tan efusivos.

El trabajo, los tiempos y la vida misma nos hace distraer con mucha facilidad de las cosas realmente importantes en cuanto a la crianza de nuestros pequeños, y no nos damos cuenta de ello hasta que crecen y los problemas aparecen.

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Las acciones son mucho más poderosas que las  palabras

Child Trend, una organización americana sin fines de lucro, dedicada a la  investigación de la mejora de la vida para niños, jóvenes y sus familias, expuso que el cariño y atención que los padres dan a sus hijos en las primeras etapas de la vida son fundamentales para que puedan desarrollar actitudes positivas a lo largo de sus vidas.

Los niños que recibieron afecto y cariño de su padres logran en su vida adulta tener una mayor autoestima,  mayores promedios académicos y por lo tanto completar sus estudios. A su vez, éstos no manifiestan problemas de conducta o mentales y la comunicación con su padres es sana y llena de confianza.

Por otro lado, los adultos que no recibieron estas muestras de afecto y amor en su infancia se convirtieron en hombres y mujeres con baja autoestima, propensos a relaciones amorosas fallidas; son hostiles, agresivos, desconfiados, antisociales y difícilmente logran completar su educación o adaptarse en su comunidad.

La ciencia lo confirma

En 2010 los investigadores de la  Escuela de medicina  de la Universidad de Duke encontraron que  los bebés cuyas madres eran más afectivas y dadas al contacto físico, resultaron ser niños más resilientes y  más tarde adultos con menor ansiedad. El estudio siguió el desarrollo de 500 personas, durante 30 años.

El contacto piel con piel

Otro aspecto significativo que hizo la diferencia entre los niños fue el contacto piel con piel que tuvieron con sus padres. Los niños requieren de caricias afectuosas de sus padres; tocarlos, darles masaje, ponerles crema con cariño, bañarlos, dormir juntos, son acciones que desarrollan lazos fuertes entre padres e hijos.

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Quienes recibieron afecto físico en su infancia se convierten en adultos que viven menos estrés en momentos difíciles de la vida como accidentes y pruebas académicas. Así que sin importar la edad de tus hijos, hoy puedes comenzara demostrarles tu amorno sólo en palabras.

Acciones para demostrar amor

-Busca tocar a tus hijos con frecuencia si son pequeños no dudes en arrullarlos, tocar su rostro; cuando son mayores, no pierdas la oportunidad de abrazarlos y besarlos, tocar su cabello y hacerles saber y sentir lo valioso que son para ti.

-Aprende a manifestar afecto físico quien no fue criado con demostraciones de afecto físico, cuando es mayor puedes ser posible que se sienta incómodo al intentar mostrar su cariño, pero como todo lo bueno en esta vida, es posible si te decides a hacerlo.  Poco a poco, un abrazo diario a cada integrante de la  familia puede ser un muy buen comienzo.

-Nunca dejes de jugar con ellos conforme crecen nuestro hijos tenemos la oportunidad de jugar con ellos, con los adolescentes principalmente es más fácil tocarlos mientras se juega pues muchas veces en esta etapa los jóvenes se alejan de sus padres aparentemente, pero en el fondo siguen necesitando el cariño y seguridad que les dan sus padres.

-Ríe con ellos criar hijos sanos siempre será más fácil en una casa alegre, donde haya bromas y buen humor. Los niños que se crían en ambientes positivos  llegan a ser jóvenes y adultos  optimistas, seguros de sí mismos y controlan mejor sus emociones.

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-Dedica tiempo al a vida familiar a cenar juntos, ver la TV, ir  al cine o hacer la tarea a diario con calma. Visiten a los abuelos u otros familiares y amigos, deja que tus hijos convivan con sus primos y fomenta todas aquellas actividades donde la familia puede pasar tiempo juntos.

-Cuando hables con ellos ponte a su altura de tal manera que puedas verlos a los ojos y ellos a ti.

-Sentarte con ellos a leer o jugar resulta un momento muy positivo para la relación afectiva.

-Haz de la hora del cuento en la noche, el momento más feliz del día. Recuéstate con tus hijos y abrázalos mientras lees en voz alta para ellos.

-Dedica tiempo a cada hijo por separado especialmente cuando tienes varios hijos.

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-Crea tradiciones familiares  cuando los tiempos difíciles de la vida los alcancen, siempre en su memoria y en su corazón tendrán buenos recuerdos en los cuales podrán refugiarse para retomar fuerzas y salir adelante.

-Asiste a sus actividades escolares, para ellos es muy importante y si no vas a poder o crees no llegar, sé honesto y dilo ellos lo entenderán y es mucho mejor a un desengaño o decepción.

 No solo los niños necesitan de todas estas muestras de amor en su vida, también los adultos que te rodean. Si tú comienzas a dar amor, muy pronto tú también estarás recibiendo mucho afecto que sanará tus propias heridas.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.