Esa batalla por el nombre

Para decidir el nombre de un bebé se vale leer, escuchar música y claro investigar, piensa que el nombre es el primer regalo que le das al pequeño.

Arturo Leonardo

Así pues, ¡felicidades!, van a ser papás primerizos, y con ello vienen muchos planes: cambios en el ámbito social y por supuesto personal, el calendario ahora es un artículo de primera necesidad, hay que tener muy presente las visitas al médico y la posible fecha de nacimiento del nuevo integrante, son muchas las emociones al mismo tiempo, pero hay una pregunta muy importante: ¿Cómo se va a llamar el nuevo bebé?

El nombre del bebé es una de las aventuras más impactantes para los padres pero, si uno no sabe llegar a acuerdos, lo que debería ser motivo de gozo, puede muy bien volverse motivos de reproches interminables, o de discusiones que llegan a parecerse más a enfrentamientos de lucha libre. Para los padres primerizos, el nombre del retoño implica una serie de cuestionamientos o hasta de cumplimiento de tradiciones familiares, donde “tradición” debe leerse como “ley no escrita”, que llega a incluir promesas hechas a un familiar, compromisos tácitos o explícitos incluso cuando uno sabe que en ello puede ir de por medio eso: el buen nombre de nuestra descendencia. Y es que hay tradiciones familiares muy arraigadas, la primera de ellas y más conocida es la que “dicta” que el primer niño llevará el nombre del padre, y la niña de la madre, aunque a veces esos nombres no sean del agrado de nadie en la familia. Aunque por supuesto: los que ya superaron la batalla por el nombre del primer hijo, normalmente tienen un acuerdo para el segundo, tercero o el equipo de futbol completo.

Así pues, podemos encontrarnos con un Pepe Juan VIII o María Encarnación IV, y no es que esto sea malo, pero al escoger un nombre, uno debería considerar, más que a la tradición, o al deseo de perpetrarse en los descendientes, en la individualidad del nuevo ser humano: asignar un nombre por tradición implica, en muchos sentidos, limitar el albedrío de nuestra prole, de allí que, aunque parezca extraño, en pleno Siglo XXI todavía es común encontrar algunos padres que obligan a sus hijos (que portan el mismo nombre y apellido), a dedicarse a lo mismo que ellos, aunque los hijos no estén de acuerdo.

Un asunto que uno debe tomar en cuenta al asignar un nombre a un inocente recién nacido, es la combinación de nombres y apellidos. Los niños de todas las épocas siempre se han caracterizado por no saber medir el nivel de su crueldad, pero en nuestro siglo el Bullying (acoso escolar) es un tema serio, y el orgulloso padre de un niño llamado Acisclo o Procopio debe de entender que el niño no la pasará muy bien en esta época con ese nombre. Un buen ejercicio que deberían hacer los padres primerizos es, al considerar un nombre para su recién nacido(a), es pensar en los posibles sobrenombres que pueden llegar atraídos por ese nombre. Y no se trata de infundirle inseguridad al menor, es simplemente darle un andamiaje para desarrollar una adecuada autoestima y, si bien es cierto que en gustos se rompen géneros, si ya decidiste ponerle un nombre “diferente” al común de los apelativos a tu hijo, tal vez deberías de pensar el darle otra opción, un segundo nombre más… ¿neutro?

Para decidir el nombre de un bebé se vale leer, escuchar música y claro: investigar. Piensa que el nombre es el primer regalo que le das al pequeño, de acuerdo a ello, es importante saber qué significa. Porque eso, garantizado, algún día te lo va a preguntar, si no él, sí todos tus conocidos. Por lo mismo, me tomo la libertad de darte estos consejos para que esa batalla por el nombre no cobre muchas bajas:

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  • Estén conscientes de que alguno de los dos tendrá que ceder.

  • Más de dos nombres (y sobre todo, si son largos), complicará al pequeño en trámites y en las listas escolares.

  • Hagan un par de listas con 20 posibles nombres, de ahí escojan la mitad y días después reduzcan las opciones. Hagan de este ejercicio algo divertido, una actividad que no se puede hacer en solo un día.

  • Incluso cuando uno como padre se derrita con la sonrisa de nuestros niños, hay que reconocer que en su momento ustedes van a regañar al niño, por ello al momento de decidir el nombre díganlo en voz alta, “practiquen” la llamada de atención, ¿suena bien?

  • Nunca repitan el nombre (con apellido) de un miembro de la familia (primo, sobrino, hermano): regresamos al asunto de la individualidad.

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  • Respeten el género del nombre (si es femenino o masculino).

Tomando en cuenta todo lo anterior, felicidades de nuevo, y que su bebé sea tan hermoso como la felicidad misma y, si creen que este artículo les ha sido de ayuda, o al menos te ha hecho sonreír, compártanlo con alguna pareja de papás primerizos.

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Arturo Leonardo

Comunicador fanático de sus hijos a quienes les relata día a día sus aventuras de música y deportes, gusta de leer lo que se cruce en su camino, piensa que el acto más revolucionario que puede existir es el de reír.