La última y nos vamos

Si crees que es normal ingerir alcohol de forma cotidiana, te invito a leer este artículo.

Yessica McGregor

¿Has escuchado la frase “la última y nos vamos”? Este dicho es muy común entre los jóvenes, y refleja el hecho de que beber alcohol se ha convertido en una parte cotidiana de nuestras vidas. Sin embargo el alcohol no debe ser un elemento esencial para amenizar las fiestas ya que puede ocasionar más daño del que te imaginas. En este artículo encontrarás algunos datos que probablemente no conozcas.

1. Una lenta destrucción

El alcohol es la droga más aceptada y utilizada alrededor del mundo, no obstante las estadísticas demuestran que el consumo excesivo de bebidas embriagantes daña a muchas personas. En primer lugar, provoca a futuro enfermedades hepáticas y cardiovasculares. En segundo lugar, un gran número de choques automovilísticos están relacionados con el consumo de alcohol. Incluso la Organización Mundial de la Salud reveló que al año se pierden aproximadamente 2 millones y medio de vidas por accidentes de tránsito alrededor del mundo.

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2. Consecuencias aparentemente inofensivas

Regularmente beber hace que las personas se sientan desinhibidas, felices y más sociables, pero el alcohol no debe ser utilizado como una sustancia que alegre y estimule el buen humor, ya que en realidad afecta completamente el equilibrio mental y físico de la persona.

Cuando alguien bebe alcohol en grandes cantidades, presenta síntomas físicos como dolores de cabeza y náuseas, sin embargo, no se puede imaginar todo el daño interno que se está ocasionando. Por ejemplo, la famosa resaca representa una severa deshidratación principalmente en el cerebro, sin mencionar que beber demasiado puede dañar tus relaciones personales y causar problemas psicológicos como ansiedad y depresión.

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3. No te confíes

Podrás pensar que estoy exagerando, que una copa no le hace daño a nadie. Sin embargo, un paso lleva a otro. Existe una delgada línea entre ser un bebedor social, que ingiere alcohol de forma habitual en las reuniones, a convertirse en un gran bebedor que ya ha desarrollado cierta tolerancia y necesita cada vez mayores cantidades de alcohol para conseguir los mismos efectos.

4. Más vale prevenir

Recuerda que no depende solo de la fuerza de voluntad, lo mejor que se puede hacer es prevenir identificando ciertas señales de alarma:

  • Investigar si existen antecedentes familiares de alcoholismo.

  • Identificar si se manifiestan señales como ansiedad o agresión en caso de dejar la bebida durante algún tiempo considerable.

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  • Llevar un registro de las ocasiones que se pierde el control después de ingerir bebidas alcohólicas y, si sucede periódicamente, es necesario pedir ayuda.

  • Reconocer si se presentan problemas laborales, familiares o personales por el abuso del alcohol o si se ingiere en momentos cotidianos como para desayunar, trabajar o para dormir.

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El alcohol está presente en la gran mayoría de asaltos, accidentes, violencia intrafamiliar, divorcios y pleitos. No se debe tomar a la ligera, ya que representa un problema serio, por lo que si identificaste a algún conocido o familiar con alguna de las señales anteriores es necesario que reflexionen y pidan ayuda. Recuerda que el alcoholismo es una enfermedad progresiva en la que la situación empeora, pero nunca se mejora.

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Yessica McGregor

Yessica es Licenciada en Ciencias de la Familia. Es orientadora familiar y actualmente se dedica a impartir cursos sobre temas de familia. Su vocación más profunda es ayudar a los demás. Contacto a través de Twitter: @YessicaMcGregor