Guía práctica de autorregulación y autocuidado para niños

El autocuidado y la autorregulación se enseñan y aprenden en casa. No prives a tus hijos de estas oportunidades para desarrollar su resiliencia.

Emma E. Sánchez

Hablar de autocuidado y autorregulación para niños nunca había sido tan importante como hoy en día, sobre todo porque, como ahora ya lo sabemos, ellos también se estresan, sufren de ansiedad e inclusive pueden deprimirse.

Cuando hablamos de autorregulación, nos referimos a conocer y saber aplicar algunas maneras para identificar las emociones que aparecen y poder mantener la calma en momentos difíciles, y mantener la ansiedad a raya.

Como padres, podemos dar a nuestros hijos un regalo de vida enseñándoles a identificar lo que sienten, enunciarlo, y entonces hacer algo para poder controlarlo y evitar afectaciones.

Cuando un niño es capaz de hacer esto, le estamos ayudando para que pueda llegar a ser más resiliente en la vida.

Primero, las emociones

En el diario vivir, habla a tu hijo de las emociones. Por ejemplo, puedes decir: “ Lo que estás sintiendo es tristeza, eso sentimos cuando perdemos algo”. Cuando el niño puede ponerle nombre a lo que siente, podrá hablarlo y entonces hacer algo para cambiar o detenerlo.

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Recuerda diferenciar entre emociones y sentimientos

Las emociones son reacciones y son pasajeras o transitorias, duran poco y pueden ser muy intensas. Todos las conocemos y las experimentamos, no son sencillas y son muy importantes, porque un mal manejo de las emociones puede afectarnos y hasta enfermarnos.

Surgen en las regiones subcorticales del cerebro, la amígdala y las cortezas prefrontales, generando reacciones bioquímicas en todo el cuerpo y alteran el estado físico.

No hay emociones buenas o malas, todas son útiles, pues nos ayudan a adaptarnos y responder a las situaciones de la vida para sobrevivir.

Los sentimientos, por otro lado, son estados de ánimo, son la suma de la emoción y el pensamiento. Esto es, una emoción se transforma en sentimiento en la medida que somos conscientes de ella.

Un sentimiento es una experiencia emocional pues incluye una reacción fisiológica, por lo que los sentimientos duran más. En resumen, el sentimiento es la interpretación de una emoción y el significado que nuestra mente le da.

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Algunos especialistas dividen los sentimientos en positivos y negativos, por ejemplo un sentimiento positivo sería el amor y uno negativo sería la frustración.

¿Qué puede hacer nuestro hijo al experimentar un sentimiento negativo?

La respiración

Saber respirar ¡es un básico en la vida! Todos debemos aprender a respirar profundo ante alguna situación compleja o sorpresiva.

Cuando tu hijo esté tranquilo puedes enseñarle y practicar la “respiración de la abeja”.  Esta respiración se aprende y se practica cuando tú y tu hijo están tranquilos, cuando enfrenten una situación angustiante, estén enojados o tensos, bastará decir: “respiración de abeja”, y el niño podrá respirar, enfocarse y poco a poco relajarse.

¿Cómo se hace?

Sentados en un lugar tranquilo con los ojos cerrados, tapen los oídos con los dedos índices, luego inhalen profundo y mientras exhalan hagan el zumbido de una abeja. Este ejercicio sencillo se repite unas 4 o 5 veces. Verás lo efectivo que es.

Si tu hijo es sensible al sonido, puede hacer el siguiente ejercicio:

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“Respiración de la barriga”

Acostados en el piso, pongan la mano sobre la barriga o un muñeco de peluche, e inhalen. La barriga debe subir y bajar al exhalar. Se repite también 3 o 4 veces.

Otras estrategias para enfocarse y disminuir los pensamientos de ansiedad

Estas son estrategias que se aprenden en la calma y a las cuales se recurre en momentos difíciles para calmar la mente y controlar la ira, la frustración o ansiedad.

5 cosas que puedas ver y describir

Tu hijo buscará 5 objetos que pueda ver y describirlos con 5 palabras. Puede pensar en color, tamaño, peso, forma y algo particular que le llame la atención. Al hacerlo, no olvides recordar a tu hijo respirar cuando piensa y exhalar cuando habla.

5 cosas que puedas escuchar cerca de ti

Nuevamente, tu hijo pondrá su atención en buscar e identificar sonidos cerca de él y los irá mencionando. Estos ejercicios le ayudarán a enfocarse y evitar engancharse en sentimientos que le dañan.

Repetir una afirmación poderosa

Se trata de repetir una frase que le empodere, que es real y que puede ayudarnos a salir adelante en situaciones duras o estresantes.

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Piensa una frase especial para tus hijos, o inclusive una especial para cada uno de ellos, una frase familiar que puedas compartir y todos usar cuando se sientan afligidos o abrumados.

Pueden escribirla en sus cuadernos, un lápiz, su estuche de colores, en su recámara en un cuadro muy bonito. Los abuelos pueden inspirarte algunas de ellas.

Como ejemplo, puede ser:

“Yo hago siempre mi mejor esfuerzo”

“Sé que puedo lograrlo”

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“Soy un hijo amado de Dios”

“Mi familia me ama y siempre está conmigo”

Enseña y repite la frase con tus hijos siempre, en las buenas y en las malas, ayúdales a tenerla presente siempre y que en ella pueden encontrar consuelo e inspiración ¡muéstrales con tu ejemplo!

Caminar, hacer ejercicio

El movimiento, la actividad y el ejercicio, son excelentes estrategias para lograr la autorregulación. Estas actividades nos ayudan a respirar profundamente y por lo tanto, la sangre llega a nuestro cerebro y podemos pensar mejor.

Caminar al aire libre es de lo mejor, pero inclusive en un espacio cerrado pueden hacerlo. Caminar y hacer la respiración de la abeja ayuda mucho en momentos de mucha tensión o enojo.

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Girar y mecerse

Para niños que padecen sobrecarga sensorial, mecerse , balancearse o girar en una silla, una hamaca puede calmar su sistema nervioso.

Las pelotas de ejercicio, recostarse y girar en el piso o balancearse al ritmo de una música suave puede tener los mismos efectos positivos en los chicos.

Dibujar, pintar o colorear

El arte siempre será una manera de expresión y desahogo para los seres humanos. Nos ayuda a reflexionar, concentrarnos e inclusive entablar una conversación con nosotros mismos.

Nuevamente, esto se ejercita y se practica en los momentos de calma para luego echar mano de ellos en momentos complicados.

Puedes dar la indicación de dibujar lo que está en tu mente, dibujar lo que sientes, dibujar lo que pasó y luego explicarlo. Ahí se identifican las emociones o sentimientos y las posibles soluciones.

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Decimos posibles porque con frecuencia no se trata de resolver problemas sino de aprender a autorregularse y cuidar de nosotros mismos.

Dedicar unos momentos de calma al día para este tipo de ejercicios es abonar a la resiliencia de tu hijo a futuro.

¡Te los recomiendo de corazón!

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.