Las personas infelices tienen estos 7 hábitos mentales

Ser feliz es una decisión que se toma de manera consiente. ¿Estás listo para tomar las riendas de tu vida?

Erika Patricia Otero

Todos estamos en búsqueda constante de la felicidad. Lo interesantes es que la felicidad como tal es un concepto diferente para todos. Es decir, lo que te hace feliz a ti, seguramente no me haga feliz a mí, y eso está bien.

La felicidad para algunas personas está representada en volverse alguien rico y famoso; sin embargo, para otras puede tratarse de tener paz mental. Algunas otras personas buscan su felicidad conformando una familia. Sea cual sea el objetivo que te otorgue felicidad, está bien.

Lograr la felicidad es el resultado de nuestros hábitos y la visión que tenemos de la vida. Si eres alguien honesto y disciplinado, con seguridad lograrás tus metas más rápido que si no lo eres. El camino hacia tus metas también está medido por la capacidad de estar enfocado en lo que deseas. Una persona dispersa, que va de un lado para otro dejando metas a medio lograr, pocas veces conseguirá su objetivo.

Ahora bien, lo interesante de esto es que el concepto de infelicidad si tiene un significado común. Todos sabemos que somos infelices cuando no logramos lo que nos proponemos.

Convivir con una persona que es infeliz es muy complicado. Se hace difícil relacionarse y trabajar en su compañía porque toman distancia de todo y todos. Lo peor, es que este estado te toma por sorpresa.

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La infelicidad, al igual que la felicidad, son el resultado de hábitos de pensamiento como de acción.

Con esto en cuenta, estos son los hábitos o costumbres que pueden conducirnos a un estado de infelicidad:

1 Culpar a otros de su fracaso

Asumir la responsabilidad de nuestros actos no solo es una señal de madurez, también lo es de conciencia.

Una persona infeliz no lo hace. Culpa a todos los demás de sus fracasos, y fallos; además, critican constantemente a otros atribuyéndoles una responsabilidad que no les corresponde.

Cuando se cambia esa perspectiva, la persona adquiere conciencia de sus errores y trabaja para lograr un cambio de actitud.

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2 Quejarse

Lastimosamente, este es un hábito en el que es bastante fácil caer. Quejarse es reconocerse una y otra vez en el papel de víctima. Es como si deseáramos que los demás nos tuvieran lastima por nuestra desgracia.

Lo que pasa cuando nos quejamos es que nos estamos enfocando en nuestros problemas. Esto, en lugar de sacarnos de las dificultades, nos hace esclavos de estas. Cuando una persona decide (porque todo es una decisión) dejar de quejarse, su vida empieza a cambiar.

¿Cómo dejar de quejarse? basta con estar atento. Si sientes que mientras hablas de un tema te ves tentado a quejarte para y llámate la atención. En tu mente di: ¡Cálmate!

También hay personas que llevan consigo un elástico en la muñeca de la mano. Cuando sienten el impulso de quejarse, dan un estirón pequeño y lo sueltan. Es doloroso, pero hace que seas consiente y te corrijas.

3 Percibirse como víctimas de la vida

Podemos elegir ser cocreadores de nuestro destino o víctimas de este. El problema es que es fácil verse como víctima cuando las cosas no salen como uno quiere o hay obstáculos.

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La solución es aprender a ver qué es lo que ese fracaso o ese obstáculo pretende enseñarnos. A veces, solo requerimos más entrega o cambiar un poco el curso del camino. Otras más, lo que debemos hacer de ese obstáculo un escalón que nos ayude a lograr la meta.

Es cuestión de cambiar la percepción de lo que te ocurre; es aprender a ver en esos impases, escaleras que te llevarán a tu propósito.

4 “Vivir en el futuro o el pasado” y perderse el presente

Personalmente es algo que me ha pasado. Hoy día me arrepiento de eso porque hay momentos de mi vida que me cuesta mucho recordar. El presente es un regalo precioso porque es el momento justo donde ponemos los cimientos de nuestro futuro.

Si lo piensas, el pasado es algo que ya no puedes cambiar, solo debes aceptarlo y aprender. El futuro es incierto. Con esto en mente, solo te queda tu presente y es acá donde eres directo responsable de construir o destruir; esa siempre será tu elección.

5 La excesiva competitividad

El mejor ejemplo que te puedo dar de una competitividad excesiva e infelicidad es Corea del sur.

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Corea del sur es reconocido como un país que en 70 años logró ser potencia mundial. Esto lo debe al esfuerzo mancomunado de sus habitantes; personas altamente competitivas y una cultura estricta. Todo “perfecto” hasta acá; sin embargo, esa competitividad hace que Corea tenga una elevada tasa de suicidios a nivel mundial: 26 de cada 100 mil personas se suicida anualmente.

¿Por qué? te preguntarás. Es bastante fácil: la gran mayoría de coreanos solo piensan en dinero, reputación, posición social y el qué dirán. Se les olvidó vivir sin importar lo que otros piensen y olvidaron divertirse.

Además, hay una increíble cantidad de presión sobre los jóvenes. Tanto los padres como la sociedad les exigen: Ingresar a una universidad prestigiosa, conseguir un buen empleo y casarse “bien”. ¿Qué es casarse bien para ellos?, pues con alguien que tenga dinero.

El problema crece, muchos padres eligen las parejas de sus hijos. Ahora, si el hijo es quien elige su pareja, esta debe ser aprobada por los padres; si no pasa “el filtro paterno” no importa qué tanto ames a esa persona, no podrás casarte. Desde luego, no todos lo hacen y son dueños de su destino. Sin embargo, si no hacen lo que se espera de ellos, son repudiados por su familia; para muchos coreanos no hay nada peor que eso.

Lógicamente, no todos lo hacen y siguen su camino, pero son muy pocos. Si a eso le sumas que muchos jóvenes no logran un buen empleo, por lo regular optan por quedarse solteros. Los que no soportan la presión social son los que ensanchan las listas de suicidios.

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¿Vale la pena vivir así? La verdad, no lo creo.

6 No se abren fácilmente a las personas

Para muchos es vital sentirse amados, aceptados y rodeados de personas. El problema es que por las experiencias pasadas, muchas personas no pueden confiar en otros. Para poder establecer relaciones tan íntimas es importante poder abrirse a los demás; quienes son más desconfiados les cuesta hacerlo.

No creo que alguien poco social sea infeliz. Lo que sí sabemos es que está más a la defensiva al momento de relacionarse; y estar alerta ante una posible traición, hace que te pierdas la diversión.

Solo me queda decir que ser feliz es una decisión que se toma de manera consiente. Y todos podemos lograrlo.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.