Guía para salir de la trampa de las preocupaciones

Evita que la ansiedad y tus problemas sean un vampiro que te roban la vida y el tiempo precioso con los tuyos. Aquí te presentamos consejos prácticos.

Marilú Ochoa Méndez

¿Cómo duermen por la noche las personas? Se preguntaba Sergio. Él, con un hijo enfermo, una gran deuda económica, sufría de un tremendo insomnio.  Se levantaba agotado cada mañana, y le costaba cada vez más trabajo superar el día a día.  Constantemente estaba de mal humor, y había perdido la esperanza por la vida.

Al levantarse, lo primero que experimentaba era un duro golpe de realidad: le tocaba luchar de nuevo, nadar contracorriente. Eran apenas las siete de la mañana, pero él estaba cansado. Acumulaba el estrés y la aprensión de otros muchos días, en el que el miedo por el futuro lo asfixiaba.

Su vida no era vida. Él sufría mucho, pero no sabía cómo salir.

Muchos sufrimos lo mismo que él

La vida nos ofrece momentos bellísimos, momentos de incertidumbre y periodos oscuros.  Si vivimos cierto equilibrio entre estos tres tipos de experiencias, podemos torear casi cualquier cosa. La complicación inicia cuando nos sentimos siempre a la deriva, como si fuéramos una pequeñísima embarcación indefensa, presa de la volubilidad de las olas, las tormentas y el inclemente sol.

En este texto, te ofrecemos soluciones prácticas, sencillas y profundas, que permitan a Sergio, a ti y a mí, superar activa y eficientemente esos momentos en que nos sentimos abrumados por la incertidumbre, el miedo, la ansiedad y los problemas.

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La preocupación es una trampa

Sergio -de quien te contaba al inicio del texto- sufría mucho.  Él deseaba salir de ese círculo vicioso, pero estaba empantanado. Sus preocupaciones lo hacían alterarse, le robaban el sueño, la paciencia, el ánimo y la esperanza.  A él no le gustaba encontrarse atorado en esa situación, pero no lograba salir.

Y es que las preocupaciones son una trampa.  Así lo afirma el autor David Carbonell en su libro titulado “La trampa de las preocupaciones“.  También el autor inglés Dale Carnegie tiene un texto titulado: “Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida“.  Ambos autores coinciden en que las preocupaciones son emociones inútiles, término que retoma el autor de “Tus zonas erróneas”, Wayne Dyer.

La conclusión de los tres, es que mientras el enojo y la frustración generan una defensa personal y que pongamos límites, la preocupación solo nos daña y paraliza.

Podemos vivir serenos en la adversidad

Dormir bien, dejar de lado la ansiedad y conseguir serenidad en un mundo lleno de problemas, a la mitad de una pandemia, o en plena crisis familiar, es posible. Pero no es solo posible, sino necesario. Dialogando en un noticiero mexicano, el sacerdote mexicano Israel Ángeles Gil, compartió que la serenidad es “la madurez del interior frente a las situaciones de la vida“.

Así, conseguir cruzar el abismo, para dejar de preocuparnos, es un proceso. Un proceso madurativo que tú y yo podemos iniciar hoy.

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Vivir con serenidad no implica vivir sin dificultades. Esta cualidad se obtiene en el día a día. Es un ejercicio constante para autodominarnos y vencernos, tratando de que nuestros pensamientos y actos sean efectivos, no dañinos.

Formas prácticas para conseguirla

1 Vive el ahora

Solamente tienes el hoy. Deja atrás el pasado, y evita atorarte en un futuro que aún no llega.  Sí, es cierto que no has conseguido el pago de la renta, te preocupa que tu hija mantenga esa amistad dañina, o la salud de tu esposa ha empeorado.  Sin embargo, ¡no ganas nada haciéndote pasar un calvario por una situación que no se ha presentado!

Hoy, puedes vivir en tu casa, tu hija está a tu cuidado, y puedes dialogar con ella sobre sus amistades, y tu esposa se encuentra con vida a tu lado.  Aprovecha esos regalos hoy que los tienes, antes de que los pierdas y descubras que los hiciste de lado por preocuparte por fantasmas difusos.

2 Sigue el análisis de los cuatro pasos de Reneau Z. Peurifoy

Determinar las probabilidades

Pregúntate: el acontecimiento que me preocupa, ¿qué tantas posibilidades reales tiene de ocurrir?.  Ayuda mucho colocar esa probabilidad en números.  Evita adivinar, busca atenerte a lo concreto.

Evaluar las consecuencias

Piensa por un momento en ese peor panorama que tanto te turba.  Reflexiona qué sucedería si se hace realidad.

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Desarrollar un plan para impedir el acontecimiento temido

Ayuda mucho plantearte si puedes evitar que esa consecuencia se dé.  Trata de hacer un plan específico y detallado para evitar que suceda la catástrofe imaginada.

Desarrollar un plan para salir adelante con el acontecimiento temido en caso de que ocurra

Si se cumplen tus peores temores, ¿qué harías?. Para responder este rubro, es preciso que busques ser práctico. Evita que tu mente divague en lo terrible que sería vivir la catástrofe, antes bien, dedícate a colocar frente a tí soluciones prácticas y concretas.  Busca ser concreto.

3 Protege tu mente y tu corazón de pensamientos vanos

Si vuelve la preocupación, recuerda el análisis del punto dos.  Recuérdate que tienes ya la solución al problema, y sigue adelante.  Date unos minutos para respirar y busca traer a tu mente pensamientos neutrales o saludables, que no te generen ansiedad.

Sergio amaba a su hijo, se preocupaba por su familia, pero dejó que se le escaparan muchos momentos valiosos con ellos, pues él -creyendo que era por el bien de los suyos- se regodeaba en la amargura, el pesimismo y el mal humor. Así, fue alejándose poco a poco de aquellos a los que afirmaba amar con todo el corazón.

4 Tienes el hoy, aprovéchalo al máximo

Trabaja hoy con lo que sí tienes. Plantéate salir adelante con todo aquello que tú sí puedes controlar: tu actitud, el amor que pones en cada tarea, la oración al buen Dios, para encomendarte a Su Providencia.

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Recuerda tus prioridades, y procura darles su lugar, en la locura de tus días.  Evita que los problemas sean un vampiro que te robe tu vida y el tiempo con los que tanto amas.

5 Recuerda hacia dónde caminas

Ayuda mucho también tener perspectiva. La fe ayuda mucho en este sentido.  Sí, tienes problemas, la salud empeora, el dinero no alcanza. Pero tú y los tuyos, están en las manos amorosas de Dios.  Él no te abandona.  No se mueve la hoja de un árbol sin que Él lo designe así.  No estás solo, ni estás perdido. El camino que recorres ha sido pensado para ti, y te llevará -si amas mientras lo recorres- a un cielo precioso y eterno.

Vivir esta realidad no significa quitar importancia a tus problemas, sino darles su justo peso.  La vida de hoy, por más real que nos parezca, es temporal.  El reto, siempre, es poner el mayor amor a cada cosa que vivimos. Como dice una bella frase: “al atardecer de nuestra vida, seremos juzgados por el amor“.

6 Coopera con lo inevitable

El autor Dale Carnegie nos invita a cooperar con lo inevitable.  Aceptar la realidad es un paso importante para poder actuar en ella.  Cuando nos sentimos ansiosos o preocupados, tendemos a evadir la realidad, escudándonos en el malestar propio de la situación.  Un paso maduro y valiente es aceptar el panorama que nos parece desolado de momento, y procurar vivir un día a la vez, con el mayor amor posible.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.