La soledad es una oportunidad para crecer

Cuando eliges momentos de soledad, eliges la paz interna por encima del ruido externo.

Erika Patricia Otero

Muchas personas en el mundo le tienen miedo a la soledad; yo nunca he sabido qué se siente temerle. Quizás esto se deba a que soy alguien introvertida, y estar rodeada de personas drena mi energía.

Pero no todas las personas son como yo, hay quienes son muy sociales y les gusta ver a sus amigos y hacer nuevas relaciones sociales.

Ninguna de las dos formas de proceder es mala porque la personalidad de alguien es solo una forma de darle la cara al mundo.

Es cierto que los seres humanos somos sociales por naturaleza. Sí, muchas veces sentimos esa necesidad de salir y conocer gente o mantenerse en contacto con amigos y conocidos; sin embargo, también hay épocas de la vida donde sentimos la intensa necesidad de estar solos.

¿Por qué no hay que temer a la soledad?

Muchas personas tienen miedo a estar solos porque temen pasar tiempo consigo mismos. Es verdad que cuando estamos solos descubrimos aspectos que pensamos era mejor no haber descubierto nunca. Pese a esto, eso en si mismo no es malo. Al contrario, conocerte te ayuda a amarte y a cambiar esos aspectos que sientes, no te benefician como quisieras.

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Hay personas que sienten que la soledad no es buena. Es común escuchar a muchos “hacerle mala propaganda”. ¿Por qué sucede esto? Porque se tiene la errada creencia de que quienes están solos sufren. No, no se sufre estando en soledad cuando esta es una elección tuya.

La soledad es una grandiosa herramienta para lograr un efectivo e inmenso desarrollo personal.

Ventajas que tiene la soledad buscada

Puede ser que para muchas personas la soledad en sí represente un reto al que no se quieren enfrentar; la verdad es que tiene muchos beneficios. Por ejemplo: cuando una relación llega a su fin, es un error buscar a alguien más para “sanar el desamor”. En su lugar, lo recomendado es sanar antes de iniciar otra relación para no achacar a un tercero culpas con las que no debe lidiar.

Para sanar luego de una relación sentimental desastrosa, lo recomendado es darte tiempo para analizar lo que no funcionó bien. Eso requiere tiempo contigo mismo para curar las heridas emocionales causadas y superar esa mala relación.

Cuánto tiempo tome sanar, depende mucho de cada persona. A algunos les costará unos meses y a otros años. El punto importante acá es que solo tú sabes qué tienes que sanar y cuánto tiempo quieres dedicar a tu proceso.

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Pues bien, la soledad por elección propia tiene consigo los siguientes beneficios:

Libertad

Cuando estás sola no tienes que darle cuentas a nadie de lo que haces. Bien podrías pasar todo el día fuera de casa o dormir todo un fin de semana, y nadie tiene que pedirte cuentas.

Cuando tuve mi temporada sola para sanación, me gustaba mucho salir de paseo. Iba a cine, comía helado y estudiaba. Descubrí en esos tiempos mis fortalezas y también mis errores; además, me esforcé por hacerme fuerte, gentil y por amarme un poco más.

Autoconocimiento

Justo como lo señalaba en el punto anterior: en esos tiempos descubrí mis fortalezas y debilidades. Me di cuenta también que muchos defectos de los cuales se me acusaba no existían, que solo eran ofensas para lastimar e hicieron mucho daño.

Tuve que esforzarme por sanar y llegué a darme cuenta de lo deteriorada que estaba mi salud emocional y mental.

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En ese largo periodo de soledad, me hice amiga de mí misma. Me acepté con fortalezas y debilidades y cambié en mí lo que sabía no me beneficiaba. Aprendí a ponerme en primer lugar.

Fortalecimiento de la espiritualidad

No voy a mentir, mi conexión espiritual se hizo fuerte. La conexión espiritual o con Dios fue lo que me sostuvo cuando decidí tener un tiempo para mí.

A veces, la situación podía llegar a ser insostenible; no por la soledad como tal, sino porque podrían llegar ataques no buscados de cualquier parte.

En esos momentos aprendí a buscar paz interna, a hablar conmigo misma; me di cuenta que podía ser mi mejor amiga o mi peor enemiga.

Decidí estrechar lazos con mi parte positiva y entender la parte que no me satisfacía de mi misma. Soy ambas y logré reconciliarlas.

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Interacciones personales de calidad

Cuántas veces nos hemos dicho: “No tengo tiempo para ir a la nadar” o “¿Cómo me gustaría tener tiempo para hacer un taller de pintura?”. Bueno, cuando nos damos la oportunidad de vivir en soledad, hallamos momentos donde podemos dedicarnos a esos placeres.

Además, comienzas a valorar mucho las relaciones personales con gente valiosa. ¿Cuántas veces no has renegado de lo preocupada y sobreprotectora que es tu familia? Pues bien, cuando pasas tiempo solo aprendes a apreciar esos lazos.

Paz mental

La soledad trae consigo gratos momentos de silencio. También puedes disfrutar de momentos donde puedes escuchar tu respiración, el sonido de la lluvia o de la brisa a través de la ventana.

Cuando eso ocurre, tu mente halla paz y tus pensamientos bajan sus revoluciones. Todo ese tiempo es más placentero y disfrutable.

El peligro inminente de la soledad

Aunque parezca un subtítulo un tanto turbio, la realidad es que no es tanto así; sin embargo, debes tener cuidado porque aunque no lo creas, la soledad puede volverse adictiva.

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A veces, cuando se viven vidas estresadas, todo lo que deseas es silencio. Eso es lo que obtienes muchas veces cuando decides estar solo: paz.

Sabemos que tener pareja puede ser hermoso, pero complicado. Tenemos que reconocer que compartir vivienda puede ser divertido, pero puede haber conflictos. Pues bien, cuando decidimos estar solos, descubrimos ese aspecto agradable de la soledad: No tener problemas con nadie diferente a nosotros. Triste, pero cierto.

El punto es que también necesitamos relacionarnos con otros. Merecemos amar y disfrutar de la compañía de otros. Es entonces cuando puedes y debes poner en acción lo que aprendiste en soledad.

Saber mantener el equilibrio entre tus momentos sociales y tus momentos propios es lo ideal. Cuando sabes balancear ambos aspectos, es que logras relacionarte de manera efectiva, poner límites necesarios y darte el lugar que sabes que mereces en la vida tuya y la de los demás.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.