Enseña a tu hijo a convivir con personas con discapacidad

¿Tus hijos te han hecho pasar vergüenzas por sus imprudencias? Edúcales con amor respecto a la piedad, la prudencia y el respeto hacia quienes son diferentes.

Erika Otero Romero

Si algo bello tienen los niños, es la inocencia y la ingenuidad con la que perciben el mundo. Sin embargo, también debes admitir que probablemente uno de tus pequeños te ha hecho pasar una que otra vergüenza al manifestar lo que piensa y siente, sin ningún tipo de prudencia. Aunque probablemente te sentiste molesta y le llamaste la atención, pregúntate: ¿es culpa de ellos? Para ser honesta, no lo pienso así y aunque tampoco se trata de culparte como madre, es un hecho que parte de tu responsabilidad consiste en enseñar a los niños valores y principios correctos.

Si brindas a tus hijos estas enseñanzas, podrán relacionarse mejor en la sociedad, respetando las diferencias de cada individuo y sin lastimar los sentimientos de los demás. No quisiera que malinterpretes lo que deseo transmitirte, ya que no se trata de restringir al niño en la libre manifestación de sus pensamientos, sentimientos y emociones. Lo que quiero decir es que los padres deben educar a sus hijos en los valores del respeto, la prudencia, la piedad y el amor al prójimo, evitando así que ocurran situaciones como la que te cuento a continuación.

La historia de Augusto

Mi sobrino Augusto, de 8 años de edad, tiene Síndrome de Asperger, que es un tipo muy leve de autismo al que también se le conoce como autismo de alto rendimiento. Por fortuna, sus dificultades sociales no son tan marcadas como en otros casos, pero si quiero ser franca conmigo misma, es por completo diferente a los niños de su edad.

Su manera especial de ser, hace que se distinga entre la multitud de un centro comercial, así como en la escuela, ya que siempre está emitiendo sonidos desde su garganta y hablando o jugando solo, sin importarle que las personas lo miren de forma extraña. Incluso, cuando otros niños lo observan, le preguntan a sus padres la razón por la cual mi pequeño se comporta de esa manera.

En un principio, esas reacciones me incomodaban mucho, al punto de sentirme molesta. Pero ahora comprendo que no son más que efectos de la curiosidad y el desconocimiento de la gente. Además, en el caso de los niños que observan con insistencia y preguntan con curiosidad, me parece que es el reflejo de lo que se cuestionan sus padres y que muchos no se atreven a expresar de manera tan directa como lo hacen sus pequeños.

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La prudencia, la piedad y el respeto van de la mano

Lastimosamente, miles de niños con evidentes problemas de salud física y mental, se ven asediados por las interrogantes de otros niños que señalan sin prudencia su situación, mientras que sus padres avergonzados no saben cómo menguar esa evidente falta de sensatez. Por fortuna, las situaciones con los niños son mucho más simples de solucionar que cuando se trata de adultos imprudentes, por lo que aquí comparto algunas opciones para superar la vergüenza y recuperar el amor, la piedad y el respeto por los demás.

1. No especular

Cuando tu niño te pregunte por la situación de un pequeño diferente a él, lo ideal es que no especules. Lo mejor es que te acerques a la familia del niño en cuestión y converses con ellos de manera amable, verás que las cosas no son tan terribles como parecen.

2. Convivir con los otros

Los niños siempre serán niños sin importar su historia clínica, así que permite que tus hijos se acerquen a ese pequeño con la piel roja. Deja que jueguen juntos en la guardería del centro comercial o el jardín de infantes, verás que dentro de ellos surgirá ese afecto natural que tienen los niños y que es la esencia de su ser.

3. No te avergüences

Cuando tu niño señale a ese chiquillo sin un brazo o con alguna otra limitación, no te avergüences. En lugar de eso responde a su pregunta con amabilidad e incentiva una amistad entre ellos, aunque sea momentánea, así descubrirá que las diferencias no son tantas como parecen.

4. La apariencia no es importante

Enséñale a tu hijo que las apariencias en los seres humanos no son importantes, que lo que vale en cada persona es quién es y no como luce.

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5. Ofrecer una disculpa

Si sientes que tu niño se ha pasado de la raya lastimando u ofendiendo, oriéntalo para que ofrezca disculpas. Si lo estimas conveniente, sustenta tu intención señalando que le estás enseñando cómo hacer preguntas de forma respetuosa.

Es tu tarea guiar con afecto a tu hijo para que poco a poco aprenda a reconocer las diferencias entre las personas, que se refiera a ellas con respeto y prudencia. Enséñale a apreciar a las personas por su forma de ser y no por lo que poseen o cómo lucen. Si quieres ahondar en el tema, te invito a leer los siguientes artículos.

Lee: Enseña a tu hijo a aceptar a las personas con discapacidad

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.