Grandes hombres, hacen grandes mujeres
Cuentan las historias que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, pero quién está detrás de las grandes mujeres, ¿se hacen solas?
Yordy Giraldo
Cuentan las historias que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer; pero, ¿quién está detrás de las grandes mujeres?, ¿se hacen solas? Hoy no son pocas quienes renuncian a los hombres con la idea de que únicamente en solitario pueden progresar, sostenidas en la premisa de que de a dos las probabilidades les juegan en contra.
Tenemos dos ojos, dos oídos, dos brazos, dos piernas, y aun así le tememos a funcionar en par. Cuando caminamos, una pierna queda detrás y sostiene la postura en lo que la otra alcanza su equilibrio y así sucesivamente en cada paso; de este modo logramos avanzar.
De eso debería tratarse ser pareja: de no aprovecharse del soporte de uno para ir adelante, ni quedarse atrás para que el otro conserve su lugar. Aunque haya quien lo niegue, nadie ha logrado nada totalmente solo. En el camino, poca o mucha han recibido ayuda. Poder enfocarse en el trabajo a sabiendas de que en casa hay alguien que hace de ésta un hogar, es también ayuda, aunque muchos subestimen esa labor.
Por eso es que la desconfianza de las mujeres no es producto de su paranoia. La sociedad privilegia los logros masculinos, y ve con desconfianza al hombre que es superado profesionalmente por la mujer. La buena noticia es que esos comportamientos son producto de actitudes y no de aptitudes, así que se pueden cambiar.
¿Cómo convertirte en el hombre detrás de esa gran mujer?
1. Que el hogar funcione sin ellas
Las esposas son compañeras de vida, no sirvientas. Saber realizar las tareas de la casa los hace independientes, no sumisos. Tener la confianza de que llegarán a un hogar y no a un segundo empleo, quita un gran peso de encima.
2. El dinero no es el éxito
En ocasiones optan porque la mujer deje de intentar escalar, pues al fin, de igual forma no ganará suficiente. En el ámbito mundial, a las mujeres se les paga menos por el mismo trabajo, pero eso es sólo desigualdad social, no se trata de falta de capacidad.
3. Aprende a ser el soporte emocional
Al ser tan emocionales, nada más duro para una mujer que manejar la culpa por tener que delegar a la familia. Sé el pie que mantiene la postura para que el otro consiga avanzar con equilibrio.
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4. No pienses en el logro de manera individual
La idea egoísta de hombres y mujeres de “el mérito es mío” hace que el otro se quede viendo, resentido y se sepa, poco valorado, avergonzado y que, al final, decida tirar la toalla. Un pato con una pata cojea, pero sobre dos patas camina derecho.
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Las grandes mujeres no son súper mujeres. Son personas con una meta clara, con muchas ganas y determinación. Tal vez, por encima de lo anterior, una gran mujer es una persona con una red de apoyo que cree en ella y que le da la confianza de arriesgarse, con la certeza de que no perderá nada y que, al contrario, puede lograr todo.
La unión hace la fuerza, y esa red está compuesta de familia y de esposos revolucionarios que aprendieron que los grandes hombres también hacen grandes mujeres.
