La sabia virtud de saber administrar el tiempo

Aprender a administrar el tiempo, es esencial para vivir una vida fascinante; derrocharlo, por el contrario, es exponerse a una vida llena de estrés.

Marta Martínez Aguirre

“¡Cómo me gustaría… pero no me alcanza el tiempo para nada!”. ¿No has dicho esta frase alguna vez en tu vida? Pues, ¿sabes algo?, ese problema no lo tenían los griegos. Ellos tenían dos palabras para referirse al tiempo: Cronos y Kairós.

En su mitología, Cronos es el dios del tiempo real e inexorable, el que te lleva, sin que puedas evitarlo, a la muerte. Es el tiempo del reloj, el del tic-tac fastidioso, que avanza y no retrocede, el que te muestra las canas en el espejo, el de la agenda repleta, el que señala cantidad.

Kairós, en cambio, es el dios del tiempo interior de los hombres, el que señala calidad, el que hace la pausa y te invita a la celebración, al encuentro; es ese instante fugitivo que tienes que atrapar en el momento justo para aprovecharlo. En la Biblia se lee que Kairós es el tiempo de Dios, el tiempo de los sueños y del espíritu, el que te permite darle un significado a la vida.

En logoterapia le damos mucho valor al tiempo Kairós, porque nos invita a apelar a lo creativo, donde no hay medida y nos ayuda a darle sentido al Cronos. Yo le llamo “el tiempo de la pausa refrescante”, el que me permite atrapar en mis manos un espacio divino en la ajetreada cotidianidad. Veamos algunas estrategias para que puedas tener tu pausa refrescante y sientas que has aprovechado la jornada:

Saluda al silencio

Al despertarte no dejes que los pensamientos en las tareas te abrumen. Quédate en el silencio por diez minutos cada mañana: ora, medita o simplemente siente tu respiración, y luego siéntate a planear el día. El oxigenarte te permite tener la mente más clara y abierta a lo creativo.

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Analiza tus prioridades

Pregúntate cuáles son importantes y cuáles, urgentes; haz una lista y establece un plan semanal. Cada día será distinto: algunas veces limpiar la heladera podrá posponerse si es urgente hacerte el chequeo del pap, entonces al día siguiente aquello que has pospuesto ascenderá un lugar en la lista del día siguiente. Al término de la semana verás que has realizado tantas cosas como planeaste. También puedes optimizar las mañanas planeando la noche anterior.

Sé fiel al horario

Establece un horario para llevar adelante tus actividades, y dentro de este no hagas otras cosas. Utiliza las primeras horas del día para llevar a cabo aquellas que impliquen más tiempo y energía. Puedes decirle a tus amistades, familiares y conocidos, “De tal hora a tal hora no atiendo el teléfono”; puede que, al principio, se molesten, pero ayúdalos a que tomen en serio tus actividades.

Sé perfeccionista y selectiva

Es decir, no te desesperes porque todo quede reluciente o de maravilla; ponte expectativas razonables, no todo puede salir perfecto, determina qué cosas y cuántas quieres que sean perfectas y cuáles pueden quedar bien hechas. Siéntete feliz por ello, y no te quedes con culpa. No dejes que la perfección te vuelva obsesiva y dañe tu salud emocional.

Empieza a decir NO

Es necesario que aprendas a negarte a todo aquello que consuma de tu tiempo y que otra persona pueda llevar a cabo.

Podrías decir, “Mira, hoy no puedo, sería una locura ayudarte en eso, porque tengo ya bastantes responsabilidades, pero puedes contar conmigo mañana”. No asumas el rol de la mujer orquesta y querer tocar todos los instrumentos al mismo tiempo:

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Usa la regla de dos

Frente a dos tareas importantes del día pregúntate, “¿Cuál hago?”. Una vez que las hayas terminado, realiza la siguiente.

Haz algo útil en el trayecto

Camino al supermercado, al colegio de los niños o a la iglesia, puedes llevar la ropa a la tintorería y pasar por la biblioteca. Organiza en un plano de tu vecindario las trayectorias más acordes con los planes del día. Yo he ido al cine con las compras para el otro día; siempre hay butacas libres.

Descansa bien

Uno de los grandes problemas muchas veces es que te sientes agobiada y cansada. Si no dejas tiempo para dormir las horas necesarias, tu cuerpo tarde o temprano te reclamará descanso. Recuerdas el Salmo 4:8: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré”. Si bien cada persona es diferente, ocho horas son las que el organismo necesita para recuperarse del desgaste diario. El descanso asegura mejor concentración, mejores reflejos y más energía.

Cronos puede ser exigente e inexorable, pero Kairós te invita a salir de ti misma. No dejes que el reloj te envuelva en su discurso agitado, adminístralo para que tu vida sea fascinante.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: