El apoyo de la pareja para enfrentar la adversidad

Cuando la vida nos sacude y y nos deshace los planes que teníamos establecidos, solemos cegarnos y no vemos salida, nos sentimos dentro de un tornado. Pero el tener una mano para sostener te da seguridad y te hace sentir que todo estará bien.

Nayeli Ramirez

Esperábamos la llegada de nuestro segundo bebé con gran expectativa. ¡Y era una niña! los tres esperábamos con ansia conocerla. Llegó el momento y fuimos al hospital, pero durante las contracciones sufrí un desgarre uterino, por lo que mi útero quedo dividido en tres partes. Me pasaron de inmediato a quirófano, lo último que recuerdo fue a mi esposo decir: “¡Sangre!”, mientras bajaba la cámara que llevaba en las manos para filmar el nacimiento de nuestra princesa. Desperté dos horas después, cuando ya me estaban suturando.Nadie me dijo lo que había pasado y me quedé un tiempo más en recuperación recibiendo transfusión de sangre. Yo todavía no entendía lo que estaba pasando. Cuando me llevaron a la habitación ahí estaba reunida toda mi familia. Podía ver la preocupación y la tristeza en sus rostros.

Cuando sacaron a mi hija de la cavidad abdominal estaba muerta. Por la ruptura de útero dejó de recibir oxigeno. Mi esposo estuvo presente en todo momento, vio como sacaban a nuestra bebé llena de sangre, sin tono muscular (flácida) y su piel en un tono muy oscuro. Una vez que los doctores lograron detener mi hemorragia, él corrió con nuestra pequeña a quien el pediatra, gracias a Dios, logró revivir. De esa experiencia me permito entresacar algunas cuantas lecciones, que espero sirvan a quien pudiera encontrarse en una situación difícil.

La fortaleza radica en la unidad

Se me pidió que permaneciera en cama sin poder moverme, comer o beber nada: la ginecóloga me dijo que no sabía si lograrían salvar a mi hija. También me informó que se me había hecho una reconstrucción de útero, se tuvieron que poner en su lugar mis intestinos y vejiga así que no podía hacerlos trabajar comiendo o bebiendo, al menos por dos días. Mi esposo me platicaba lo hermosa que era nuestra bebé a pesar de estar conectada a varios cables u tubos. Al tercer día logré que me llevaran a conocerla en silla de ruedas, nos pidió la neuróloga no hablarle ni tocarla para no producirle una convulsión, que sería muy dañino para su salud en ese momento, así que nos conformábamos con solo mirarla. Mi esposo me contó con detalle todo lo que había pasado en el quirófano.

El amor se fortalece a través de la admiración

Admiro mucho a mi esposo: muchos papás se desmayan al ver el nacimiento de sus hijos. Él se quedó al lado de su esposa desangrando y viendo a su bebé muerta y llena de sangre. Estuvo a mi lado en todo momento. El tenerlo cerca me daba ánimos, no lo vi llorar pero me dijo mi mamá que cuando salió del quirófano estaba hecho un mar de lágrimas y repetía a gritos: “¡se me mueren!”, mientras se aferraba a sus papás.

Paciencia en medio de la adversidad

Tuvimos que regresar a casa sin nuestra bebé. Es el sentimiento más desolador que he vivido. Fue como dejar el corazón en el hospital y llegar a casa con un hueco en los brazos. La visitábamos todos los días, la veíamos tan pequeña e indefensa y a la vez tan fuerte, luchando por su vida ante cualquier pronóstico. Un mes después por fin la pudimos llevar a casa. Su salud era buena aunque su condición neuronal era reservada ya que el daño cerebral era importante por la falta de oxigeno. Nos recomendaron ser pacientes, sólo el tiempo diría qué tan fuerte era el daño.

Advertisement

El mantener un espíritu agradecido nos ayuda a mantener la fe

Con todo, nosotros nos sentíamos tan bendecidos. Mi esposo y yo hablábamos todo el tiempo de las diferentes condiciones en que se podría encontrar nuestra hija que podía ser desde una dislexia hasta una parálisis cerebral, y siempre llagábamos a la misma conclusión, sin importar cual fuera el final nuestra pequeña sería la más amada.

Valorar el apoyo que recibimos de nuestros seres queridos

Pasamos por tantas cosas. A los dos meses estuvo hospitalizada por neumonía, y así frecuentemente teníamos que internarla en el hospital por complicaciones respiratorias. Hubo momentos que sentí que no podía más con el dolor de ver a mi bebé una vez más en el hospital, con sus manitas llenas de moretones por el catéter y las muestras de sangre que le sacaban a diario. Pero mi espeso siempre estuvo sosteniendome la mano, haciéndome más fuerte y reforzando mi fe.

Hacer oídos sordos a las voces de la crítica

A lo largo de esta experiencia me he topado con toda clase de doctores: algunos no me daban esperanzas de que mi hija mejoraría. Hubo quienes llegaron a decir que la niña no estaba bien cuidada, obviamente eso me hacía sentir muy mal porque yo me dedicaba de cuerpo y alma a mi pequeña. Pero mi esposo siempre me animaba. Por él aprendí a no dejarme llevar por lo que pudieran decir algunos “doctores”, que lo único que hacían era desanimarme y perder la fe y la confianza en Dios, y de poner todas mis energías en mi pequeña, sin pensar o anhelar un futuro que tal vez mi hija no alcanzaría, sólo dar gracias a Dios por cada mínimo avance que tuviera. Sin tener altas expectativas en mi pequeña cada avance me sorprendería el doble y lo disfrutaría mucho más.

Mantener la actitud correcta

Con mucho amor y cuidados hemos sacado adelante a nuestra pequeña que al año de edad fue diagnosticada con parálisis cerebral cuadri-parésica espástica, su daño cerebral es motor y cognitivo, las probabilidades de que pueda hablar y caminar son muy pocas. Aun así creemos que fuimos bendecidos. Nuestra princesa vino a unirnos más y a llenar de amor, esperanza y fe nuestras vidas. Muchas veces lo que hace la diferencia en la vida es simplemente mantener la actitud correcta.

No sé qué hubiera pasado o cómo hubiera sido la historia si mi esposo hubiera tomado otra actitud, si se hubiera alejado, como hacen muchos otros, si me hubiera dejado el peso del dolor y la responsabilidad a mí sola. Gracias a su apoyo he tenido las fuerzas necesarias para sacar a mis hijos adelante. Somos una familia que va por la vida caminando de la mano con la vista al frente, sabiendo que sin importar los retos que se nos presenten seguiremos hacia adelante, siempre de la mano.

Advertisement
Toma un momento para compartir ...

Nayeli Ramirez

Nayeli es mexicana, esposa, madre y estudió Derecho.