Escribir para sanar: carta dirigida a un padre ausente

Me quedaron muchas cosas por decirte. Escucha con atención por favor esta carta.

Adriana Acosta Bujan

Por muchos años guardé en mi corazón un gran odio y rencor hacia el padre de mi hijo porque él decidió abandonarnos cuando mi niño aún era muy pequeño. Con lágrimas en los ojos, las ilusiones rotas y mi vida hecha pedazos, decidí pedir ayuda a un especialista.

Con el paso del tiempo y mi perseverancia, hoy puedo decirte que ha sido prueba superada. Me siento maravillosa y fantástica, gracias a una de las técnicas de liberación que me enseñó el terapeuta. Sí, estoy hablando de escribir para sanar. Se trata de hacer una carta para poder liberar todas las emociones dolorosas.

Mi historia puede ser muy similar a la tuya, por tal motivo te comparto un escrito que me ayudó a sanar mi alma y corazón por completo, esperando que te sea de ayuda para que puedas reflexionar y sanar tu corazón.

Querido padre de mi hijo:

Ha pasado mucho tiempo que no hemos tenido ningún tipo de comunicación, a pesar de que tenemos un maravilloso hijo en común; sin embargo, he decidido escribirte una carta para decirte lo mucho de lo que te has perdido al no ver crecer a nuestro hijo.

No quiero reclamarte, ni hablar de nosotros, ni decir lo que me ha pasado todos estos años. El motivo de mi escrito solo será direccionado a nuestro hijo y lo mucho que te perdiste al abandonarlo.

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Isaac va a cumplir 25 años de edad, muy pronto festejará su cumpleaños rodeado de sus amigos y su familia. Sí, su familia. Hace tres años él decidió casarse con una buena mujer, dulce y cariñosa y como producto de ese gran amor tuvieron un bebé. Sí ya eres abuelo.

Qué te perdiste durante todos estos años de ausencia:

1. Sus logros

Eran noches enteras que él se dedicaba a estudiar. Con su lámpara prendida a media noche, rodeado de libros, cuadernos y su computadora a un lado, él pudo terminar sus estudios. Siempre fue un niño muy responsable y dedicado, pues su motivo siempre fuiste tú.

Él soñaba con ese día maravilloso y mágico el cual tú aparecieras con los brazos abiertos para decirle “Bien hecho hijo, te amo”. Ese sueño nunca se cumplió, pero gracias a tu abandono e indiferencia nuestro hijo aprendió a ser fuerte, valiente, responsable y comprometido para alcanzar sus sueños. De algún modo tú fuiste su gran motivación.

2. Sus derrotas

Al no estar tú como figura paterna, nuestro hijo se sentía con una gran responsabilidad encima de sus hombros, pues él era el hombre de la casa que, según él, tenía que cuidarme y protegerme. Por ello cada vez que cometía un error se lamentaba tanto, sin embargo, aprendió a encontrar de sus equivocaciones cosas buenas.

No digo que nunca lloró, al contrario, lloraba mucho, pero cada derrota, cada adversidad que atravesó y cada problema que experimentó, seguías tú en sus pensamientos. Él decía “yo no quiero parecerme a mi padre, por ello es que tengo que seguir esforzándome”. Quiero pensar que su frase la decía porque gritaba en silencio que necesitaba un abrazo tuyo, un consejo, un apapacho; él necesitaba solo tu presencia.

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3. Sus alegrías

Seguramente desconoces cuáles son sus gustos, aficiones y diversiones. Nuestro hijo es muy bueno para aprender idiomas, tocar la guitarra. Cuida y rescata animales de la calle, le encantan los videojuegos, su platillo favorito son los chilaquiles y tiene un equipo favorito de fútbol. Él es muy sociable y empático con las personas que le rodean, tiene un gran corazón.

Si me preguntas si cuando él estaba feliz, pensaba en ti, la respuesta es sí; él mantenía la esperanza y la fe en que ibas a volver para estar con él, para reír juntos, para ir al estadio a ver un partido de fútbol, para jugar su videojuego favorito. Sin embargo, ahí estuve yo, reemplazando y complementando tu ausencia.

Con solo verle su carita sonreír, era lo único que me hacía más y más fuerte.

4. Sus miedos

Como cualquier niño, nuestro hijo también tuvo miedo; miedo al futuro, miedo a tomar decisiones, miedo a equivocarse, miedo a los insectos, a la oscuridad entre otras cosas. Con el tiempo y madurez fue venciendo cada uno de sus miedos. A pesar de sentirse devastado y aterrorizado, aún pensaba en ti, pues su mayor temor era no volver a verte.

Todavía existe ese miedo, un poco oculto pero sé que en su corazón aún guarda la esperanza de reencontrarse; honestamente no sé si va a suceder.

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5. Experiencias maravillosas

Viajes, graduaciones, celebraciones de cumpleaños, festejos navideños, su primer amor, un sinfín de experiencias maravillosas, son las que te has perdido. Lamentablemente no estás en sus recuerdos y su memoria, no existe ningún tipo de experiencia significativa en la que estés presente. Sin embargo, él aprendió a vivir sin tu presencia y a disfrutar cada día como si fuera el último.

Sé que te has perdido mucho de la vida de nuestro hijo, pero gracias a tu ausencia, él ha aprendido a ser una persona espectacular, empático, responsable, comprometido, valiente, noble y sobre todo con gran espiritualidad, pues nunca ha dejado de pedirle a Dios por tu bienestar.

Ahora me despido, deseándote bendiciones y dándote las gracias por haberme hecho más fuerte de lo que creía.

Así fue como concluí la carta al padre de mi hijo, que nunca mandé. Sin embargo, me sirvió para liberarme de mis emociones. Ahora te invito a ti. Si estás experimentando cualquier experiencia dolorosa, escribe una carta y libérate de una vez por todas.

Toma un momento para compartir ...

Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.