Estas son las 8 luchas que sí o sí te conviene tener con tus hijos

Sembrar en nuestros hijos conceptos trascendentes desde chicos, les dará esa estructura tan necesaria para vivirlos cuando sea el momento.

Marilú Ochoa Méndez

¿Sabes hacia dónde va tu familia? ¿Tienes establecidas prioridades de forma clara y visible?, ¿has delimitado ya lo que es obligatorio y necesario asumir y vivir como familia para tener la vida que anhelas?

Tal vez tu respuesta sea positiva, o dudosa.  No hay problema, ya que estás aquí, quiero inspirarte con la publicación que hizo en Twitter David Morris, quien se define como: “un esposo honrado, un padre comprometido, un director de operaciones de clase mundial y un hombre digno de confianza“. 

¡No desesperen a sus hijos!

Un sabio debe saber elegir “sus peleas”. Los papás estamos llamados a buscar y acercarnos lo más posible hacia la sabiduría. Por ello, es importante tener sumamente  claras esas prioridades, pero no solo por eso.  Otro argumento importantísimo a la hora de designarlas es la Palabra de Dios en la que leemos: “No hagan de sus hijos unos resentidos; edúquenlos, más bien, instrúyanlos y corríjanlos como lo haría el Señor“(Ef 6, 4).  

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Te confieso, la frase que cité arriba me encanta.  Comienza San Pablo pidiendo a los hijos que obedezcan a sus padres, prometiéndoles una larga vida al cumplir con ese precepto, pero nos incluye un reto muy grande: educar, instruir y corregir como lo haría el Señor.  Vale la pena reflexionar primero que nada en este punto.

¿Cómo educaría Jesús a tus hijos?

Revisemos juntos el día de ayer, e imaginemos que Jesús toma nuestro lugar en la levantada de niños, los alimentos y demás, realizando tus labores. ¿Qué crees tú que haría diferente? Para empezar, amaría más, ¿cierto? No permitiría que hicieran nada que los dañara física, espiritual o emocionalmente.  Tendría firmeza en aquello potencialmente dañino y buscaría inspirar en aquello que llena de verdad el alma.

Ahora que vamos a detenernos en las luchas que sugiere David, planteémonos de inicio “hacerlo todo con y por amor”.  Buscar educar, inspirar y promover, de forma que nuestros hijos no se resientan nunca

1 La lectura

No es sencillo, a veces no es inspirador.  El peso de nuestro mundo  y culturas llenas de imágenes no ayuda en nada.  Sentarse pacientemente a descifrar letras y esperar a que un libro blanco y negro nos llene el corazón, no es tan fácil.  Pero ¡cuántas satisfacciones tendrán si formas en ellos la habilidad de entrar a mundos maravillosos e interminables valorando la lectura!
Además de la inspiración que la lectura promueve en los pequeños, se desarrollan habilidades críticas y de procesamiento de la información que les servirán para toda la vida.

2 Salir al exterior

Es cómodo, fácil y muy acorde al mundo actual, tan lleno de prisas e inseguridad quedarse en casa.  ¡Atrevámonos a lo “incómodo”! A lo incierto, al lodo pegado en los pantalones y calzado de nuestros hijos.  Busquemos contacto con la naturaleza, con los bichos. 
 Motivémoslos a que se ejerciten, a que respiren aire puro.  Evitemos que su espíritu, imaginación y sus cuerpos se entumezcan y se acostumbren a mirar a los animales y la maravilla del universo solamente desde un dispositivo, cuando el contacto directo con ellos puede encender su alma.

3 La cultura del esfuerzo

El autor sugiere para nuestros niños “que el sudor sea su maestro”.  Se refiere a las grandes riquezas que nuestros hijos aprenden cuando se vencen a sí mismos, y además, realizan algo para servir a otros, como el trabajo de limpieza en casa. Consideración, espíritu de servicio, laboriosidad, amabilidad y generosidad son solo algunas de las virtudes que se generan cuando se crea una cultura del esfuerzo en casa. Vale la pena instalarla.

4 Nutrirse en familia

Requiere un esfuerzo poder agrupar y atraer mente y atención de los nuestros.  Las comidas son esos espacios en los que podemos reunirnos alrededor de nosotros mismos y compartir.  Guardemos esos momentos como espacios de risas, autoconocimiento, diálogo y enriquecimiento mutuo. 
 Las comidas pueden ser el momento en el que nos alimentemos sanamente a nivel físico y a nivel comunitario, encontrándonos de verdad a través de las miradas y una convivencia auténtica.

5 El aburrimiento como habilidad

El autor afirma: “por extraño que parezca, el aburrimiento es una habilidad”.  En este punto nos invita a pensar en su futuro y olvidarnos un poco de nuestro estrés y ansiedad.  Es más fácil brindar un dispositivo que atender una demanda, pero se gana mucho más cuando nos vencemos y nos entregamos, especialmente en esos momentos que nos perturban y en los que querríamos ser “dejados en paz”. 
 Cito el cierre que David hace de este punto, porque nos interpela directamente: “Si cedes y llenas su tiempo con estímulos externos, criarás a un adicto”.  Su mayor y mejor dispositivo, siempre serán tu atención y tu presencia.

6 Darles su lugar

Los amamos, y les damos siempre lo mejor, pero no son personas intocables, ni únicas.  Existen millones de personas que son también hijos de alguien, y que para él o ella, son su mundo.  Imagina lo que sucederá si cada uno sale al mundo a pedir el reconocimiento y autorreferencia que a veces les damos. 
 David nos sugiere: “haz que tus hijos sean los últimos. No siempre para todo pero lo suficiente para recordar que el mundo no gira alrededor de ellos (…)  No les gustará, pero lo necesitan”.

7 Tener conversaciones incómodas

Reaccionarán incómodos, se removerán en sus asientos, procurarán escaparse ante la mínima oportunidad, pero es necesario para padres e hijos tener estas conversaciones.  No podemos dejar a los externos, y menos a los medios de comunicación, la forja de la conciencia y corazón de nuestros hijos. 
Diálogos sobre sexo, sobre justicia, sobre manipulación, por más incómodos que sean, ¡que los tengan con quien los ama y desea siempre su bien!

8 La limitación como aprendizaje

Acotar sus actividades, su tiempo en pantallas, su ingesta de ciertos alimentos, entre otros límites, no solo cuida de ellos, también les enseña a ajustarse a un marco referencia muy propio del mundo exterior en el que pronto vivirán.  Esta habilidad para la vida genera también en ellos un camino de virtudes que valorarán para siempre.

Papá, mamá, pongámoslas en común

Ya sean estas u otras las prioridades formativas que establezcas, no olvides compartir con tus pequeños el por qué de tus decisiones.  Ellos pueden ser partícipes de los valores que buscas promover, y pueden ayudarte grandemente a vivirlos de forma auténtica.  María Montessori afirma que sembrar en nuestros hijos conceptos trascendentes y bellos desde chicos, aunque no los entiendan, les dará esa estructura tan necesaria para vivirlos cuando sea el momento.  ¡Manos a la obra!

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.