¿Fuiste criado por padres manipuladores? Señales para identificarlo

La crianza manipuladora deja huellas en la vida de las personas. La buena noticia es que siempre se puede borrar esa cicatriz y construir una nueva vida desde cero.

Erika Patricia Otero

Si hay un aspecto de la vida humana que deja sus secuelas positivas o negativas a largo plazo, esa es la crianza que recibimos. Y si la misma ha sido a base de padres manipuladores, las huellas pueden ser imborrables.

Ya sea que hayamos recibido una crianza estricta o una equilibrada, esta deja huellas perennes que afectan todos los ámbitos de nuestra vida. Es tanto así, que influye cómo nos relacionamos con los demás y también la manera como criamos a nuestros hijos.

No hay problemas de ningún tipo cuando somos criados de una manera “sana”. La cuestión es distinta cuando recibimos una crianza tóxica. Equívocamente, solemos creer que las huellas de este tipo de crianza tóxica desaparecen al llegar a la edad adulta; no es así. Es más, el impacto de la crianza es grande cuando hemos sido criados por padres manipuladores.

Al llegar a la adultez, los problemas de ansiedad, baja autoestima e ira acumulada aumentan. Esto porque su impacto es profundo, pero taimado. Además, muchas veces negamos esto de manera racional por mantener la “lealtad” hacia unos padres emocionalmente enfermos.

Las marcas del control psicológico prevalecen a lo largo de la vida. Tanto es así que esto altera la personalidad y la identidad de las personas criadas por padres manipuladores.

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Identificar si fuiste criado por padres manipuladores

Criamos como fuimos criados, en esto no hay misterios ni secretos. Es la tendencia aunque no la norma. También hay personas que fueron criadas por padres terribles y se esfuerzan por no perjudicar ni dañar a sus hijos como los “dañaron a ellos”. Esa es una elección de un camino sabio y sano digno de admirar y seguir.

Cuando un adulto es consiente de que no recibió la mejor crianza posible y pone empeño en criar a sus hijos de una manera distinta y sana, no hay problema. Este surge cuando la persona -aunque se sabe perjudicada- no hace los cambios necesarios para darle a sus hijos una mejor calidad de vida. Es en estos momentos cuando salen a relucir los mismos comportamientos y actitudes dañinas de crianza.

Así es como el adulto a cargo se vuelve dominante y autoritario. Somete a sus hijos a una obediencia ciega sin derecho a pedir muestras de cariño, apoyo o refugio. Este tipo de padres también son conocidos como “padres helicóptero”.

Al contrario de lo que se pueda creer, los padres helicóptero no son descuidados con sus hijos. La realidad es que ejercen un nivel de sobreprotección y vigilancia que raya con la obsesión y el control absoluto de la vida de los hijos.

Los padres narcisistas también hacen gala de un tipo de crianza manipuladora; esto según un estudio llevado a cabo por la Universidad John Moores de Liverpool.

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Para ser más puntual, estos son los indicadores de que fuiste criado por padres manipuladores:

1. Tomar decisiones es un reto

Esto sucede porque tus padres solían tomar las decisiones por ti. Como es de esperarse, esto termina por hacerte alguien dependiente e inseguro de sus capacidades de elección a la vez que te roba autonomía.

Crecer en un hogar de padres manipuladores puede hacer que crezcas lleno de miedos; sin embargo, debes aprender a tomar las riendas de tu vida para que puedas establecer relaciones sanas.

2. Te comparas

Los padres manipuladores suelen tener por costumbre comparar a sus hijos entre ellos o con los hijos de los demás. Esto lo hicieron para demostrarte que no eras lo suficientemente hábil o brillante. Tristemente, esto hace que en tu adultez te compares repitiendo los patrones dañinos de tu infancia. Esto juega con contra de tu amor propio y confianza en ti mismo.

3. No te sientes merecedor de amor

Esto sucede porque sientes que debes hacer algo para merecerte un abrazo o un “te amor. A la larga este tipo de comportamientos y actitudes hacen que te cueste establecer vínculos duraderos y felices. 

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Las personas que sufren esto sienten el amor como una especie de tortura difícil de conseguir y de efectos dolorosos.

4. Necesitas validación externa

Si de niño solo sentías que habías hecho algo bien cuando tus padres lo reconocían; entonces necesitas validación externa.

Los adultos que necesitan tener ese tipo de confirmaciones, sufren porque en la adultez no van a recibir este tipo de recompensas en el trabajo ni en su vida familiar.

La validación en una persona manipulada es el impulso que necesitan para saber que van por el camino correcto. Este tipo de situación hace que la persona dude y tenga miedo de equivocarse siempre.

5. Controlas a los demás sin darte cuenta

Al haber crecido en un hogar con padres manipuladores, tiendes a repetir el patrón. Este tipo de comportamiento es típico de los padres narcisistas.

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Un artículo de la revista PloS One destaca que el narcisismo es una condición psicológica genética; por lo tanto, el riesgo de heredar la grandiosidad intrapersonal y el derecho interpersonal es bastante probable. Dicho de otra manera, hijos criados por padres manipuladores y controladores, criarán hijos de la misma manera.

6. Te cuesta expresar tus sentimientos

La crianza de padres narcisistas crean en sus hijos represión emocional. 

Fuiste educado para creer que tus necesidades, emociones y sentimientos no eran importantes. Como consecuencia, empiezas a reprimir e ignorar lo que sientes. Es así como nunca aprendes a expresar tus emociones y lidias con mucho sufrimiento.

7. Altibajos emocionales

Una persona que crece al lado de padres manipuladores y narcisistas, crece creyendo que el amor viene con condiciones. Esto es terrible para el desarrollo de la personalidad y hace que la persona se vuelva insegura y temerosa, incapaz de ser autónoma y su identidad esta severamente afectada.

Consejos para sanar la huella de unos padres manipuladores

Es importante que sepas que se puede sanar la herida de una crianza manipuladora. Puedes buscar ayuda e incluso, si ya eres consiente de su padecimiento, bien puedes ayudarte a ti mismo trabajando en los siguientes aspectos:

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  • Mejorar la asertividad.
  • Trabaja en tu amor propio.
  • Entrena tu inteligencia emocional.
  • Practica la autocompasión y el autocuidado.
  • Apóyate en tu propio de amigos de confianza.
  • Esfuérzate por fortalecer la seguridad en ti mismo.
  • Aprende técnicas para resolver problemas y tomar decisiones.
  • Establece límites saludables con tus progenitores.
  • Deja espacio para sentir tus emociones y valídalas. No hay nada de malo en sentir ira, tristeza, vergüenza o angustia. Más si esto lo sientes por lo cruel que fue tu infancia.

Para finalizar, no dudes en buscar ayuda terapéutica. No temas hacer las paces contigo mismo y reconocerte como un ser humano en constante construcción y crecimiento.

 

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.