El dolor como fuerza potenciadora de crecimiento personal

"Cuando la vida es dulce, da gracias y celebra. Cuando sea agria, da gracias y crece". Shauna Niequist

Erika Patricia Otero

El sufrimiento es una sensación con la que todos lastimosamente estamos familiarizados. Sin embargo, todos asumimos estás épocas de dolor de diferente manea. Mientras algunos toman lo mejor, se superan y crecen, otros se sumergen más y más en el hondo océano del tormento.

Lo interesante es que quienes usan el dolor como medio de aprendizaje, también vivieron el desespero de no hallar salida. Es decir, los segundos, en algún punto de su vida también aprenderán a agradecer las cosas “malas” de la existencia.

Ese es el truco de la existencia: aprender a agradecer tanto las cosas buenas como las malas. Cuando se logra, las personas alcanzan la plenitud y es mucho más fácil hacerle frente a los problemas.

Es cuestión de sentir cierto agradecimiento por las situaciones dolorosas porque incluso estas nos ayudan a volvernos mejores seres humanos.

No podemos negar que hay situaciones dolorosas que nos llevan a hacer un cambio profundo en nuestra psique. Esto es válido porque entonces el dolor tiene un propósito, de otra manera solo se trataría de sufrimiento en vano.

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¿De qué trata el crecimiento postraumático?

Empezaré diciendo que el estrés postraumático es una condición médica resultante de haber vivido una situación altamente traumática.

Supón que viviste una guerra, una catástrofe natural donde perdiste a muchos de tus seres queridos. Estos eventos dejan sendas heridas emocionales y mentales que ponen a quien lo sufre en un estado de vulnerabilidad mental.

La persona tiene recuerdos recurrentes e invasivos que no le permiten vivir el día a día. Sufre pesadillas, siempre está alerta, se siente amenazada y acorralada. Los síntomas son múltiples y para poder hacerle frente debe someterse a terapias y muchas veces debe medicarse.

A mitad de la década de los 90, los psicólogos Richard G. Tedeschi y Lawrence G. Calhoun investigaron el crecimiento postraumático. Encontraron que el 90% de las personas que sufrieron evento traumático, están expuestas a un fenómeno conocido como crecimiento postraumático.

Ellos definen el crecimiento postraumático como “el cambio psicológico positivo experimentado como consecuencia de la adversidad y otros desafíos, con el fin de alcanzar un nivel más alto de funcionamiento”.

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Dicho de otra manera, las experiencias dolorosas ayudan a quien las sufre, a desarrollar recursos adaptativos que le permiten entender el mundo y hacerle frente al duelo subsecuente. Es de esta manera que la persona logra un cambio muy valioso para el resto de su vida.

Los cinco pilares del crecimiento postraumático

Tedeschi y Calhoun explican que el crecimiento postraumático está sostenido por estas 5 premisas:

1 La persona siente deseos de darse nuevas oportunidades que antes le eran inconcebibles por el trauma vivido.

2 Hay una mayor “conexión” con los demás. Esto sucede porque hay un aumento de la empatía por el sufrimiento de otros.

3 Sentido de autosuficiencia. La persona comprende que si fue capaz de superar ese trauma, puede superar cualquier cosa que le ocurra.

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4 La persona se vuelve más agradecida por las cosas que la vida le ofrece. Se da cuenta de que son más las cosas buenas que le pueden suceder que las negativas. Por lo tanto aprende a apreciar lo que antes daba por sentado.

5 Crece en la persona el deseo por tener crecimiento espiritual y un propósito para su vida. Esto puede generar cambios en sus creencias espirituales, valores y principios.

¿Qué causa el crecimiento postraumático?

Lo que hace que una persona logre el crecimiento postraumático, es la necesidad de adaptarse y aceptar las cosas negativas que le sucedieron. Este no surge como consecuencia del trauma, sino del esfuerzo por hacerle frente a su realidad.

Se ha observado que una persona que empieza a experimentar crecimiento postraumático tiene un gran cambio en sus creencias espirituales.

Además, cuando una persona tiene una red de apoyo social, esta le ayuda a la transición por el evento traumático; es así como se le hace mucho más fácil hacerle frente al estrés postraumático. Así la situación, el crecimiento postraumático llega como consecuencia al apoyo recibido.

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La persona también se vuelve resiliente. Aprende a aceptar los eventos de la vida que no se pueden cambiar; esto lo hace porque sabe que es vital para poder adaptarse a la vida y la sociedad.

Yo puedo, tú puedes, todos podemos

Cada uno de nosotros hemos afrontado situaciones que muchas veces sentimos imposibles de superar. La realidad es que esto muchas veces es un engaño del ego; un autosabotaje para posicionarnos en el papel de víctima. La realidad es que somos más fuertes de lo que cada uno e nosotros cree.

Debemos permitirnos experimentar dolor, lo que no podemos permitirnos es que este tome el control de nuestra vida. Afortunadamente, conforme pasa el tiempo, la vida nos lleva por senderos que nos demuestran de qué material estamos hechos.

Es así como un día nos encontramos sufriendo, y luego empezamos a analizar la fuente del dolor; después le hacemos frente y sacamos lo mejor de esta. Cuando llegamos a este punto, empezamos a ver la vida con ojos más optimistas, unos que nos permiten liberarnos del dolor y la amargura.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.