La lealtad, como un principio para vincularse con los demás

¿Qué tan leal eres a tus principios? A veces, es necesario seguir tu corazón.

Danitza Covarrubias

Uno de los grandes valores que se mencionan en la sociedad es la lealtad. Es uno de los conceptos en los que menos hacemos una revisión personal. A continuación te contaré por qué es importante.

Para iniciar, es importante definir qué es la lealtad y qué función tiene.

La lealtad se ha definido como el valor de cumplir las leyes de la fidelidad y honor. Cuando hablamos de lealtad, se refiere a la relación que se guarda ante un grupo social determinado. Incluso cumplir las leyes del país es hablar de esa lealtad ante nuestros compatriotas.

Si distinguimos que las leyes se modifican de país a país, podrán imaginar que, cuando hablamos de algo menor, las leyes también cambian de grupo social a grupo social.

Y si pensamos en el primer grupo social donde interactúa un ser humano, podemos también concebir que hay una lealtad a la familia. Esta lealtad primera asegura la supervivencia, al pertenecer al grupo que le sostendrá en los primeros momentos de vida.

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Las lealtades familiares no son algo que se nombre como tal, sin embargo, es bien sabido que cada familia tiene ciertos valores, normas, costumbres, y tradiciones. Al crecer en un seno familiar, muchas de estas son nombradas explícitamente.

De cierta manera pareciera una respuesta natural cómo absorbemos la forma de comportarnos en la familia, incluso qué rol tomamos en la dinámica familiar. Y es a veces parte de esto, la respuesta a cómo nos relacionamos con el mundo.

Otras lealtades están intrínsecas, y se convierten en lo que el autor Borzsomenyi-Nayi denomina lealtades invisiblesEstas lealtades invisibles tienen un efecto en todas nuestras relaciones interpersonales.

Con los amigos

Cuando comenzamos las relaciones con otros pares entramos en conflicto. Los valores que nos inculcan en la familia se ven tambaleados por los amigos. Nos invitan a hacer cosas que no siempre van en la dirección que nos indicaron. Aquí es donde inicia el mirar que hay otros valores en otros grupos.

Cuando niños, defendemos ante el mundo eso que nuestros padres nos dicen. Pero cuando crecemos, solemos sentirnos a veces entre la espada y la pared. Entre la posibilidad de pertenecer a cierto grupo, o el de seguir los lineamientos que nuestra familia nos dio. Comenzamos a saborear lo que es a veces romper con ciertas ideas. Especialmente en la adolescencia que buscamos emerger nuestra identidad. Probamos esas ideas, y probamos otras nuevas, buscándonos a nosotros mismos.

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Con la pareja

Cuando decidimos hacer formalmente una vida de pareja hay un obstáculo difícil de saltar. Ambos son leales a sus valores familiares de origen y se enfrentan el uno con el otro en la toma de decisiones. Este es uno de los grandes temas de pareja cuando hay fuertes diferencias. Es muy difícil para cada uno, en esto de “dejar a tu padre y a tu madre”, ir más allá de sus mandatos para poder crear con la nueva pareja nuevos mandatos como una nueva familia.

Con los hijos

Mucho de lo que nos pasa con la pareja tendrá efecto en los hijos. A veces no toleramos lo que repiten de su progenitor, precisamente porque rompe con los valores y lealtades de la familia de origen, porque no nos hemos puesto de acuerdo como pareja.

También en la búsqueda de los hijos de identidad propia, muchas veces cuestionan, y confrontan en este tema de los valores, creencias, mandatos que seguimos, muchas veces por amor ciego, por lealtad familiar. No es fácil ser confrontados, sobre todo porque a veces sólo seguimos ciertas creencias solo por amor a nuestra familia.

En nuestra relación con nosotros mismos

¿Cuántas veces no nos damos permiso para hacer algo, incluso para triunfar, por culpa de ciertas creencias familiares? Son creencias muy sutiles que ni siquiera podemos identificar a veces, pero que se convierten en un lazo que no nos deja avanzar. Algunos ejemplos:

-Cómo ser pareja: a veces tenemos aún la idea tradicional de pareja, donde la mujer sirve al hombre, y el hombre provee. Esta idea no está mal, sin embargo ante los nuevos paradigmas de equidad, suele ser un tema escabroso donde no nos atrevemos a crear algo nuevo.

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-Cómo ser padres: los padres antes no solían limpiar a los bebés, o bañarlos, y las madres no trabajaban. Ejercer la paternidad de manera diferente a veces nos hace sentir culpables ante nuestra familia de origen, a veces hasta extraños. Incluso nos negamos a hacer cosas pero no por rechazo, sino por no querer romper con una creencia o lealtad familiar.

-El éxito: a veces el tema de tener dinero, o una buena vida sensibiliza alguna cuestión familiar. A veces la familia dice que los ricos son ladrones o abusadores. ¿Cómo poder generar así abundancia si implica convertirse en alguien malo ante los ojos de nuestra familia? Y sin siquiera darnos cuenta o hacerlo consciente, nos negamos a gozar del éxito.

¿Cómo vincularse entonces?

Esto no quiere decir que debieras ser desleal y romper con todo. Sólo significa que puedas elegir, cómo ser leal y vincularte con tu familia de manera consciente.

Las lealtades son un tema a revisar y trabajar profundamente, en la historia familiar, en los dichos, en las repeticiones, pues es ahí donde nuestro corazón amoroso, sin darse cuenta, ciegamente, se enreda. Este enredo es el que muchas veces no nos deja avanzar a donde queremos llegar. Mucho menos imaginar llegar más allá.

Sé leal a ti mismo

Revisa todo lo que se dice tu familia en los temas en los que te sientes atorado, por ejemplo si sientes que no avanzas en el tema de dinero, o de pareja, revisa qué dicen tus amigos y tu familia en el tema.

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Una vez que lo revises, revisa cómo te sientes con lo que dicen, en qué de eso coincides, y qué de eso crees que sea un obstáculo para avanzar.

Estudia qué otras opciones de creencias hay. Elige la más sana para ti. Escríbela en lugares que te lo recuerden. Empieza a hacer cosas acordes a esas nuevas frases. Para que no sientas que eres desleal, comienza a vincularte con esas personas que creen lo contrario desde un lugar que elijas, desde creencias que son sanas y compartan, o desde cosas que hagan y los unan. De esta manera, refuerzas el vínculo desde un lugar sano, y al mismo tiempo sanas las creencias para poder avanzar.

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Danitza Covarrubias

Danitza es originaria de Guadalajara, Jalisco, en México. Licenciada en psicología y maestra en desarrollo transgeneracional sistémico, con certificación en psicología positiva, así como estudios en desarrollo humano, transpersonal y relacional. Psicoterapeuta, docente, escritora y madre de 3. Firme creyente que esta profesión es un estilo de vida.