Golpear a un niño provoca trastornos mentales a futuro

Por más pequeño que sea el golpe, por más que insistas en que a ti te también te golpearon y "estás bien". No le pegues, por favor.

Emma E. Sánchez

Por más que trato de pensar que la violencia hacia los niños va disminuyendo, se me rompe el corazón una y otra vez al ver en las noticias los terribles casos de abuso infantil en todas las maneras posibles. Y con el riesgo de meterme en un problema, si veo a un padre o madre pegándole a un niño en la vía pública, intervengo.

Como sociedad, ya no podemos permitir que los niños sean golpeados bajo ninguna razón ni “para corregirlos”; nada justifica la violencia en los más pequeños.

Muchos de nosotros fuimos niños golpeados y erróneamente podríamos suponer que esa es la manera correcta de educar a los hijos, pero la ciencia -y sobre todo la experiencia-, nos dicen que esa forma de crianza no tiene nada de bueno.

Los golpes tienen consecuencias graves

La Universidad de Michigan realizó un estudio entre adultos entre 19 y 80 años donde respondieron a varias preguntas y cuestionamientos sobre experiencias negativas en su infancia y problemas ahora en su vida adulta.

Los resultados de dicha investigación fueron muy claros: el 55% de quienes declararon haber sido educados con golpes, fueron exactamente los mismos que presentaron mayor probabilidad de tener o tienen trastornos mentales y depresión.

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Miedo versus Amor

Una de las más terribles consecuencias de la crianza con violencia, es que quien se forma con ella llega a creer ciega y totalmente que concibe la violencia como una expresión del amor, y en el futuro buscará relaciones donde se le agreda y maltrate para “sentirse amado”. Y eso es una verdadera desgracia.

“Una nalgada a  tiempo para corregir”

Esta es una idea muy arraigada entre latinos desafortunadamente, y ampliamente justificada entre muchos como un correctivo eficaz pero en verdad que no es bueno para nadie.

Si los golpes no son una opción, entonces ¿cómo corrijo a mi hijo?

Esa es la pregunta inmediata que los padres me hacen una vez que aceptan la idea que los golpes no son el camino para educar de manera efectiva y afectiva a sus hijos.

La respuesta clara y sencilla siempre es:

Aplica consecuencias naturales y lógicas en lugar de golpes o castigos.

En lugar de amenazar, explica y muestra lo que puede suceder. Si desde pequeños, a los niños se les habla con claridad y se establecen límites claros y se les dice lo que sucede cuando no se hacen las cosas como se debe, ellos comprenden,y poco a poco van tomando decisiones correctas, asumiendo las consecuencias sin generar miedo o resentimiento a sus padres. Así, maravillosamente su autoestima se fortalece.

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Padres mejor informados y más educados

Hoy en día puedes buscar en Internet opiniones de expertos, cursos y talleres para aprender más sobre el desarrollo infantil y técnicas para aplicar en casa. Las escuelas proporcionan las reuniones conocidas como “Escuela para padres” o “Talleres de formación familiar” donde los padres de familia se reúnen con maestros, psicólogos, terapeutas o pedagogos, para buscar alternativas, apoyo, y mejores maneras de proceder con los niños.

Algunas de las recomendaciones más sencillas que puedes comenzar a aplicar desde hoy son:

Cero golpes

Aquí no hay mucho que añadir, simplemente deja de pegarle a los niños, por muy sencillo o inocente que sea el golpe, es una agresión. Deja de pegar o agredir a tu familia. No solo se trata de un mal hábito, en muchos lugares ya se cataloga como un delito.

Deja de gritar

La violencia tiene muchas caras, y una de las más comunes son los gritos y las ofensas verbales, incluidas las burlas y el sarcasmo.

Cuando nos permitimos gritar a nuestra pareja o a nuestros hijos, comenzamos un espiral de violencia que, sin darnos cuenta, puede llevarnos a otros niveles de abuso que nunca trae buenas consecuencias para nadie.

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Más tiempo para conversar

Los niños y su formación requieren de tiempo. Por más trabajo que tengas, dedícale tiempo a los niños, ellos escuchan y te observan más de lo que imaginas. Un niño que es escuchado y atendido, no requerirá de llamar la atención con berrinches, gritos o malas conductas.

Dime, muéstrame y acompáñame

A los niños hay que decirles las cosas,  mostrarles cómo funcionan y luego acompañarlos con paciencia hasta que ellos puedan hacerlo por sí mismos.  Este acompañamiento les da confianza en ellos mismos pero sobre todo, en ti.

Bájale al estrés

Se dice que un niño es el reflejo de sus padres. Si estás ansioso o tenso, tu hijo se mostrará de manera similar. Aprende a relajarte, a mostrarte paciente y respetuoso, a asumir tus errores, ser amable y tus pequeños harán lo mismo.

Si en tu infancia hubo golpes, no hay que repetir la misma historia. Por más que pienses que ahora eres un adulto bueno, déjame decirte que la vida para tus hijos puede ser mucho mejor. Los niños no son animalitos para entrenar y premiar, son  seres que se convertirán en los adultos que harán mejor este mundo.

Que tus hijos te amen, te respeten por tu rectitud y trabajo y que jamás te tengan miedo, esa es la meta.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.