¿Idolatras a tus hijos? ¡Cuidado!, podrías ser un hiperpadre

¿Miedo a un futuro nefasto para tus hijos? ¿Sobreprotección? Descubre de qué se trata la hiperpaternidad, la nueva y terrible forma de malcriar a tus hijos.

Erika Otero Romero

Tener hijos es para muchas personas un auténtico regalo caído del cielo. Una bendición que viene cargada de amor y cuidados, pero también aprendizaje y responsabilidades que los padres asumen muy en serio. Sin embargo, existe una delgada línea entre la crianza responsable y su exageración; sí, porque una cosa es ser un padre o madre de diez y otra un padre o madre que haga de su hijo un completo inútil. Eva Millet llama a este fenómeno hiperpaternidad, y su libro (con el mismo nombre) lo explica de manera amplia.

Eva dice en su texto que si tú o alguna persona cercana a ti suele hacer casi todo por sus pequeños, en el fondo es un hiperpadre y que está destrozando la vida de ellos de manera potencial.

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¿Por qué es nocivo ser un híperpadre?

Porque es tu hijo, no una extensión tuya. Nadie te puede discutir que deseas lo mejor para él y que no sufra, en eso estamos de acuerdo; el problema real es que por evitar que tu hijo se esfuerce y enfrente el día a día estás haciendo de él alguien que no sabrá defenderse o vérselas por sí mismo en el futuro, estás formando una persona miedosa, dependiente e insegura.

Signos que hacen evidentes a los hiperpadres

  • Si en lugar de decir “Mi hijo mañana tiene un examen” dices “Mañana tenemos un examen”; es decir, hablas en plural y te incluyes en las tareas que tiene que hacer tu hijo.

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  • Te preocupa en exceso que tenga la mejor educación en la universidad más sobresaliente del país, aunque no tenga ni 3 años cumplidos.

  • Criticas la manera de enseñar de los maestros.

  • No le dejas tiempo para respirar entre actividades extra escolares, pero te parece mal o exagerado a sus fuerzas y capacidades asignarle tareas como recoger sus juguetes o tender su cama.

Pero, ¿de dónde procede la hiperpaternidad?

La situación surge debido a la incertidumbre laboral, la ansiedad y la competitividad propias de la vida moderna, en la que han tenido que vivir los hiperpadres. Hoy todo tiene que ser perfecto para muchas personas, pues quien no aspire al empleo mejor pagado, a la casa más lujosa, a la mejor educación, y muchas otras cosas más, no están capacitados para preparar a sus hijos para la vida adulta.

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Tres formas de evitar la hiperpaternidad

1. Deja que tu hijo sea él mismo, pero con límites sanos

Toda persona debe aprender de sus errores, no hay nada de malo en ello; pero lo que sí hace daño es evitar que tu hijo sufra y no se enfrente a su vida. Permite que él tome decisiones, nada más oriéntalo, asígnale deberes pero no lo sobrecargues, deja que sea niño y viva su infancia a plenitud.

2. Desapégate de manera sana

En otras palabras, déjalo ser. No le preguntes de manera constante cada detalle de su día, no hables de él como si fuera una parte de tu cuerpo; dicho de otra manera, cuando hables de algo que deba hacer, di él o ella y no nos: es la tarea del chiquillo, no “nuestra tarea”. Puede parecer extremo, pero deja que tenga una infancia más espontánea.

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3. La buena educación es primordial

Cuando a algunos padres se les pregunta si se preocupan por la educación de sus hijos, tienden a creer que la pregunta sólo se refiere al aspecto académico, pero resulta que no, que la educación incluye la enseñanza de valores, deberes, derechos y urbanidad, eso que sólo puede ser enseñado en casa desde que el niño empieza a andar. Decir “gracias” o “por favor” parece que ya está pasado de moda, mas no es así; que no lo enseñen a los niños es una falta de parte de los padres, no de las criaturas.

Por último, debo decirte esto: no temas ser un padre o una madre espontánea, no tengas miedo a equivocarte o a no poder proporcionarle a tu hijo todo lo que crees que necesita. En una buena crianza y educación lo que más necesita tu hijo es a ti y todo lo que puedas darle con prudencia, amor y respeto.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.