El tamaño y forma del vientre no determinan el sexo del bebé

Hombres y mujeres que ya hemos pasado por ese tema de la espera de los nueve meses de un embarazo, en cierto momento llega la futura abuela, la tía, la vecina y hasta la cajera del súper mercado a evaluar el vientre de la futura mamá.

Arturo Leonardo

La verdad, no quería ser yo quien te dijera esto, que desmintiera tamaña creencia; especialmente no decírselo a las abuelas o mamás que están en proceso de asesoramiento con las mujeres novatas en la condición de ser mamá, pero mi instrucción informativa me indica que debo hacerlo.

Resulta que en un día de trabajo cotidiano, una compañera dijo algo, pero fue más o menos parecido entre un suspiro de decepción y de sorpresa. Le pregunto qué le pasa, y me dice, “Mira…”. Entonces leo la nota y de inmediato pensé, esto terminará con al menos el primer gran tema de conversación de las embarazadas: “El tamaño y forma del vientre no determinan el sexo del bebé”.

¿Qué? No es posible esto. Mi interpretación es lo más semejante a un cataclismo, como si me dijeran que la felicidad (momentánea) no se halla en una botana preparada con sal y limón y chile, o que los futbolistas mexicanos no saben jugar futbol. Bueno… esto último sí es más terrenal.

La cuestión es que según el ginecólogo y obstetra Fred Morgan Ortiz, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) de México, la forma de la pancita materna nada tiene que ver con el sexo que habrá de tener el bebé. Nada que ver, he aquí el mito que se viene abajo.

Recordarán, hombres y mujeres que ya hemos pasado por ese tema de la espera de los nueve meses de un embarazo, que en cierto momento llega la futura abuela, la tía, la sobrina, la vecina y hasta la cajera del súper mercado a evaluar el vientre de la futura mamá, provistas de tanta palabrería en torno al tema.

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Esos ojos “clínicos”, avezados por la experiencia pero también por todo lo que se cuenta, dicen que si la panza es alargada entonces será un niño, pero si el estómago es redondo será una niña; así lo he escuchado tantas veces que en alguna ocasión estuve a punto de pedir que tal cosa se hiciera a manera de decreto presidencial.

Pero el especialista Morgan Ortiz nos dice: “De hecho, la forma va a depender de la flacidez, de la forma del abdomen y de la complexión de la mujer. No hay ningún estudio que valide científicamente la asociación entre la forma del abdomen y el sexo del bebé que está en desarrollo”. Además, explica que la forma del abdomen depende también de que si la futura mamá hace ejercicio o no. Será diferente si lleva una vida sedentaria o no.

El peso y tamaño del bebé tienen que ver siempre con los padres. La complexión de ellos será determinante a la hora de esperar al niño.

“Si es una mamá de talla chica no hay que esperar un bebé grande. Aunque si esa mamá desarrolla una enfermedad como diabetes, puede tener un bebé de bajo peso y estatura corta, o todo lo contrario: un bebé macrosómico, esto significa, de más de cuatro kilos de peso”; esas fueron sus palabras exactas.

Si bien la tesis puede resultar completamente creíble y fundamentada, lo más importante siempre será ese sexto o séptimo sentido que tienen las mamás. Al fin y al cabo, ellas son quienes pasan absolutamente todo el tiempo con el bebé. De entrada, sin embargo, el tamaño y forma del vientre no determinan el sexo del bebé.

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Arturo Leonardo

Comunicador fanático de sus hijos a quienes les relata día a día sus aventuras de música y deportes, gusta de leer lo que se cruce en su camino, piensa que el acto más revolucionario que puede existir es el de reír.