El día en que otro niño le pegó a mi hija

Cuando uno de sus amiguitos empujó y tiró a mi hija, yo no supe cómo actuar. Me di cuenta de que tenía mucho por aprender para para poder ayudarla. Si es tu caso también, este artículo es para ti.

Pilar Ochoa Mendez

En casa con sus primos, de visita con algún amiguito o en un parque, había visto a otros niños pelear. Mis juicios e ideas previas fueron totalmente inútiles cuando, de pronto, un niño golpeó a mi hija. Si no te ha pasado, debes estar lista cuando ocurra, ya que, como madre, enfrentarás la incertidumbre de no saber actuar correctamente.

Estoy convencida de que la agresión está presente en nuestra naturaleza. Algunos niños pegan, empujan o muerden, otros se agreden a sí mismos. No todos los niños que pegan lo hacen como imitación, por haber sido agredidos en casa, escuela o por lo que vieron en televisión. De la misma forma en que los niños son inmaduros al caminar o hablar, son inmaduros en su manejo emocional. Afortunadamente, al igual que los impulsos agresivos, está en nuestra naturaleza la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, eligiendo lo que nos parezca mejor.

¡Pero a mi niña le falta mucho! Piaget afirmó que el niño no adquiere una conciencia moral —uso de razón— hasta que tiene aproximadamente 6 años. Y aún entonces, le falta un largo camino para que formule y mantenga sus propios principios. La buena noticia es que, desde los dos o tres años, el niño comienza a entender qué gusta y disgusta a sus papás; este es el medio para empezar a formarle.

Mi esposo y yo hemos pasado literalmente horas hablando del tema. Por una parte no queremos que nuestra niña sea víctima de bullying o acoso; tampoco queremos que sea una niña agresiva o violenta. Con base en nuestra experiencia con mi hija y sus amiguitos, queremos compartirte algunos principios para reaccionar cuando otro niño agrede a tu hijo:

1. Tómalo con calma

Cuando ocurra una agresión, si es posible, espera un instante antes de intervenir. Observa y date cuenta cómo te sientes ante lo que está ocurriendo, controla tus emociones antes de pedir a tu hijo u otro niño que controle la suyas. Como mamá, es lógico que te hierva la sangre si alguien lastima a tu hijo, sin embargo, debes considerar con detenimiento los riesgos de actuar impulsivamente.

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2. Entiende la situación

Trata de conocer el origen de la pelea. En más de una ocasión, descubrí que la pelea comenzó cuando mi hija le quitó un juguete a otro niño. También pueden haberse golpeado por accidente, o bien pudo tratarse de un niño abrumado por sus emociones que, sin razón aparente, las desfoga golpeando a quien tiene más cerca.

3. Protege, pero sin violencia

Si es necesario, ¡defiende a tu hijo! No estoy de acuerdo con estas teorías que recomiendan “dejar que se defienda solo”. Sí, a lo largo de su vida en muchos momentos tendrá que hacerlo mas, si para entonces ya le has ayudado a adquirir las herramientas adecuadas, su respuesta será mucho más asertiva.

Asegúrate de no ser una mamá violenta, ¡eso es peligrosísimo! En mi ciudad ocurrió un caso muy triste. Dos compañeritos se pelearon en la escuela y, al salir, cada uno acusó al otro con su madre. Las mamás comenzaron a agredirse a gritos y empujones fuera de la escuela, pero esto no acabó ahí. Una de ellas, momentos después, ¡mandó golpear el coche de la otra! Por supuesto, su hijo vio cómo la violencia fue “la solución”.

4. No caigas en provocaciones

Si te encuentras con un padre agresivo, haz acopio de prudencia y humildad, y retírate. Más vale enseñar a tu hijo prudencia, aunque temporalmente se confunda con cobardía, que una supuesta valentía que en realidad signifique soberbia e inmadurez emocional.

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5. Háblalo con tu esposo

Y algo muy, pero muy importante: ¡pónganse de acuerdo! Que lo que diga mamá, papá lo refuerce, y viceversa. Averigua también cómo se tratan las eventuales agresiones en la escuela, en las casas de los amigos, y procura que tus hijos perciban coherencia entre los distintos mensajes.

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Defenderse no está mal. Enseña a tus hijos que cuando las palabras, el acudir a un adulto o alejarse no son suficientes, pueden defenderse y contarán con tu apoyo. Como dijo Mahatma Gandhi, “No hay camino para la paz, la paz es el camino”.

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Pilar Ochoa Mendez

Pilar es pedagoga, está convencida de que su forma de cambiar al mundo es a través de la familia y la educación. Le encanta leer, mirar televisión y una buena discusión, incluso cuando no gana.