Inmigrante, dejar tu país natal es enfrentarte a una aventura agridulce

Para un inmigrante, la vida al lugar que llega es toda una aventura por descubrir y una nueva historia por crear.

Erika Patricia Otero

Como alguien que hace unos años dejó su país en busca de una nueva experiencia en su vida, puedo decir que emigrar es toda una aventura impredecible.

Cuando dejas tu país, una gran oleada de emociones te embargan. Es la expectativa combinada con la ansiedad y la tristeza. Cuando al final llegas a tu destino, la añoranza no se hace esperar. Adaptarse a una nueva vida en un lugar desconocido es un golpe de realidad que dura bastantes días.

Para los inmigrantes todo es nuevo y desconocido; nueva cultura, idioma (el español tiene variaciones en significado de palabras de país a país) y costumbres distintas. Todo es nuevo y esto ocasionará que la persona tenga miedo y añoranza. Sí, es toda una nueva aventura, pero es inevitable no enfrentarse a grandes desafíos que generan un “choque cultural”.

¿De qué se trata el choque cultural?

Se cree que la primera persona que usó este término fue el antropólogo Kalervo Oberg. En 1960 dio luz a una serie de estudios sobre el tema de la inmigración y adaptación. Llamó a este: Choque cultural: adaptación a nuevos entornos culturales.

El choque cultural hace referencia al impacto del cambio que ocurre cuando una persona deja su lugar de origen por uno que desconoce totalmente. Ese “golpe de realidad” genera ansiedad, sorpresa, desorientación, incertidumbre y confusión.

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Aparte de esto, la persona inmigrante tiene que enfrentarse a conocer nuevos sistemas de pago, idioma distinto, reglas de convivencia y hasta nuevas formas de comer, según al país que viajen. Esto, sumado a la soledad y la añoranza de sus familiares y su tierra generan sentimientos diversos y confusos en quien vive esa realidad. Esto se debe completamente al cambio y proceso de adaptación inminente por el que debe pasar el inmigrante.

La realidad es que la persona ve afectado su sentido de pertenencia y corre el riesgo de perder también su estabilidad emocional.

Etapas del choque cultural

Según algunas teorías sociológicas, el choque cultural se da por etapas. Es de resaltar que este no es algo estático, cada persona va a experimentarlo de forma diferente y experimentará las etapas en distinto orden.

Son 4 las etapas más comunes:

1 Luna de miel

Como ocurre con esa etapa al inicio de la unión marital, la persona se emociona por todo lo nuevo que le ofrece el país y la cultura; está maravillado con todo lo novedoso. Es debido a esto que hay una idealización de la nueva cultura.

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2 Negociación o etapa de angustia

Acá las grandes diferencias que se presentan hace que la persona sienta frustración. Todo empieza a hacerse desafiante. Como consecuencia de lo anterior, disfrutar de una vida cotidiana normal se le hace todo un reto.

3 Ajuste o etapa de orientación

La incomodidad de la etapa anterior ha ido disminuyendo. La persona empieza a adaptarse y a tener una vida más “normal” pues ya hay una familiarización con el nuevo lugar de residencia.

4 Adaptación

Finalmente la persona se ha adaptado al nuevo país y cultura. Se siente cómodo y confiado. Sigue amando su cultura y sabe hacer distinciones entre sus costumbres y las nuevas experiencias. Ya no siente malestar y es capaz de tener una vida funcional y completamente adaptada a la del lugar donde ahora vive.

Algo interesante de saber al respecto de este tema es que existe el choque cultural inverso; es decir, cuando la persona regresa a su país de origen, sufre una readaptación a su país y cultura.

Prepararse para el cambio y la adaptación es vital

Es un hecho que el choque cultural no se puede suprimir de la experiencia de la emigración. Pese a eso, lo que sí puede hacer la persona es reducir la intensidad del choque.

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¿Cómo lo hace? bueno, preparando distintas estrategias que le faciliten la adaptación a su próximo lugar de residencia. Aquí te enseñaremos algunas medidas que ayudarán a una adaptación rápida y no tan dolorosa al nuevo lugar de residencia.

Investiga todo lo que puedas sobre el nuevo lugar

En internet hay una gran cantidad de información sobre todos los países del mundo. Sea el país a donde tengas el propósito de mudarte, investiga un poco de su historia, cultura, costumbres sociales e incluso comida.

No te “cases” con lo que encuentres en internet porque toda persona cuenta su historia desde su perspectiva. Por ejemplo, Corea del sur es un país conservador e incluso tiene fama de xenófobo. Y sí, hay personas en extremo dispuestas a insultarte si vas vestida de una manera que los locales consideran vulgar, pero no es todo el mundo y hay muchos coreanos que les gusta hacer sentir a los extranjeros “como en casa”.

Solo manten la mente abierta y libre de prejuicios; te hará la vida más fácil.

Idioma

Este aspecto es bien interesante. Aunque el país al que viajes hable tu mismo idioma, debes tener cuidado con la jerga y el significado de distintas palabras. Por ejemplo: una palabra que en tu país es insignificante y nada grosera, en otro país puede ser muy malsonante.

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Ahora bien, si al país al que viajas tiene un idioma distinto, aprenderlo lo mejor que puedas aligerará tu estrés y mejorará tu adaptación.

Cuida tu salud mental y emocional

Ya que sabes que el viaje es inminente, parte de tu preparación debe estar enfocada en cuidar tu estabilidad mental y emocional.

Ya ubicado en tu nuevo lugar de residencia escucha lo que te dice tu cuerpo; es decir, si te sientes angustiado o nervioso, busca la manera de hablar con alguien que te sirve de escucha activa y desahogo al agobio. Verás como poco a poco las cosas irán mejorando.

Mantén una mente abierta

Como decíamos, no todo lo que lees en internet sobre el nuevo país al que irás será 100% apegado a la realidad. Entre más dispuesto estés a vivir nuevas experiencias, será mejor para ti porque estarás libre de prejuicios.

Todos los países del mundo tienen comidas y costumbres culturales distintos. Las personas en todas partes tienen principios y valores; muchos de estos chocarán contigo, pero no puedes reducir tu experiencia a esos aspectos o lo que dicen los demás.

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Disponte a probar nuevas comidas, a hacer nuevos amigos y a acogerte a reglas básicas de convivencia para no sentirte extraño en tu nuevo lugar de residencia.

Establece una conexión con la comunidad

Si hay festividades, celebraciones, disfrútalas y pasa un buen momento experimentando el nuevo lugar. Incluso, si tienes posibilidades, trata de hacer amigos locales.

Conserva tus intereses y aficiones

Un nuevo lugar no va a impedir que conserves las costumbres que tienes o que te sigan gustando los pasatiempos de antes.

Seguir con esos pequeños hábitos y gustos te ayudarán a conservar la estabilidad emocional y mental. Incluso, puedes adoptar nuevos pasatiempos; lo que importa es que trates de hacer cosas que te gustan y ayuden en el proceso de adaptación.

Deja que el tiempo actúe en ti

Somos seres humanos con una larga historia de migración y adaptación. Justo por eso, no hay nada que el tiempo no permita que cicatrices y a lo que nos adaptemos.

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Es cuestión de darte el tiempo suficiente para adaptarte, acostumbrarte y aprender cosas nuevas que cada día te sorprenderán más.

Lógicamente, van a haber cosas de tu nuevo lugar de residencia a las que posiblemente no aceptes jamás, pero ¿No te pasaba lo mismo en tu país natal? Por alguna razón decidiste aventurarte a un país desconocido. Solo ábrete a la nueva experiencia y sigue adelante.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.