Ley del hielo: cuando el maltrato se disfraza de paz

Puede parecer la venganza perfecta, pero lo único que provoca es la muerte del cariño.

Erika Patricia Otero

Las relaciones humanas son complicadas. Al ser tan distintos y venir de crianzas diferentes, relacionarnos equilibradamente es cuestión de responsabilidad emocional y voluntad.

Dicen por ahí que muestras quién eres realmente en momentos de dificultad; parcialmente de acuerdo. Cuando las cosas van bien en una pareja o una familia, no hay asomo de señales que evidencien violencia. Las cosas son completamente diferentes cuando se hace presente el conflicto. Es en esos momentos donde los peores rasgos de una persona se hacen notar.

No hay nada de malo en molestarse y que haya conflictos en una familia o pareja. De una forma u otra, los problemas pueden ser una fuente de crecimiento y fortalecimiento. Ahora, también hay personas que provocan que saquemos lo peor de nosotros, pero eso es falta de autocontrol; es toda nuestra responsabilidad.

El problema surge cuando las partes no saben resolver los conflictos. Hay muchas formas de resolver conflictos y muchas para destruir una relación. La diferencia es el camino que se elige.

Si las partes que se enfrentan saben comunicarse, podrán con buena voluntad resolver cualquier situación difícil. Sin embargo, siempre está en las manos de los involucrados la opción de esforzarse o no hacerlo.

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Aun así, hay personas que ejercen maltrato contra su pareja o miembro de la familia sin saberlo. Para ellos al no haber agresión física o palabras lesivas, no hay maltrato. ¡Error! el maltrato tiene muchos rostros y muchos de ellos se pasan desapercibidos.

¿Qué es la Ley del hielo?

Es muy posible que en algún momento te hayan aplicado o tu hayas aplicado la “ley del hielo“.

Es tan simple como ignorar a alguien luego de haber tenido un problema con esa persona. Simplemente pasas de ella, la ignoras y haces como si no existiera.

A lo largo de la vida me la aplicaron cientos de veces; y yo también lo he hecho. La pregunta real es ¿Quién no lo ha hecho? es una manera simple de “vengarte” por algo que alguien dijo o hizo y te ofendió.

El retiro de la palabra y de cualquier tipo de interacción puede durar de días, semanas o incluso meses.

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Ahora bien, si te aplicaron la ley del hielo sabes lo incómodo que uno se siente cuando somos los ignorados. Lo que empeora la situación es que aunque el castigo es efectivo; deteriora la relación a un punto que puede hacerla insalvable.

Consecuencias en las relaciones al aplicar la ley del hielo

Quien crea que este tipo de “reprimenda” no tiene consecuencias en cualquier relación afectiva, se equivoca.

La ley del hielo es un arma de doble filo. Puede ser que en primera instancia se logre el propósito de hacerle sentir a la persona con la que estás enojada tu molestia; sin embargo, con el paso del tiempo, pasa la factura. ¿Cómo?, te preguntarás. Y esta es la respuesta:

Muestra falta de respeto 

Una de las bases que dan cimientos a una relación humana es el respeto. Cuando eliges ignorar a tu pareja, a tu hijo a tu padre o a un amigo le estás mostrando que hacia él o ella sientes todo, menos respeto.

Es una falta de respeto porque no le estás dando el lugar que se merece. Sí, pueden estar enojados, pero para solucionar los problemas siempre hay mejores opciones que ignorar a quien se dice amar.

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Cuando optas por aplicar la ley del hielo lo que resalta es la poca capacidad para resolver problemas; además de una actitud tóxica que no lleva más que al deterioro de la relación.

Deteriora el amor propio y la confianza

Ser receptor de la ley del hielo te hace sentir impotente y frustrado; además de incapaz de saber cómo actuar. Lo peor es que sientes que tienes que rebajarte y suplicar perdón por algo que muchas veces ni tú eres responsable. Esto lo que hace es deteriorar la autoestima y confianza de la persona ignorada.

Afecta la convivencia

Convivir con alguien que ante cualquier inconveniente te ignora y pasa de ti como si fueras invisible hace mella en cualquier relación.

Con el tiempo la relación se deteriora a un punto que a la persona ignorada termina importándole poco si le ignoran o no. Se hizo un hábito esa manera de relacionarse, así que ya no hay dolor, si no desdén y distanciamiento.

Repercute en la felicidad y la armonía 

Se supone que tu casa es el lugar donde te refugias de toda situación complicada. Pese a eso, cuando la manera de “resolver los conflictos” es la ley del hielo, da lo mismo llegar o no llegar a casa.

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Cuando la manera común de relacionarse es ignorando a las personas con las que se convive, no hay tranquilidad; solo tristeza, vacío dolor e infelicidad.

Resolver problemas de convivencia es “fácil”

Te preguntarás por qué escribo la palabra fácil entre comillas. Pues bien, la razón es que hay que deshacerse del orgullo, y pocas personas están dispuestas a hacerlo.

La ley del hielo surge a consecuencia del orgullo excesivo sobre su autoconcepto. Quien lo aplica de una manera u otra se siente superior a su “contraparte”.

Es por eso que se niega a dar el primer paso para hablar del problema y hallar una solución. Ante sus ojos “si fue herido, debe ser recompensado de alguna manera”; por esto, no cede y no busca la manera de cortar con la ley del hielo. El resultado es que va a ignorar a su pareja, familiar o amigo hasta que este sea el que busque arreglar el problema.

Si lo que se desea es arreglar un problema, seas tú el detonante o el afectado, lo que se debe aprender es dejar la lucha de egos atrás. Esto se logra con voluntad y deseos de solucionar el problema.

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Si se ama a quien está contigo ¿Qué te impide dejar el orgullo atrás y buscar una reconciliación? Solo debes dominar tu orgullo y buscar la manera de hablar. Si lo haces, seguramente tu persona querida o familiar harán lo mismo que tú cuando se presente un problema.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.