Esto te ayudará a saber si tu hijo tiene TDAH o si solo es distraído

Los niños con TDAH experimentan baja autoestima. Averigua si tu hijo lo padece o si solo se trata de una simple etapa de distracción.

Erika Patricia Otero

Durante todos mis años escolares lidié con la acusación constante de “ser distraída“. Recuerdo a mi madre angustiarse, cada vez que la profesora la llamaba para decirle que yo “me distraía mucho”.

La verdad es que nunca fui una estudiante destacada porque jamás podía poner atención en las clases. En lugar de eso, recuerdo viajar a lugares que solo había en mi cabeza; era eso, o estaba entretenida hablando de todo y nada con alguien cerca de mí.

Es una batalla diaria concentrarme en lo que esté haciendo porque voy de una tarea a otra sin orden establecido. El resultado es que hago varias cosas al mismo tiempo; y muchas veces no termino algo, por lo regular lo más urgente.

Es justo por esta razón que entiendo la preocupación que sienten los padres al enfrentarse a la posibilidad de que su hijo no sea solo “distraído” y en su lugar tenga TDAH.

¿Qué es TDAH?

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, es una neurodivergencia crónica que afecta la capacidad para poner atención y concentrarse. Además, la persona afectada presenta hiperactividad y un comportamiento impulsivo.

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Los niños afectados experimentan baja autoestima. Las relaciones con los demás serán problemáticas. y el rendimiento escolar será bajo.

Pese a lo turbio que pueda parecer la situación de los niños afectados con TDAH, la realidad es que a medida que crecen, gran parte de los síntomas se atenúan o superan. Sin embargo, algunos adultos que no superan la enfermedad por completo, aprenden a desarrollar estrategias de afrontamiento; es de esa manera que logran tener éxito en sus vidas.

Diferencias entre los niños distraídos y los niños con TDAH

Aunque ambas condiciones puedan tener características comunes, hay algunas diferencias que son relevantes tener en cuenta al momento de descartar posibilidades y saber si debes recurrir a un neuropediatra.

Estos son los síntomas a tomar en cuenta:

La capacidad para poner atención es gradual

Los seres humanos somos complejos. Con esto en mente, nuestros procesos cognitivos caen en escalas; no son absolutos.

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En el caso de la capacidad para poner atención, este proceso se mide como si fuera un espectro. Es decir, los niños prestarán más atención a los temas que les gustan, menos a los que no les interesan. Dicho de esta manera, si al niño le interesan las matemáticas, va a prestar más atención a estas clases que a las de química.

Incluso, el mismo niño podría concentrarse más en algunos temas que en otros, y no por esto tiene TDAH.

En el caso del TDAH, la falta de atención va a ser pronunciada y se manifestará en todas las áreas de la vida del niño. Si el niño tiene un bajo rendimiento escolar y en casa su vida familiar se ve perjudicada por su falta de atención, entonces es posible que tenga TDAH.

El TDAH es una neurodivergencia

Aunque muchas personas consideran el TDAH una enfermedad, la realidad es que no lo es. Como decíamos, es una neurodivergencia. Dicho de otra manera, el cerebro de los niños tiene diferencias a nivel anatómico y funcional.

Con lo anterior en cuenta, el proceso de la información recibida por un niño con TDAH, lo mismo que la forma en la que se relaciona con el mundo, es distinta al de una persona neurotípica. El niño nace con TDAH y se ve reflejado a lo largo de un gran periodo de tiempo en su vida.

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Por el contrario, si el niño solo se volvió distraído desde hace un tiempo y solo con distintos asuntos; entonces las causas de su distracción pueden ser otras, pero no es TDAH.

Señales que ayudan a detectar la falta de atención en el TDAH

Además de lo antes escrito, hay una serie de señales que pueden ayudar a establecer las diferencias entre el TDAH y la distracción. Debes tener en cuenta que lo acá expuesto no funciona como un diagnóstico, pero te puede orientar. Sin embargo, para ello lo recomendable es que acudas a un experto.

1 Procrastinación

Procrastinar consiste en dejar las tareas para último momento. Por lo regular, el niño necesita ser presionado para ejecutar sus deberes que más exigen su atención y concentración.

2 Desorganización

Un niño con TDAH tiene dificultades para organizar sus ideas y tareas. Los niños con esta neurodivergencia van “saltando” entre estas sin un orden claro; muchas veces dejan tareas sin concluir, lo que genera frustración y desmotivación.

3 Fallos en la focalización

Enfocarse en una tarea determinada es un reto diario. Requiere que alguien lo guíe y redirija para que culmine sus deberes.

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4 Alerta y procesamiento de la información

Puede ser muy posible que el niño se aburra fácilmente, o incluso sienta sueño. Además, las tareas que lo motivan son pocas, se cansa con rapidez y esto hace que se desmotive, distraiga y no pueda concentrase ni enfocarse.

5 Alteraciones en la memoria de trabajo

En cuanto al momento de ejecutar una tarea, presentará problemas para interiorizar la información y mantenerla activa mientras se haya realizando una tarea. Es por esta razón que le cuesta mucho seguir indicaciones, tener presentes varios elementos a la vez o completar secuencias.

Solo queda señalar que para que sea considerado un trastorno por TDAH, el experto considerará qué tan grave es la falta de atención, concentración, enfoque, entre otros parámetros.

Si la falta de atención es severa y afecta todas las áreas de vida del niño, es muy posible que tenga TDAH. Pese a todo esto, lo más adecuado es que el diagnóstico lo haga un neuropediatra para que pueda ser dado el tratamiento adecuado.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.