La ansiedad ‘habla’ de formas diversas: descubre cómo se expresa en ti

"Ocultar o reprimir la ansiedad produce, de hecho, más ansiedad". Scott Stossel

Erika Patricia Otero

Viví con ansiedad por largos años en mi vida sin que esto me afectara significativamente. Es cierto que a veces no podía dormir y me costaba mucho concentrarme, pero podía lidiar con eso; sin embargo, a principios de este año todo empeoró.

Ocurrió de manera súbita, un día estaba bien y al otro empecé a sentirme muy mal. De la nada me sentí agobiada, nerviosa, como si hubiera algo a punto de atacarme. Las taquicardias eran insoportables, tenía que dejar de hacer lo que estaba haciendo para acurrucarme, abrazarme las piernas y comenzar a llorar.

Honestamente, creí que iba a morir; nunca me había sentido tan incapacitada en mi vida. Estuve en esas condiciones alrededor de dos semanas, día de por medio. Salí de ese episodio de mi vida con ayuda de medicina alternativa y paciencia, mucha paciencia.

¿Cómo saber si sufres ansiedad?

Créeme, en un principio es muy tentativo auto-diagnosticarte, pero esto solo puede lograrlo un profesional en salud mental.

Aun así, hay “pequeños detalles” que pueden salirse de lo común en la vida cotidiana. Por ejemplo: de la nada tienes la sensación de que algo va a pasar; no sabes ni cuando, ni qué o por qué, pero esa sensación está ahí. Eso te pone a la expectativa, nerviosa; y luego, de repente, solo desaparece.

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También ocurre que no puedes dormir, ocurre cada tanto. Te sientes nerviosa sin motivo aparente y surgen muchas preocupaciones. Todo esto sucede tan al azar que no eres capaz de unirlos y formar un gran todo.

Desde luego, la ansiedad es muy diferente en cada persona que la sufre. Lo que describo antes era lo que me sucedía a mí. Fue solo hasta que todos esos síntomas “estallaron” en conjunto que supe que sufría ansiedad. Tuve que ir al médico para un diagnostico exacto.

Síntomas típicos de ansiedad

Los más comunes que pueden presentarse:

-Sensación de nerviosismo, agitación o tensión.

-Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe.

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-Aumento del ritmo cardíaco.

-Respiración acelerada.

-Sudor.

-Temblores.

-Sensación de debilidad o cansancio.

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-Problemas para concentrarse.

-Insomnio.

-Problemas gastrointestinales.

-Tener dificultades para controlar las preocupaciones.

-Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad.

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Otros síntomas que jamás vincularías a la ansiedad

Responder con ira

Puede ocurrir que respondemos con mucha rabia ante la presión del exterior. No es algo que uno se piense; solo es una explosión de palabras que salen sin control y hieren a la persona a la que respondes.

No lo haces adrede, es solo que te sientes tan agobiado que es una manera de defenderte.

Subir la voz

Es una muestra de impotencia y defensa ante un “ataque”. Es algo involuntario y defensivo.

Incapacidad para decir lo que se piensa

Tienes tantas cosas en tu cabeza por decir, que a la hora de expresarlas solo salen en desorden. Al final, nada de lo que dijiste tiene que ver con lo que en realidad querías expresar.

Huir, aunque a veces sea solo a través del móvil

Cuando hay ansiedad siempre tienes esa necesidad de escapar, aunque no haya un ataque de ningún tipo. A veces podrás correr, pero en los casos en los que no, te “refugias” en tu teléfono móvil.

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Lo que buscas es una manera de distraerte de todo lo que está pasando a tu alrededor. No puedes huir, entonces te “escondes”.

Evitar hacer contacto visual

Mirar a los demás es una manera de intimidad; cuando tienes ansiedad lo último que desea es sentirte tan conectado con alguien. La razón es que es incómodo; sientes que tu espacio y tu vida están siendo invadidos, y esto te hace vulnerable.

Por lo general, este es un síntoma asociado a la ansiedad social. En este tipo de ansiedad no se desea tener contacto físico; no nos gusta ser tocados o abrazados de manera sorpresiva, es incómodo y molesto.

Vivir con ansiedad es posible

Como alguien que ha soportado esta condición desde hace tiempo, puedo decirles que se puede vivir con ella. Solo es cuestión de ir un día a la vez.

La manera como lo he logrado es a través de sencillos tratamientos de tipo holístico. En mi caso lo que hago es meditar de manera regular. No lo hago solo cuando estoy en las crisis, lo hago casi a diario.

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Puedes meditar con música o sin ella; el punto es que relajes tu cuerpo y logres desconectarte de todas tus preocupaciones diarias. También puedes usar aromas relajantes, ya se trate de que uses inciensos o humificadores de aromas terapéuticos.

También puedes salir a caminar a diario. No necesitas caminar kilómetros enteros, solo basta con que vayas a un parque y puedas dejar ir tus pensamientos. Eso si, asegúrate de respirar profundo, y al exhalar dejar que todos tus miedos se vayan. Va a costar un poco al principio, pero luego será mucho más fácil.

Cuándo buscar ayuda médica

-Sientes que te preocupas demasiado y que esto interfiere en todos los aspectos de tu vida.

-Te resulta complicado controlar tu miedo, preocupación o tu ansiedad y te causan mucho malestar.

-Te sientes deprimido.

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-Tienes problemas con el consumo de sustancias psicoactivas o alcohol.

-Crees que tu ansiedad podría estar vinculada a un problema de salud física.

-Tienes pensamientos o conductas suicidas.

Solo me queda decir que aceptar que tienes un problema de salud mental es vital para que aprendas a vivir con este. Busca ayuda siempre que sientas que te incapacita y tu vida podrá seguir adelante.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.