El síndrome de Solomon en la infancia, ¿lo conoces?

Con paciencia, amor y un acompañamiento cariñoso, tu hijo puede salir adelante.

Emma E. Sánchez

Educar a un niño siempre será un reto para cualquier padre, y en estos días el reto se vuelve mucho más complejo, pues donde sea se habla de competitividad aún desde las edades más tempranas.

Las escuelas ofrecen programas cada vez más complejos y en una gran diversidad de materias con la promesa que les prepararán para los retos de los grados superiores. Son millones de padres los que pagan por clases extras, entrenamientos, psicólogos, terapeutas, cursos para desarrollar el pensamiento, habilidades y los veranos son también aprovechados al máximo para que los niños puedan seguir aprendiendo.

Y esto se duplica o triplica cuando un niño muestra algún talento o habilidad especial.

Conforme este “boom” de la sobre-educación de los hijos, varios  fenómenos comenzaron  a aparecer y ser estudiados.

El síndrome de Solomon en la infancia

Solomon Asch, un psicólogo norteamericano, observó que algunos alumnos capaces, inteligentes y con todo el potencial para distinguirse en alguna área del saber, deporte o arte, simplemente, lo evita o lo rechaza.

Asch continuó investigando y se dio cuenta que no solo se trataba de un fenómeno aislado sino de todo un síndrome que los niños y adolescentes están presentando en edades cada vez más tempranas.

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El  síndrome tiene como principal factor el miedo a ser diferente o sobresalir.

En la edad adulta

Anteriormente, a este tipo de conducta algunos psicólogos lo reconocían como “temor al éxito” o alguna situación relacionada a la seguridad personal o autoestima, pero no se conocía entre los más jóvenes o niños.

Hoy sabemos que este problema tiene un origen en la autoestima y en el desarrollo de la propia identidad, por lo tanto, puede surgir en la infancia y manifestarse a lo largo de toda la vida.

Sus manifestaciones en los niños

Quien posee este síndrome regularmente no tiene confianza en sí mismo y en consecuencia su autoestima comienza a deteriorarse. Son pequeños o jovencitos que dependen enormemente de la opinión de su grupo de amigos o de iguales.

Curiosamente, también se trata de niños muy inteligentes y sensibles, niños que de atreverse serían los presidentes de una clase, alumno destacado de las materias que más le gustan, capitán de un equipo. Pero en el fondo, pueden llegar a pensar que sus habilidades, logros o cualidades pueden ofender a los que le rodean y no importa que sus padres o maestros les digan lo contrario o les animen a seguir adelante.

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¿Será que mi hijo lo padece?

Los pequeños que presentan este síndrome, por lo general también son niños que ceden a la presión social de su grupo. Se trata de niños que son  capaces de dejar de lado algo que a ellos les gusta con tal de estar en lado de la mayoría.

Si alguien comienza buscar que todos hagan o decidan por algo en particular que a él no le gusta, se sentirá incómodo pero no podrá decir que no, llevar la contra o retirarse para preservar lo que a él le gusta.

Estos niños, desde pequeños manifestaron dificultades para distinguir entre lo que deben hacer o lo que quieren hacer.

Son menores que se conforman fácilmente con lo que les den, lo haya o lo que se decida. Casi nunca manifiestan sus deseos o hacen propuestas para otros.

Ansiedad y autoestima

A pesar de  ser niños capaces, talentosos y con un sinfín de cualidades, los hijos que padecen este síndrome, se infravaloran constantemente, no se sienten capaces de hacer las cosas y su sensibilidad puede llegara resentir las críticas u opiniones de otros sobre ellos en gran manera.

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Sienten y creen que no son personas valiosas, y el hecho de pensar en eso o que serán rechazados o juzgados les genera mucha ansiedad.

Cuando no tienen un debido respaldo y acompañamiento pueden llegar a desarrollar alguna dependencia emocional hacia alguien en particular con quien se sienta seguro y cómodo.

Los peligros que pueden experimentar

Imagina un niño o un alumno con este tipo de características en medio de otros chicos más audaces o mayores. Así es, son fáciles de manipular y son altamente vulnerables.

En la infancia comienzan a notarse los rasgos de conformismo, autoestima baja, dificultad para tomar decisiones propias y defenderlas. Y ya en la pubertad o adolescencia se nota mucho más la dificultad de hacer amigos y tristemente de hacer lo que les digan si quieren ser “amigo” de alguien, inclusive faltar las reglas o leyes.

Ahora, ¿Qué podemos hacer para evitarlo?

Siempre, desde la más tierna infancia, debemos de cuidar la salud mental de los pequeños si deseamos evitar problemáticas a futuro. Estas ideas te pueden dar la pauta:

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Escucharlos con atención

Reforzar de manera positiva sus logros

Evitar hacer por ellos lo que ellos pueden hacer por sí mismos

Permitirles decidir, sobre su ropa, cómo organizar sus juguetes, libros o hasta el acomodo de su cama

Jamás juzgarlos o compararlos con sus hermanos u otros niños

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Amarlos, y decírselo. Demostrarlo frecuentemente por lo que él es y no por lo que hace o deja de hacer

Mostrarle por medio del ejemplo todas las cosas buenas que suceden cuando nos atrevemos a experimentar algo nuevo o diferente. Nunca atacar las diferencias sino respetarlas.

Jamás dar los mismos regalos a todos los hijos. Esfuérzate por dar un regalo según la personalidad de cada uno.

Darle oportunidades de dirigir algo en casa, de comprar, pagar, cocinar o simplemente, permitirle ser quien es él.

Te invito a seguir leyendo sobre autoestima, confianza y desarrollo en en nuestros hijos. Recuerda que en tus manos está el empoderamiento de tus hijos para su vida.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.