Le han mentido a tus hijos acerca del amor

Debido a los cambios bio-psico-sociales propios de la adolescencia, nuestros jóvenes resultan especialmente vulnerables a la presión social, a buscar aceptación y a seguir roles poco saludables. Aprendamos a acompañarlos en est

Pilar Ochoa Mendez

“Si quieres comunicarte con alguien distinto a ti, deberás aprender su idioma”. La frase aplica para negociaciones comerciales, relaciones de pareja, incluso para la educación de los hijos. Por eso, cuando tuve la oportunidad de trabajar con adolescentes, fue evidente para mí que debía comenzar a mirar sus series favoritas, leer los libros de moda y -lo más difícil-, escuchar su música favorita.

Durante ese año, la categoría de Súper Vendido (Best-Seller) la obtuvo una serie de libros sobre vampiros en la que, a diferencia de lo que habíamos conocido anteriormente, los vampiros podían volverse vegetarianos y su piel brillaba como mil diamantes al sol. Devoré los libros, escritos con un estilo ágil, de fácil lectura y abundante sensualidad. Mis alumnas se sorprendían cuando en clase de religión usaba ejemplos de los protagonistas y discutíamos juntas el estreno de la próxima adaptación cinematográfica.

Fue la mamá de una de ellas quien me ayudó a reflexionar acerca de los modelos a seguirpropuestos por el libro:

  • Una protagonista bellísima, pero que en el fondo siempre se había sentido el patito feo, tímida, torpe, sin una gran personalidad; eso sí, con un poderoso sentido de víctima.

  • El galán. Guapísimo, rico, seductor, con poderes sobrehumanos, en particular la habilidad de leer los pensamientos a todos, menos a su enamorada.

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Ella, con 17 años, las hormonas a tope y un novio que era la envidia de toda la escuela. Por las noches él entraba a su cuarto (por supuesto, a escondidas) para comenzar encendidas sesiones de besos. Todo terminaba ahí porque, según la historia, él tenía más de 500 años, lo que sin duda le otorgaba un autocontrol también sobrehumano.

Para mis alumnas, de 12 a 17 años, él era el hombre ideal: guapo, popular, seguro y locamente enamorado de la protagonista. Era, por supuesto, imposible comparar a los poco atractivos chicos de su edad -en plenos cambios de la adolescencia- con el guapo y maduro vampiro. Nuestra protagonista tenía una personalidad tan vacía, que cada una podía volcarse dentro del personaje y sentirse como la heroína del cuento.

En una época de desarrollo personal tan turbulenta como es la adolescencia, donde la autoridad moral de los padres ante sus hijos cambia dramáticamente, los modelos a seguir que adquieren los adolescentes resultan de vital importancia en su formación. En ellos ven ideales, metas a obtener y muchas veces los pasos a seguir para alcanzarlas. Como padres debemos poner toda nuestra atención en los roles propuestos a nuestros hijos e hijas, tomando en cuenta lo siguiente:

1. Personajes populares

La mayoría de los autores, actores, productores no definen los personajes que nuestros hijos ven de acuerdo a la bondad o maldad de sus actos, sino de acuerdo a la popularidad que éstos generarán entre su audiencia.

2. Sus “ídolos” cambian y crecen

Los personajes a quienes nuestros hijos admiraban hace unos años pueden haber cambiado, como aquella inocente cantante infantil quien, en aras de la popularidad, se despojó de su ropa y todos sus valores para alcanzar récords en ventas de discos.

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3. Nos necesitan

Aunque no nos busquen, aunque parezca que no nos escuchen, nuestros hijos nos necesitan más que nunca, necesitan que estemos pendientes de lo que ven, oyen y leen en los medios de comunicación.

4. Confianza en su inteligencia

Los adolescentes mucho más inteligentes de lo que creemos, a veces se necesita tan solo una pregunta para permitirles reflexionar acerca de los mensajes que verdaderamente transmiten sus personajes favoritos. Pregúntales, ¿qué opinas acerca de lo que dice la canción?, ¿estás de acuerdo o en desacuerdo?

5. Una guerra de amor

Los adolescentes necesitan pertenecer, sentirse aceptados. Demostrémosles de una y mil formas lo valiosos que son, lo mucho que les amamos, todo el tiempo. Richard Cohen, famoso terapeuta acostumbra repetir: “Esta es una guerra de amor, ganará quien ame más, durante más tiempo”.

6. Reglas en el uso de las pantallas

Vivimos en el tiempo de las pequeñas pantallas, cada vez es más difícil enterarnos de lo que hacen nuestros hijos, pues cada uno usa su Smartphone, tableta o televisión en su cuarto. Establezcamos reglas sencillas, claras y justas acerca del uso de la tecnología, hablando directamente acerca de qué contenidos son aceptables y cuáles definitivamente no lo son. Por ejemplo, compartir datos personales sensibles, contenidos sexualmente explícitos o pornográficos, contenidos violentos o incluso mensajes que puedan considerarse acoso cibernético.

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7. Disponibilidad e interés

Estemos disponibles, mostrando un genuino interés acerca del destino del atormentado héroe de moda. Hablemos acerca de los mensajes que éste transmite, escuchando con todo el amor y con nada de juicios lo que nuestros hijos deciden compartir.

Cada vez más, con ayuda de padres y maestros, nuestros hijos pueden aprender sobre el verdadero amor, tan distinto y tanto más hermoso que el presentado por el mejor de los libros. Ojalá, descubran ese amor de primera mano: en sus padres.

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Pilar Ochoa Mendez

Pilar es pedagoga, está convencida de que su forma de cambiar al mundo es a través de la familia y la educación. Le encanta leer, mirar televisión y una buena discusión, incluso cuando no gana.