Familias en el exilio

“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”. Mario Benedetti

Yordy Giraldo

Es horrible cuando uno tiene que desterrarse para ir hacia tierras más fértiles. Dejar atrás todo lo que se conoce, lo que te formó, para empezar a camuflarte entre otras lenguas y otros procederes. Con el tiempo, terminas por volverte huérfano y ya no eres ni lo uno ni lo otro, pero eso sí, sientes nostalgia de todo.

Esta es una realidad a la que tantísimas familias emigrantes deben enfrentarse y aún cuando escriban historias de éxito, el pasado pesa. Sobre todo cuando no queda más que “quemar tus naves”, es decir renunciar para siempre a todo lo que dejas. Como emigrante tratas de alcanzar el sueño de una vida mejor, pero esto conlleva a vivir depresiones principalmente originadas por la separación de las familias, las diferencias sociales y la falta de vínculos afectivos.

Mario Benedetti, tiene una frase que para mi describe lo que sentimos al vernos exiliados, “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.

Ser emigrante

Si como adultos todo este proceso es complicado y doloroso, esto se multiplica cuando se trata de menores que deben enfrentarse a estos cambios. Por ello, quiero compartirte algunos consejos desde mi perspectiva de emigrante, que quizás te puedan servir si estás viviendo circunstancias similares.

La pérdida de la identidad es probablemente lo más difícil de procesar, pues por un lado pretendemos mezclarnos entre la gente, pero en el caso de los latinos así como personas de origen africano, las características étnicas dificultan en mucho que esto sea posible; especialmente en países donde las particularidades de la población contrastan. Así pues ocurre que por más que tratas nunca encajas del todo.

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En el caso de los niños ellos ya se sienten parte de esas nuevas sociedades; pero esas sociedades que derivan, la mayoría de las veces por sus prejuicios, no son capaces de verlos de la misma manera. Conducta que en ocasiones los mismos hijos replican en contra de sus padres, y hasta se sienten avergonzados, pues ven en ellos a los culpables del rechazo. Por ello, es importante que siempre fomentes el orgullo por tus orígenes, que nunca olvides de dónde vienes, que tus hijos sepan el camino que has recorrido.

Desde mi experiencia como emigrante te aconsejo

  • Ver el cambio como una decisión que tomaste y de la que eres responsable. Si te sientes víctima de las circunstancias no serás capaz de abrirte a tu nueva realidad; además, lo único que conseguirás es convertirte en un marginado.

  • Sentir orgullo de quién eres y de dónde vienes, pero no te limites a que eso es todo lo que eres.

  • Inculcar a los niños a sentirse orgullosos de quiénes son y de sus familias. Recuérdales que la migración es un proceso natural que existe desde el inicio de los tiempos. Los hombres de las cavernas movían sus comunidades de acuerdo a sus necesidades y eso no tiene nada de malo. La mayoría de los países están compuestos por migrantes que han enriquecido sus culturas.

  • Enseñar a tu familia que son la ignorancia y los malos sentimientos los que promueven la discriminación. Quien discrimina lo hace por desconocimiento y egoísmo y son ellos los que deben cambiar, pero solo el amor, la educación y la comprensión serán capaces de hacerlo.

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  • Procurar crear lazos con la comunidad, eso no hará que dejes de ser quien eres, en todo caso enriquecerá tu vida y te ayudará a sentirte parte de tu entorno.

  • Actuar con valores y buena voluntad, recuerda que al ser emigrante te conviertes en embajador de tu tierra y de todo lo bueno que puede ofrecer al mundo. Procura que te identifiquen como persona de bien, productiva, humana y amorosa.

  • Respetar la cultura a la cual te estás integrando, sé agradecido, y pide lo mismo para la tuya.

  • Mantener tus tradiciones, estas son las que se han trasmitido a través de los tiempos para preservar lo que nos hace únicos; pero no las impongas, ni siquiera a tus hijos, sino procura hacerlas divertidas, que sean parte de sus mejores recuerdos. Te aseguro que jamás las olvidarán.

  • Continuar unido y comunicado con tus seres queridos, nada es peor que la soledad del alma para quien la padece.

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Existe una gran diferencia entre quien parte porque quiere, y quien lo hace porque no tiene de otra opción. Sin embargo, eso no quiere decir que la partida deba doler por siempre, ni que debas cargar con el estigma de haber llegado de afuera. Agradece que tienes vida y vívela siempre a plenitud sin importar donde te encuentres.

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Yordy Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.