La adicción al trabajo empaña la vida familiar

¿Tienes un esposo adicto al trabajo? La precariedad de los lazos familiares muchas veces encuentra respuesta en la adicción al trabajo de alguno de sus integrantes. ¿Quieres saber más? Te invito a leer este artículo.

Camila Ignacia Gómez González

Muchas personas tienden a confundir la responsabilidad en su trabajo con la adicción a él. Este trastorno hoy es más común de lo que pensamos. A fin de identificar a un posible “trabajólico”, fíjate en los siguientes detalles:

Considera el trabajo como el centro de su vida

Todos estamos de acuerdo en que trabajar es parte fundamental de la rutina diaria para poder sobrevivir, aportar a la sociedad, estar en vías de la autorrealización y porque gracias a él tenemos un sueldo que nos permite mantener un nivel de vida estable. El problema surge cuando no se concibe la vida sin la actividad laboral, dejando de lado a la propia familia por estar siempre ocupado con las diferentes responsabilidades del puesto que tenemos.

Se sienten más cómodos en el trabajo que con su familia

Esto sucede porque creen que la oficina es un lugar seguro, donde pueden controlar todo. En cambio, en su hogar, se encuentran con diferentes retos que escapan de sus manos y que no saben cómo hacer frente, precisamente porque no están con frecuencia en ella.

Narcisistas

Si bien es cierto que a todos nos gusta ser reconocidos por nuestros logros, ellos no conciben la idea de que no se les reconozca por cada una de las tareas llevadas a cabo con éxito.

Son personas muy activas

Por lo general buscan estar con sus mentes y manos ocupadas en algo; claro está que, en lugar de actividades familiares o de pareja, prefieren buscar alguna que esté relacionada con su profesión o trabajo.

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Laboran más de lo que se les pide

Siempre están exigiéndose más de la cuenta, les gusta imponer metas difíciles de alcanzar, sin darse cuenta de que ello los puede llevar a grandes frustraciones profesionales.

Perfeccionistas

No toleran que algo pueda salir mal, por lo tanto, no delegan responsabilidades a sus pares; prefieren hacer las cosas por sí mismos antes que correr el riesgo de que otro “meta la pata”, o bien se lleve los elogios por el éxito de la tarea emprendida.

Les importan poco los sentimientos de los demás a la hora de trabajar

Poco a poco comienzan a ver a sus pares como un factor que les ayuda a llegar a la meta propuesta, y no como personas con necesidades físicas y emocionales. Esto los lleva a ser poco humanos en el trato que les dan.

Aman competir

Esto lo hacen para triunfar y ser reconocidos siempre por su buen desempeño en el trabajo. Por lo mismo, prefieren iniciar tareas en solitario, pues si todo resulta bien tendrían que compartir los beneficios, cosa a la que un adicto al trabajo nunca va a estar dispuesto.

Nada les impide trabajar

Todos necesitamos descansar cuando nos enfermamos, pero debes saber que en este tipo de persona ni siquiera las enfermedades podrán detener sus ganas de ir al trabajo.

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Su autoestima es regulada por su desempeño laboral

Si las cosas les resultan bien en el trabajo se amarán más, se mirarán como personas exitosas y bellas. Pero si, por algún motivo, no resultan como ellos esperan, les es muy fácil deprimirse.

Experimentan elevados niveles de estrés

Descansan poco, por lo que las enfermedades gastrointestinales, cardiovasculares y psicológicas son más frecuentes en ellos.

El principal problema que enfrentan es su propia familia

Tener a alguien adicto al trabajo en la familia no es tarea fácil, porque las relaciones a nivel familiar se ven fuertemente deterioradas, dejan de comunicarse de forma adecuada y la escasa participación en actividades en el hogar crea lazos precarios que son difíciles de reparar.

Todos estos síntomas son señales a las que debemos estar atentos para prevenir que alguien de nuestra familia caiga en la adicción al trabajo; pero si tras leer te das cuenta de que tú o alguien más manifiesta varias de estas conductas, lo mejor que puedes hacer es replantear tus prioridades, sentarte con tu familia para decidir qué cosas son las más importantes para todos y ajustarte al mayor beneficio para la familia. Verás que lo material no es lo más importante. La comunicación familiar y especialmente con tu esposa es esencial para cambiar de estilo de vida. Si después de intentarlo varias veces sientes que no puedes vencer la tentación del trabajolismo, busca ayuda profesional para encontrar juntos una solución efectiva al problema.

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Camila Ignacia Gómez González

Camila, es Relacionadora Pública, con orientación en Marketing, actualmente reside en Villa Alemana, Chile. Es esposa y madre, y ama escribir para ayudar a fortalecer los lazos familiares.