¡El cuarto de mi hijo es un desastre! Ideas para que lo mantenga limpio sin terminar en pleito

Que tu hijo adolescente mantenga su cuarto ordenado y limpio es posible si aplicas estas buenas ideas.

Emma E. Sánchez

Una de las grandes batallas que las madres tienen con sus hijos, tiene que ver con pedirles a diario que tengan o mantengan sus recámaras limpias y en orden.

Cuando son niños pequeños, o hasta sus 12 o 13 años, no hay mucho conflicto realmente,  pues todavía ellos tienen el deseo de hacer las cosas que hacen felices a sus padres, son acomedidos o les gusta cumplir con sus metas o deberes. Pero una vez que la adolescencia se instala en ellos, la historia cambia.

Lo que podría ser un problema sencillo de resolver con frecuencia termina en disgustos entre mamá e hijo y, en el peor de los casos, hasta en conflicto matrimonial.

¿Qué podemos hacer para que los chicos arreglen sus recámaras y evitar la 3ra Guerra Mundial?

Primero:  define qué es un “cuarto desordenado” para ti. Sé muy específica y puntual porque de esto dependerá el poner las cartas sobre la mesa con tu hijo. Algunos chicos necesitan recibir instrucciones muy precisas para poder realizarlas.

Ejemplo:

“El cuarto está o se ve limpio porque no hay ropa / libros en el piso”.

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“La cama debe estar tendida de esta manera (y muestras cómo) para que tu cuarto de vea o este limpio”.

“El clóset debe tener las puertas cerradas y la ropa en ganchos colgada”.

Este listado debe ser breve y posible para tu hijo.  No deben ser más de 5 líneas muy puntuales, no más. Cuando las pienses, identifica aquello con lo que tú estarás en paz y lo que tu hijo en verdad puede hacer. Una vez definido tu mínimo pueden platicar, dialogar y hasta hacer acuerdos, y respetarlos.

Sé muy clara en cuanto “desorden” está bien o es tolerable

Los adolescentes principalmente, necesitan un espacio para expresarse, relajarse y ser. Si los restringes demasiado, ellos “tronarán” es decir, explotarán porque puedes llegar a ser demasiado controladora en lo que su espacio se refiere, por eso debes de dar cierto margen sano.

Ejemplo:

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“Puedes poner todos los posters o afiches que quieras siempre y cuando estén en buenas condiciones”.

“No hay problema si solo tu escritorio está lleno de cosas pero no tu cama”.

Esta es la zona de paz para madre e hijo porque aquí ambos ceden, se ponen de acuerdo y hay libertad sin regaños ni quejas.

Explica y él entenderá

Cuando digo esto, algunas madres no me creen, simplemente no creen que los muchachos sí las escuchan, sí entienden a sus madres y sí permanecen en ellos lo que ellas les digan.

El problema es que las mamás sermoneamos día y noche, nos quejamos amargamente, regañamos, sentenciamos, castigamos y hasta condenamos sin nunca haber escuchado o dado una explicación del porqué es importante mantener aseado y en orden los espacios.

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Ejemplo:

“Los juguetes van en esta caja porque si alguien los pisa puede lastimarse, tener un accidente grave o romperlo y simplemente te quedarías sin juguete”.

“La ropa sucia debe ponerse en el contenedor no en el piso pues a parte de que se maltrata o se ensucia más, el perro puede romperla”.

“Puedes llevar a tu cuarto comida solo baja los platos en la mañana porque si los dejas se llenan de hormigas y son muy molestas”.

Trata a tu hijo como una persona inteligente, no solo  digas “porque yo quiero”, “ porque a mí así me gusta”. Decir eso es una provocación a la batalla o por lo menos a que te ignoren.

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Un lugar para cada cosa

Si quieres que la ropa no esté en el piso, pon un cesto para que ahí la pongan si está sucia, un perchero si está limpia, una zapatera para los zapatos, un librero o una mesa para los libros. Parece una obviedad, pero créeme que para un joven no lo es.

Ten solamente lo que puedes controlar

Cuando el problema de mantener en orden o asear el cuarto no mejora a pesar de los acuerdos, explicar y poner el ejemplo, puedes aplicar el concepto de usarás lo que puedas manejar únicamente. Llegar a  este nivel  es serio pues el joven pierde y va ganando conforme muestre  que puede manejar las cosas.

A veces el origen de tanto desorden es porque hay demasiadas cosas, mucha ropa, demasiados juguetes, demasiados zapatos, demasiado de algo deja de ser sano y con frecuencia reducir cantidades nos da una nueva perspectiva.

Implica limpieza profunda, un momento álgido  pues hay una intromisión  directa sobre sus posesiones pero si lo haces sin gritos, sin regaños, en calma y con respeto a su intimidad, normalmente los chicos reaccionan bien, entienden y mejoran.

El área de estudio

Esta parte de su habitación si la tiene, puede ser el principio y origen del orden, el aseo y los buenos hábitos y de igual manera es la zona que te habla de “caos organizado y de trabajo” o de un desorden más profundo.

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María Montessori solía repetir que el orden exterior nos conduce al orden interior, y hoy sabemos que el caos exterior nos habla de un caos interno que debemos cuidar que no surja.

¿Has escuchado hablar de los  acumuladores, y cómo esa acumulación solo nos habla de un desorden mental y de una gran necesidad emocional? Esas son las cosas que debemos observar para evitar.

Sé congruente

Nadie puede tener cara para pedir orden o aseo cuando no lo vive ni lo procura.  Si tu adolescente tiene dificultades con el orden o el aseo, revísate a fondo, tal vez tú misma lo has estado provocando.

Reconoce sus esfuerzos

Un apapacho, una nota, una galletas en su escritorio, un mensaje de texto, un elogio público lo que quieras, pero hazle saber que notas sus esfuerzos y sus logros.

Dile lo mucho que valoras y agradeces su ayuda  y su consideración al esforzarse por mantener su habitación, su ropa y sus cosas en orden.

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Recuerda esto: tiene más efecto una gota de miel que un litro de hiel.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.