Hazle frente a tu adultez, a pesar de que te hayan robado la infancia

“Todo el mundo tiene un par de heridas dolorosas enterradas en su corazón, incluso son capaces de seguir adelante, con el tiempo se vuelven insensibles al dolor”. Kim Bok Joo

Erika Patricia Otero

Los niños son como cuadernos en limpio que están listos para que su historia empiece a ser dibujada en este. A veces, los dibujos son nítidos y coloridos, otras veces son trazos difusos que muestran leves formas; sin embargo, los que más generan impacto son aquellas manchas negras y grises que generan dolor y sufrimiento.

Estas manchas son causantes de sendos traumas emocionales que influyen a lo largo de la vida de una persona. Es acá cuando se puede decir que a alguien le robaron su niñez.

Son muchas las formas en las que esto puede ocurrir. Puede ser un adulto que fue abusado y maltratado; también los que sufrieron bullying. Se puede incluir los niños que fueron testigos de un madre o madre abusado; e incluso los niños que fueron abusados sexualmente. Sabrás que alguien vivió esto porque suele decir que no recuerda su niñez o que siente que esta pasó rápido.

La infancia como base de la vida entera

Es durante la infancia que todos construimos nuestra identidad, personalidad y carácter. Es también en esta época que se generan gran parte de los traumas que nos afectan durante toda la vida.

Cualquier evento que se considere “malo” por parte de otros niños o adultos, va a afectar negativamente a un niño.

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Como señalaba antes, el robo de la infancia se manifiesta de dos formas. En la primera, la persona siente que no tuvo niñez. La segunda se siente vacía, como si hubieran partes de su vida que no puede recordar y no sabe cómo explicarlo.

También explicaba anteriormente que hay muchas formas en las que se le roba la infancia a un niño. Desde el abuso sexual, que sea testigo del maltrato de uno de sus progenitores, el abandono y un largo etc.

Yo misma sufrí robo de mi infancia. Viví episodios que hoy día al recordarlos, duelen profundamente. Sin embargo, de muchos de esos eventos me hice consciente hasta hace poco tiempo. Cuando caí en cuenta de que lo que me había pasado no era normal, lloré mucho; recuerdo ese día hace casi dos años con cierto alivio y pesar.

Por mi experiencia puedo decir que lo que me ocurrió en mi infancia me marcó terriblemente. Soy consciente de esto porque cargo con las consecuencias de esas cicatrices en la manera en cómo me relaciono con las personas. Además, lidio a diario con ansiedad y ataques de pánico; malestares de tipo emocional que aprendí a tratar y con los que tuve que aprender a vivir.

Viviendo la adultez con media vida perdida

Si me preguntas, puedo decirte que recuerdo muchas cosas de mi infancia; sin embargo, para mí pasó muy rápido. Hay espacios vacíos que no puedo llenar, recuerdos horribles que deseo borrar.

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Cuando a una persona se le roba su infancia, su vida entera se ve afectada. La razón es que esos sucesos provocaron una ruptura en su equilibrio emocional.

Si una persona afirma no poder recordar cosas de cuando era pequeño, esto lo que hace es alterar su identidad.

La identidad se refiere al sentido que damos a nuestro propio ser único. Es lo que nos hace diferentes a los demás. Esta compuesta por valores y principios transmitidos por la familia o la cultura. Esto finalmente construye nuestra individualidad y sentido de pertenencia a un grupo, sociedad o familia.

Como puedes ver, no es que no tengamos una identidad propia, es que esta está resquebrajada por los abusos de los que fuimos víctimas.

A ver, tampoco es que no seamos capaces de salir adelante y lograr el éxito en la vida. La diferencia es que nos cuesta mucho más relacionarnos y sentir que pertenecemos a un lugar. Recordar cuesta y duele, pero siempre se puede seguir adelante.

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La dependencia emocional

Este es otro aspecto del robo de la infancia cuando la persona sufrió abandono de parte de sus padres. Es por esto que a muchos les cuesta estar solos o la transición de una ruptura sentimental. Siempre estará el miedo latente a que le abandonen.

La relaciones están marcadas por la desconfianza, los celos y el miedo al rechazo. También puede haber represión de emociones, rencor e incapacidad para siquiera considerar nombrar a quien le hizo daño. La persona también puede sufrir negación de lo que le pasó.

Sanar estas heridas puede tomar muchos años de trabajo personal e incluso terapia psicológica porque requiere mucha fuerza de voluntad.

Que una persona sea víctima de robo de la infancia es muy delicado. Le están quitando y quebrando las bases de la estructura de su personalidad e identidad. La responsabilidad recae en los adultos que le lastimaron porque creyeron que por ser niños no recordarían nada.

El trabajo terapéutico implica un proceso de auto-perdón para que la persona se dé cuenta que nada de lo que le pasó fue su culpa. Será mucho más simple de afrontar cuando el adulto ha aprendido a ser resiliente y sabe usar el dolor como mecanismo para superarse a sí mismo.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.