El éxito de estar comunicados deviene falta de autenticidad

La conexión a internet puede ser rápida, pero si no nos impulsa a estar más tiempo en familia y a expresar el amor deja de ser una herramienta para ser un obstáculo.

Marta Martínez Aguirre

La quimera de estar comunicados crece cada día. ¿Qué es lo que hace atractivo tener tanta conexión en los hogares, repleta de vocabularios técnicos como Wi-fi, e-mails, chats, sms, redes sociales y artefactos cada vez más novedosos y saturados de promesas tecnológicas? La respuesta es dolorosa: hemos olvidado el uso del lenguaje del amor en carne y hueso, para quedar atrapados en los cantos de las sirenas de banda ancha y el descompromiso afectivo. La conexión, por más veloz que sea, no suple el calor tibio de la piel, la mirada dulce y serena, la escucha generosa y empática, la voz apacible y cómplice, porque está llena de mentiras, contraseñas, perfiles maquillados y lisonjeros.

Según las estadísticas recientes en Uruguay el 58% de la población tiene acceso directo a Internet. Esto nos ubica, junto con Chile, como uno de los países más conectados de América Latina, dejando atrás a Argentina, Colombia, Costa Rica y República Dominicana.

Alcanza con tener un nickname, un password y un dedo índice dispuesto a hacer doble clic para que se abra una red de fantasías e invenciones. Los nombres no son reales, los relatos niegan realidades y la vida es una sucesión de fotografías alocadas y heroicas. Todo eso crea un nuevo evangelio según los santos de la época: facebook, twitter o mangocho, donde el mandamiento de amar al prójimo consiste en mantenerlo como amigo y cliquearle “Me gusta”, mientras no haga o diga algo que te perturbe y entonces hagas uso de tu derecho a quitarlo, a bloquearlo o ignorarlo setenta veces siete.

Eso es lo que produce el éxito de las conexiones, la falta de autenticidad. Ser otro distinto a quien soy, sin tener que armarme de coraje para decirle a mi amiga, “Me has herido”, ni tener que salir a caminar y buscar, por cierto tiempo (según la economía), un regalo especial para su cumpleaños, ni secarme las manos de apuro en el delantal y salir corriendo a auxiliarlo o hacerle una actividad de servicio. Con un clic tengo el poder en mis manos, y si me siento herida lo bloqueo, si cumple años le envío una postal animada y si necesita ayuda le escribo, “Ánimo, amiga”, con algún video adjunto que le dé fuerzas.

La comunicación de carne y hueso requiere presencia, compromiso, coraje, sentimientos, caricias, texturas, intimidad, besos, tiempo, paciencia y trascendencia, entre otros atributos. No nos tendría que preocupar tanto que internet ande lento como el saber que la vida es un instante en la eternidad. La finitud nos espolea para aprovechar las oportunidades que se nos ofrecen y que, de no aprovecharlas, pasarán y no retornarán. Victor Frankl afirma: “Nunca es demasiado tarde, nunca es demasiado pronto, lo cual significa que siempre se está a tiempo”.

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Te invito a mirar un video y a que reflexiones: trata de un joven que pierde a su madre, y luego se da cuenta de que la única vez que le expresó que la amaba fue mientras agonizaba, a su lado. Elige un integrante de la familia por vez y empieza a practicar la comunicación real, la de carne y hueso.

Te dejo aquí algunas ideas que no requieren enchufes, ni baterías:

Comunícate con tus palabras

Si te cuesta expresarte, elabora tarjetas o escribe una carta con palabras de afirmación y gratitud hacia tu ser querido; elogia los puntos fuertes y las cosas que aprecias de ellos, haz una lista de las cosas por las cuales sientes gratitud, y dilas en la semana.

Dónate

Piensa en alguna actividad que él o ella disfruta, y dile que deseas hacerla juntos; puede ser limpiar los armarios, encerar los pisos, reparar un mueble, pintar una habitación. Fija fecha y hora, y da lo mejor de ti.

Exprésate con tu cuerpo

Sujeta su mano, abraza, peina, acércate, tómala en tus brazos, guiña un ojo, sonríe, cántale, usa tu cuerpo para comunicar tu amor.

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Regala

Descubre tus talentos y confecciona regalos caseros si no tienes mucho dinero; muchas veces esas artesanías se convierten luego en reliquias familiares. Corta flores del jardín y sorpréndela; entrega un regalo con vida, ya sea una mascota, una planta; ve a la biblioteca del barrio y, si es legal en tu país, fotocopia un libro antiguo que siempre quiso leer o escanéalo; imprime fotografías y llena la puerta de la heladera de momentos únicos y especiales; escribe, “Me gusta” en una lista que contenga sus cualidades.

No estoy en contra de las herramientas mediáticas, pero sí de su mal y excesivo uso. Su buena utilización implica emplearlas como complemento de la comunicación directa. Recuerda que la comunicación de carne y hueso no se detiene con las tormentas, ni exige cuotas a fin de mes y, sin embargo, su alcance es eterno.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: