El verdadero asesino de tu matrimonio y por qué nadie lo menciona

¿Sabes qué es lo que en realidad está destruyendo tu matrimonio? Puede que sea algo diferente a lo que piensas-

Kayla Lemmon

Nota del editor: Este artículo se publicó originalmente en el blog de Kayla Lemmon, All Our Lemmony Things. Ha sido republicado aquí con su consentimiento

Siempre me he sentido atraída por los romances inigualables. A pesar de que nadie compartía mi opinión, creo que fue cuando era una adolescente que decidí que mi tipo de libro favorito para escribir, era uno en el cual los dos personajes se enamoran al final. Y entonces, todo me condujo hacia una dirección: a descubrir a Nicholas Sparks (autor de Diario de una pasión), una mini serie de televisión de 1980 llamada El pájaro espino, al igual que a leer Cumbres Borrascosas y escuchar a Air supply. Amor, amor, amor. Inmortal, dulce amor enfermizo, envuelto en pétalos de rosa y más amor.

Y solo aumentó. No nada más para mí, sino para el resto de nosotros. Películas, música, novelas, comedias, con personajes perversamente adorables e historias muy lindas que nos encaminaban hacia el anticipado primer beso (seamos sinceras, Jim y Pam en The Office nos emocionaban) y, en mi caso, despertaban mis expectativas. Quería un romance de ese tipo. Quería ser la actriz principal en mi vida.

Pero de manera desafortunada, las expectativas no son algo positivo. Y son algo contra lo que aún lucho. Las expectativas irreales que provienen de ver a Ryan Gosling, protagonista de Diario de una pasión, en un bote rodeado de cisnes, matan cualquier matrimonio.

Las expectativas irreales destruyen los amores reales

Ahora, antes que se molesten conmigo, no estoy diciendo que el matrimonio no debe ser emocionante, alegre o romántico. Al contrario, estoy segura que tienes una historia de amor que me gustaría escuchar y, conociéndome, consideraría que es la más hermosa de todas.

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Pero tenemos este hábito letal de estar absortos en mundos y escenarios falsos, o en portadas de revistas coloridas, tanto que olvidamos lo que es la vida real. Olvidamos que la gente comete errores, que el sexo prohibido es en verdad un término sexi para un percance, oscuro, morboso, esperando suceder. Olvidamos que los hombres no pueden leer nuestra mente, que las peleas no siempre terminan en un jugueteo extraordinario hacia la recámara, con las mejillas sonrosadas; perdemos de vista que el romance no sucede así, como al descuido y de manera inconsciente, sin esfuerzo, objetivo, ni intención. Olvidamos que ser infiel a tu esposo al citarte con tu amor de la infancia, es en realidad una mala idea que nunca termina bien y que el “chico malo” es simplemente eso, malo.

Ansiamos lo que de manera literal nunca tendremos y lo que no deberíamos hacer, bajo ninguna circunstancia. Además estás expectativas podrían incluso estar destruyendo lo que Dios planeó para ti.

En las últimas noticias, veo infinidad de artículos que se titulan, “Las diez razones por las que tu matrimonio está fallando”, “¿De qué manera estás destruyendo a tu esposo y no lo sabes?” o “Las cinco maneras en las que te encaminas a un divorcio”. Las razones siempre tienen una tendencia lógica: falta de comunicación, acumulación de resentimientos, dificultades financieras, infidelidad. ¡Los he leído todos!

Pero no me he encontrado alguna nota (puedo estar equivocada) que, de forma simple, explique lo que es obvio. Valoramos a nuestra pareja con estándares de gente y escenarios irreales y un deseo arraigado por tener el romance que TODOS tienen, solo porque vimos, escuchamos o leímos sobre ello. Eso es lo que consideramos real, mientras nuestra propia vida y nuestra propia relación se está arruinando o rompiendo.

No puedo creer cuantos blogs y artículos leí cuando Nicholas Sparks, uno de los escritores de romance más exitosos en los Estados Unidos, quien nos hizo romper en llanto una y otra vez, anunció su divorcio. ¿Qué? Gritaron las mujeres por todo ese país, ¿cómo es posible? ¿El hombre que inventó el romance no puede sostener su propio matrimonio? Me consternaba ver la manera en que muchas mujeres reaccionaron ante la noticia, llamándolo hipócrita y falso, y sollozando devastadas. Pero, además, ¿cómo podríamos leer uno de sus libros de nuevo?

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Más allá de su estilo, en algún momento, olvidamos que Nicholas Sparks también lleva una vida separada de la fantasía, dice cosas equivocadas y comete errores, además que no puede leer la mente de su esposa. Ellos pagan las cuentas, ella no se levanta con el maquillaje de las pestañas fresco por la mañana y no se cuelgan de la rueda de la fortuna para llamar la atención del otro. ¿Por qué llevaríamos ese matrimonio a los estándares de sus escritos, cuando éstos son mera ficción? Pero lo que hacemos con nosotras mismas es equivalente, y ni siquiera somos quienes escribimos.

El amor real es imperfecto, y eso nos ayuda a perdurar

Conocí a mi esposo dentro de una especie de torbellino, si conocieras la historia, es probable que pensaras que es una historia de amor digna de un libro. Créeme, fue estremecedor y dulce, además me encanta. Pero seamos honestos, el matrimonio conlleva esfuerzo, sacrificio, aburrición, estrés, imperfecciones. El matrimonio no es nada parecido a lo que vemos en las series de televisión. No es fantasioso, no se ha editado. Es natural, real, lleno de capas de errores y de material no editado.

No hablamos de las historias de amor en Hollywood o los libros que son irreales, porque no queremos que sean de otra forma. Disfrutamos esas historias y está bien para entretenimiento, pero no es correcto cuando nos ciegan a la realidad y hacen que escenarios que son dañinos o incorrectos en la vida real, luzcan dorados y perfectos en la pantalla. No está bien cuando perdemos a alguien que amamos porque no encaja en el molde que nuestras mentes crearon.

Todavía me encanta el romance, amo a Nicholas Sparks, estoy obsesionada con Lo Que El Viento Se Llevó, El Fantasma De La Ópera y todas esas antiguas historias de amor, que no tienen tiempo y que me hicieron adorar la literatura, más que a nada. Pero vivo aquí: estoy escribiendo mi propia historia de la vida real, una que incluso no es comparable con lo que he visto antes. Pero he aprendido a amarla más, sólo porque es real. Y por que es mi historia.

_Traducido y adaptado al español por Myrna del Carmen Flores del artículo original en inglés:”The real killer of your marriage and why no one mentions it” de (Kayla Lemmon).

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