¿Estás dispuesto a ser luz en medio de la oscuridad?

Todos somos capaces de hacer la diferencia, Todos tenemos el deber de ser seres de luz en medio de la oscuridad.

Erika Patricia Otero

Hay mucha maldad y crueldad en el mundo. La realidad es que la amargura, la tristeza y frustración está a la “orden del día”. Por esto, el mundo necesita más personas dispuestas a ofrecer calidez en momentos oscuros.

Es bonito ser esa “luz al final del túnel” que brinde confort a quienes nos rodean. Sin embargo, para ser ese tipo de persona, se necesitan ciertas cualidades que no todos pueden tener. No es que no estemos capacitados; es que debemos estar en la capacidad de querer dar nuestra fuerza interna para sostener a quien lo necesita.

A lo largo de la vida nos encontraremos en uno de los dos lados; seremos esa persona que dé apoyo, o necesitaremos el apoyo de alguien para que nos saque de la oscuridad. Así es, porque la vida es como una montaña rusa: unas veces estamos en lo alto, y otros caemos precipitadamente.

La valentía de hacer la diferencia

No sé si en algún momento escuchaste o leíste algo de Irena Sendler. Si no es así, te contaré lo que hizo que ella sea el mejor ejemplo de luz en la oscuridad. Irena recibe el nombre de “El ángel de Varsovia”, te contaré por qué.

Irena nació en 1910 en Varsovia, Polonia. Hija de un médico que le inculcó el ayudar a quien lo necesitara sin importar género, religión o partido político. Para él, era importante que su hija supiera que en el mundo hay dos tipos de personas: las “buenas y las malas”. Además, para él lo esencial era ayudar sin importar raza, creencia o posición política. Esa fue la política del padre de Irena: ayudar a los necesitados. Fue por atender a marginados judíos que estaban sufriendo tifus, que el padre de Irena murió en 1917.

Advertisement

Con la mentalidad de ayudar a los necesitados fue que Irena estudio para ser enfermera. Ella terminó de estudiar con muchos esfuerzos porque no se quedaba callada ante las injusticias que veía a su alrededor.

Irena empezó a ejercer como enfermera en pleno albor de la invasión Alemana a Polonia en 1939. Aborrecía las injusticias y al ver cómo los judíos sufrían al ser discriminados y asesinados; se planteó la idea de unirse a un grupo al margen de la ley para ayudar a los niños judíos.

Por mucho tiempo, junto a otras personas, Irena estuvo salvando niños de todas las edades de los guetos judíos.

Su vida en riesgo

En algún momento fue acusada por lo que hacía; fue arrestada y torturada para que confesara, pero jamás confesó. Fue enviada a fusilar; sin embargo, gracias a que las personas con las que colaboraba lograron juntar dinero para “comprar” su salvación”; se salvó su vida. Tras recuperarse, volvió a rescatar niños de todas las edades.

Estos niños eran puestos al cuidado de familias católicas que también arriesgaban sus vidas. Al terminar la guerra, si las familias de algunos niños aún estaban con vida, regresaban con ellos. Sin embargo, muchos perdieron a sus padres y se quedaron con sus familias de acogida. Fueron un total de casi 2500 niños los que Irena y el Zegota salvaron de la muerte.

Advertisement

Irena jamás volvió a ser arrestada. La postularon para el premio Nobel de la paz, pero no ganó; eso para ella no fue relevante, nunca buscó reconocimiento. Irena siempre decía que hizo lo que se supone cualquier ser humano bueno debe hacer: ayudar al necesitado. Irena se casó y formó su propia familia; vivió hasta el año 2008.

Ella es solo uno de los mejores ejemplos que puedes encontrar de ser calidez en un mundo lleno de indiferencia.

Puedes hacer la diferencia

No necesitamos esperar a que haya una guerra o una catástrofe para hacer la diferencia en el mundo. Basta con querer, con tener la voluntad para hacer las cosas de manera diferente.

Se supone que todos debemos ser buenos seres humanos, pero seamos honestos, hay muchas personas que no lo son. ¡Claro! todos hemos estado del otro lado en algún momento de la vida, no todos somos enteramente buenos o malos. Pese a esto, es peor ser indiferente ante el sufrimiento de quienes lo necesitan.

Es cuestión de tener empatía

Mucho se habla de ser personas empáticas, pero la realidad es que serlo es una doble carga.

Advertisement

No tomes a mal la palabra carga. Para quienes somos naturalmente empáticos, llevar sobre nuestra espalda el dolor del sufrimiento ajeno es desgastador. Sí, se pueden hacer cosas increíbles por quienes necesitan apoyo, pero es desgastante; aun así, vale el esfuerzo.

Ahora bien, tampoco se necesitan grandes obras. Es suficiente con que prestes oído a un amigo o alguien que necesite desahogarse. A veces, solo es cuestión de dar una mano a alguien en el supermercado o una palabra amable.

Por las redes sociales anda circulando un video de unas mujeres que dan halagos a las personas que encuentran en su camino. A algunos les remarcan lo elegantes que van; a otros les dicen que su sonrisa es hermosa. Como puedes notar, no es un gran acto heroico; sin embargo, para esas personas que ellas encuentran en su camino, una simple frase amable cambia todo su día para bien.

Eso es bonito, no porque sea algo especial; es que muchas veces solo necesitamos una palabra amable que cambie todo nuestro día. Eso es ser luz en la oscuridad.

Toma un momento para compartir ...

Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.