El arrepentimiento y el perdón; necesarios en tu vida como el aire que respiras

Dios está dispuesto a perdonar tus fallas si pides perdón de corazón.

Erika Patricia Otero

Hace nueve años era una persona muy diferente a quien soy hoy día, y todo se lo debo al poder del arrepentimiento.

Yo era una persona con una vida normal, llena de pruebas y carente por completo de la capacidad para comprender el poder de Dios. Yo no entendía que era el arrepentimiento aunque se me hablaba mucho acerca de este y su poder redentor.

Una noche, en el afán de saber cómo funcionaba, me arrodille y pedí a Dios que me ayudará a entender en qué consistía el arrepentimiento. Dios jamás me había respondido una súplica tan rápido.

No pasaron más que unos pocos días para que se me presentara una situación intolerable para cualquier ser humano. Yo había cometido un error grave y alguien sacó provecho de eso y me humilló en público. Siendo sincera, creo que me lo merecía.

Sentí que moría. Fueron semanas de llorar y soportar callada las ofensas que llegaron a mi vida a causa de ese incidente. Una noche, no soporté más, me arrodille pidiendo a Dios misericordia por lo que estaba viviendo y le prometí jamás  volver a hacer lo mismo que había hecho. Fue así como comencé a sentirme tranquila, las cosas tan feas que había estado viviendo comenzaron a disiparse hasta que al final todo terminó y mi vida cambio por completo.

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Toda esa experiencia me hizo darme cuenta que de verdad el arrepentimiento te cambia por completo.

Arrepentimiento y perdón

Cuando uno es dueño de un inmenso ego siente que no necesita arrepentirse de sus fallas y mucho menos pedir perdón de las mismas. Lo cierto, es que llega un momento en el que debes aprender que hay cosas que no deberías hacer y que, de hacerlas reiteradamente, traerán consecuencias graves para tu vida.

Cuando cometemos un error, sentimos mucho dolor; ese dolor es profundo y embarga todo tu ser. Ese dolor nos motiva a no cometer el mismo error en el futuro. Volver a cometer el mismo error a propósito demuestra que no estamos arrepentidos completamente.

Atado al arrepentimiento está el perdón. Cuando fallas y te sientes en realidad muy mal por tus actos, lo que buscas es perdón por lo que hiciste.

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El perdón te concede paz, una que te colma de armonía, que te libera. No es algo momentáneo si no que dura por siempre.

Puedo decirte que una vez te arrepientes por completo de ese pecado, jamás vuelves a caer. Pero se requiere de mucha valentía y humildad. La valentía te da fuerzas para soportar la prueba y la humildad te muestra tu condición humana y débil que requiere ser transformada y fortalecida.

Es necesario aprender        

Créeme cuando te digo que a veces basta experimentar ese tipo de pruebas como las que yo tuve que vivir para que sepas qué es y cómo funciona el arrepentimiento y el perdón; si lo haces bien, vas a procurar tener una vida recta y digna.

No digo que te vas a volver un santo o un ser humano perfecto e intachable, pero vas a ser más prudente, vas a medir más tus pasos y vas a actuar de manera recta guiado por los principios que te enseñaron en tu casa.

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Además, es bueno que eduques a tus niños bajo el concepto del arrepentimiento y el del perdón; de esa manera, sus vidas estarán orientadas en lo que es correcto para ellos y agradable a Dios.

Sé que podemos caernos muchas veces, pero está en tus manos buscar la manera de no caer una y otra vez en las mismas fallas. Si buscas el perdón constantemente, tu vida será mucho más pacífica y feliz, te lo garantizo.

Recuerda, el arrepentimiento y el perdón te acercan a Dios.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.