¿La apatía de tu hijo es permanente? No la dejes pasar, puede tratarse de algo grave

Estas señales se pueden confundir con la etapa de la adolescencia y tu hijo podría estar sufriendo depresión.

Adriana Acosta Bujan

Cuando los hijos se encuentran en plena etapa de la adolescencia los problemas que llegan a tener son más complejos; algunas veces son difíciles de detectar por los padres, puesto que se da por entendido que ellos solos pueden resolver sus conflictos y que no necesitan tanto el apoyo y guía de los padres.

Los cambios de humor, los conflictos en el hogar, las bajas calificaciones y la rebeldía, son algunos cambios normales que experimentan los adolescentes; por lo tanto, tratar de identificar los síntomas reales de una posible depresión puede pasar desapercibido.

Sin embargo, es de suma importancia conocer a profundidad las señales, para poder actuar a tiempo evitando consecuencias graves como el suicidio.

Un mal silencioso

La depresión no solamente es saber que una persona se siente triste, sino que es una enfermedad grave que afecta de manera física y mental, provocando deseos de alejarse de la familia, amigos, escuela, incluso puede causar ansiedad, perdida de sueño, alteraciones en el apetito y falta de interés por la vida; se entiende como una tristeza profunda, ya que es un trastorno emocional.

Por fortuna, la depresión cuando es detectada a tiempo, es tratable con medicamentos o terapias psicológicas.

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El trabajo de los padres

Existen ciertas conductas que están fuera de lo que podríamos llamar normal, como por ejemplo:

1 “La escuela es un fastidio”

Uno de los primeros indicios es cuando los adolescentes por ninguna causa justificada, comienzan a bajar sus promedios escolares; ya no entregan tareas o proyectos, llegan tarde al colegio, no cumplen con el reglamento, entre otras cosas.

Tal vez, tu hijo nunca ha sido una persona que saca excelentes calificaciones, y por ello, no puedas percibir esta señal a tiempo; sin embargo, el cambio será muy notorio y radical, ya que el descenso en su aprovechamiento será en casi todas sus asignaturas y no solo en algunas.

Por sentido común, cuando ellos comienzan a tener cambios en su rendimiento escolar, será porque algo no está bien. Puede ser que esté sufriendo de bullying, acoso, TDAH o consumiendo algún tipo de droga y eso le esté provocando una depresión.

Qué hacer

Por alguna razón los adolescentes siempre van a justificar sus bajas calificaciones, argumentando que los profesores son injustos y que no enseñan del todo bien (pues hay que buscar un culpable). Lo que pueden comenzar a hacer los padres, es aplicar la técnica de recompensa; se motiva al hijo a sacar mejores calificaciones a cambio de darle algo que desean o anhela tener.

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A la vez, es recomendable acercase con las autoridades del colegio para conocer a fondo el problema, ya que es importante conocer distintas versiones y perspectivas de los hechos.

Cuando el hijo no se motiva con la recompensa y no mejora sus promedios, entonces posiblemente podrá tener depresión, por lo que es fundamental tratarlo con un especialista de la salud para obtener un diagnostico asertivo.

2 “Me vale”

Es normal que los adolescentes tengan cambios emocionales repentinos y en ocasiones se muestren irritables, molestos y con ira, actuando siempre a la defensiva. Sin embargo, cuando estas conductas no disminuyen y son permanentes, e incluso observas que se mete en constantes problemas y líos, es una señal de que el adolescente está pasando por un problema que no ha podido resolver y es probable que esté deprimido.

Qué hacer

Descubrir las causas y el problema de raíz del porqué su irritabilidad es permanente, solo se puede hacer con una charla, donde exista un ambiente tranquilo y sobre todo que se de en confianza plena.

Sin embargo, cuando se trata de una depresión, será complicado que el adolescente comprenda con certeza qué es lo que le molesta, incluso puede argumentar que es todo lo que está a su alrededor, no tendrá claridad del origen de sus impulsos y emociones.

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Por lo tanto, se recomienda entablar una conversación franca y honesta, identificando las situaciones que le provocan su malestar y de una u otra manera evitarlas; también por supuesto buscar la guía de un especialista.

3 “No quiero hacer nada, me aburre, estoy cansado”

Cuando se trata de una depresión es común que los adolescentes pierdan fácilmente el interés por realizar actividades que les llamaban la atención. Ahora perderán la motivación repentinamente, argumentando que se aburren y que es una pérdida de tiempo; incluso que se encuentran fatigados. Eso provocará que la mayor parte del tiempo prefiera estar en su habitación sin hacer nada productivo.

Qué hacer

¡Sacúdete! ¡Actívate! La vida continúa y es maravillosa. Es normal que los adolescentes dejen de interesarse por algunas cosas, sin embargo, como padres debemos ayudarlos a descubrir y a explotar sus talentos y nuevas habilidades, para que encuentren una motivación.

En caso de rechazar la oferta de los padres, es posible que el adolescente esté pasando por una depresión; también se recomienda evaluar por los especialistas las causas de la fatiga, ya que puede tratarse de algún otro padecimiento.

4 “Soy rebelde ¿y qué?”

Es muy notorio que los adolescentes dejen de frecuentar a sus amistades como lo hacían anteriormente, además, realizarán actividades que impliquen riesgos peligrosos para su salud y estabilidad emocional (pueden autolesionarse); esos son indicios de padecer una posible depresión.

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Qué hacer

Estar súper atentos, no dejar a los adolescentes pasar mucho tiempo a solas, convivir con ellos, interesarse en sus cosas, y sobre todo brindarles mucho amor y cariño, para que se sientan amados, especiales, comprendidos y valiosos. Decirles frases motivadoras, que les incremente su autoestima, reconocer y celebrar sus logros, entre otras cosas.

5 “Me siento mal”

El cuerpo y la mente tienen una gran conexión; por lo tanto, muchas veces los adolescentes se quejarán continuamente de que se sienten mal, tendrán dolores de cabeza, en el estómago, mareos, náuseas etcétera.

Qué hacer

Definitivamente consultar con un especialista en la salud, para conocer cuál es el verdadero problema del malestar.

Es posible confundir las señales de una depresión en la adolescencia; sin embargo, si esa tristeza profunda y esos cambios conductuales son permanentes, pueden durar semanas, meses y hasta años. Por lo tanto, es importante estar muy atentos y ayudar a tiempo a los hijos; recuerda que esta enfermedad es tratable y curable. ¡No tomes riesgos!

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Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.