Jamás debes pensar en la derrota

Aun cuando todo a tu alrededor indique lo contrario, jamás debes pensar que estás derrotado. La historia de Liverpool, que superó todas las adversidades en un sólo partido.

Arturo Leonardo

En el mundo del deporte existe una máxima, que es claramente aplicada a la vida: “Hasta el último minuto tiene sesenta segundos”. Es decir, ningún esfuerzo está de más y, mientras creas que eres capaz, ni siquiera el tiempo podrá contigo.

Con tantas noticias alarmantes, inseguridad e impuestos altos, parece que el sentimiento de desolación tiene cabida en cualquier persona. Sin embargo, siempre hay que recordar y honrar las dos fuerzas más poderosas del universo: el amor y la convicción. Con ellas trabajando de tu lado, nada, absolutamente nada, es imposible.

Una historia fantástica

Te contaré sobre una historia fantástica, un capítulo digno de película que se presentó en el futbol mundial, en el año del 2005. Esta historia ocurrió en la final de la Champions League, la competencia de clubes más cara y espectacular del mundo. En ella participan los equipos con mayor nivel: Barcelona, Real Madrid, Chelsea, Manchester United, Milán, Juventus, un puñado de históricos del balón.

Así pues, la final de la Champions en el año 2005 enfrentaba a dos titanes: el Milán italiano y el Liverpool inglés. Un platillo suculento para celebrar la final número cincuenta del torneo. El equipo de Italia llegaba como favorito debido a sus títulos europeos anteriores y su paso efectivo en la competencia.

No había pasado ni un minuto de juego cuando Paolo Maldini, Il Capitano, anotó el 1-0 a favor de Milán. Al minuto 39, Milán marcó el 2-0 y, tan sólo dos minutos despúes, Hernan Crespo marcaba el tercer gol contra el Liverpool. Al llegar el medio tiempo el 3-0 parecía ya una final sentenciada. Sin embargo, el Liverpool nunca bajo los brazos: Gerrard, su capitán, colocó el 1-3, Smicer el 2-3 y cuando faltaban tres minutos para terminar el partido, Alonso cobró con éxito un penal, con lo cual el partido estaba 3-3, ¡increíble!

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Llegaron los tiempos extras y ningún equipo anotaba gol. Los jugadores apenas podían correr, pero el espíritu por nunca entregar el partido pudo más. Entonces, el momento definitivo era una realidad: los penales. El Milán falló en tres ocasiones, la última de ellas definitiva, con lo cual el equipo de Liverpool consumó el llamado “Milagro de Estambul” (lugar donde se jugó el partido), y confirmó una vez más que “hasta el último minuto tiene sesenta segundos”.

Esfuérzate siempre, hasta el último segundo

Considera esto, ¿cuántas veces has bajado los brazos al pensar que ya no hay nada qué hacer? Date la oportunidad de intentar, por un minuto, algo diferente: leer otra página, hacer otra actividad laboral, aprovechar unos minutos con tu familia. A una persona con mentalidad ganadora, nada ni nadie le impide cumplir sus sueños.

Si te sientes derrotado, haz un esfuerzo y piensa que seguramente hay algo que no has intentado aún, alguna oportunidad que no habías vislumbrado. Te invito a que, justo cuando termines de leer este texto, te levantes, vayas hacia esa actividad que dejaste inconclusa porque pensaste que ya no valía la pena y la retomes. Fíjate esa meta y alcánzala. Escribe tu propio destino, tu historia fantástica. Recuerda que no hay edad para intentar cosas nuevas.

El motivador Les Brow tiene una frase que quiero compartir contigo y que quizá tu quieras, después, compartir con tu familia: “Muchos de nosotros no estamos viviendo nuestros sueños porque estamos viviendo nuestros miedos”. Sacúdete el temor y la “mañanitis” (no dejes las cosas para mañana: si no lo haces hoy, mañana tampoco lo harás).

Esfuérzate hasta el último segundo del último minuto. Construye, junto a tu familia, un equipo fantástico: uno que, como el de Liverpool, haga milagros cotidianos allí donde la adversidad se presente. Recuerda a ese equipo que en Estambul tenía todo para perder, pero creyó en la mínima posibilidad: esa opción que permite crear cosas fabulosas.

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Arturo Leonardo

Comunicador fanático de sus hijos a quienes les relata día a día sus aventuras de música y deportes, gusta de leer lo que se cruce en su camino, piensa que el acto más revolucionario que puede existir es el de reír.